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Era una tarde de otoño perfecta, el tipo de clima que a Victoria siempre le había encantado. El aire fresco, las hojas doradas cayendo suavemente al suelo y el cielo teñido de un azul suave. Llevaba semanas planificando ese día, cada detalle pensado con precisión. Había reservado entradas para el museo de arte contemporáneo, uno que sabía que a Feli le encantaría. Se imaginaba cómo sería caminar juntas entre las obras, intercambiando miradas y sonrisas, y en algún momento, encontrar el valor para confesarle lo que llevaba meses sintiendo. Estaba decidida a decirle la verdad: ya no podía seguir siendo solo su amiga, porque estaba enamorada de ella.
Con esa ilusión en el corazón, Victoria esperaba el mensaje de Feli para confirmar los detalles. Sin embargo, lo que recibió fue un balde de agua fría.
— Vicky, perdoname... hoy me surgió algo más importante y no voy a poder ir al museo. Sé que me habías invitado hace tiempo, pero no puedo. Lo siento mucho, nos vemos después. Te quiero. —
Victoria leyó el mensaje una y otra vez, sin poder asimilarlo de inmediato. *Algo más importante.* Esas palabras resonaban como una campana hueca en su cabeza. ¿Qué podría ser más importante que el día que habían planeado juntas? Su corazón, que había estado lleno de esperanza y nervios, ahora sentía un peso abrumador de decepción.
— Algo más importante... — repitió en voz baja, como si decirlo en voz alta le diera algún tipo de explicación.
Se quedó mirando la pantalla de su teléfono, intentando encontrarle sentido, pero todo parecía derrumbarse. Lo que más le dolía no era la cancelación en sí, sino la indiferencia con la que Feli lo había hecho. Como si ese día no significara nada. Como si todo lo que Victoria había sentido y guardado en silencio durante meses no tuviera importancia.
Con el corazón roto, Victoria decidió que no podía quedarse en casa. Se puso su chaqueta y salió al aire libre, buscando consuelo en el mundo exterior. Caminó sin rumbo hasta que llegó a su pequeño café favorito, un lugar tranquilo donde siempre encontraba paz. Pidió un café con leche y se sentó en una mesa apartada, cerca de la ventana, donde podía ver cómo las hojas seguían cayendo, ajenas a su tristeza.
Con las manos alrededor de la taza caliente, intentaba no llorar. Sentía que el mundo se desmoronaba bajo sus pies, y por más que intentaba no darle vueltas al asunto, su mente no dejaba de repetirse la misma pregunta: *¿Qué era tan importante como para que Feli le cancelara de esa forma?* Quería creer que había una razón válida, algo que explicara todo, pero en el fondo sabía que Feli estaba con Mariana. Lo sospechaba desde hacía un tiempo, aunque había tratado de no pensar demasiado en ello. Feli siempre había sido cercana a Mariana, pero últimamente, algo en su relación había cambiado. Y lo peor de todo era que Victoria había confiado en Mariana como su mejor amiga. Le había contado sus sentimientos por Feli, con la esperanza de que ella la entendiera y la apoyara.
