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Feli respiró hondo antes de cruzar las puertas de su nueva escuela. Era su primer día y, aunque intentaba mantener el ánimo, los nervios no la dejaban en paz. Con 17 años, empezaba de nuevo en un lugar donde casi todos ya tenían sus grupos de amigos consolidados. Durante las clases, pocas personas le dirigieron la palabra. Intentó sonreír, pero pronto la incomodidad la envolvió. Al final del día, su ánimo estaba por los suelos.
Al salir de la escuela, Feli se apoyó contra la verja y esperó. Sus pensamientos se perdieron en las horas incómodas del día hasta que el rugido de una moto llamó su atención. Ahí estaba Victoria, su novia, luciendo impecable con su cabello largo y rojo cobrizo ondeando al viento. Aparcó su moto, una máquina nueva y reluciente que atrajo las miradas de todos los presentes.
Victoria bajó con confianza, atrayendo suspiros y miradas, pero solo tenía ojos para Feli. Caminó hacia ella, y sin importarle los murmullos de los estudiantes alrededor, la tomó por la cintura y la besó suavemente.
—¿Lista, mi amor? —preguntó mientras le extendía un casco. Feli asintió, con un leve rubor en las mejillas, y tomó el casco mientras subía a la moto. Antes de arrancar, un pequeño grupo de estudiantes se acercó tímidamente.
—Victoria, ¿podemos tomar una foto contigo? —preguntaron, emocionados.
Victoria negó con una sonrisa amable. —Hoy no, vine a recoger a mi novia. Tal vez otro día.
El rostro de los estudiantes pasó de la emoción a la decepción, pero Victoria no les dio importancia. Aceleró la moto y se alejaron del bullicio de la escuela.
Pasaron el resto del día juntas en su lugar favorito: un parque con vista al lago. Sin embargo, Victoria notó algo extraño en Feli.
—¿Qué pasa, preciosa? Estás callada.
Feli suspiró, intentando contener las lágrimas. —Es que... nadie me habló en la escuela. Todos ya tienen sus amigos, y yo... me sentí tan sola.
Victoria la abrazó, besándole la frente con ternura. —No tienes que esforzarte por encajar con gente que no vale la pena, nena. Eres increíble, y quien no lo vea, no te merece.
Feli sonrió levemente, agradecida por las palabras de su novia.
Al día siguiente, la situación en la escuela dio un giro inesperado. Los rumores de que la famosa Young Miko había recogido a Feli comenzaron a circular. De pronto, todos querían hablar con ella. Sin embargo, Feli no se dejó llevar por la atención repentina. Les respondía con cortesía, pero sin profundizar, molesta por el interés superficial.
Fue entonces cuando vio a Mar, una vieja amiga que no veía desde hacía años. Mar la abrazó con entusiasmo, alegrándose de reencontrarse con ella.
—¡No puedo creer que estés aquí, Feli! —exclamó Mar.
Por primera vez, Feli sintió que pertenecía. Entre la amistad renovada con Mar y el amor incondicional de Victoria, su mundo comenzaba a brillar de nuevo. Durante los días siguientes, Feli se apoyó mucho en Mar. Su vieja amiga, con su energía contagiosa y sus recuerdos compartidos, se convirtió en un respiro genuino en medio de las miradas interesadas de los demás. Mar no parecía impresionada por el hecho de que Feli fuera la novia de Young Miko, y eso era justo lo que Feli necesitaba.
