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Feli y Victoria habían decidido hacer un stream juntas por primera vez. Era algo que los fans venían pidiendo desde hacía tiempo, y finalmente habían encontrado un momento en sus agendas para hacerlo realidad. El plan era simple: jugarían un juego de terror, y luego reaccionarían a algunos de los edits que los seguidores habían hecho de ellas. La emoción en el aire era palpable mientras ambas preparaban todo en la sala de su departamento.
—¿Lista para gritar, baby? —Victoria se burló mientras conectaba su micrófono y ajustaba la cámara.
Feli la miró con una mezcla de diversión y nerviosismo—. No sé si estoy lista para que la gente vea cómo me asusto con facilidad, pero bueno, por vos, todo.
Victoria se rió y se acercó para besarla suavemente en la frente—. Prometo protegerte de los fantasmas, ya sabés que soy buena en eso.
Feli sonrió y se sentó frente a la computadora, mientras Victoria tomaba asiento a su lado. Con todo listo, Feli dio inicio al stream.
—¡Hola, gente! —dijeron al unísono, provocando una oleada de mensajes en el chat, llenos de corazones y palabras de emoción.
Victoria se acomodó, pasando un brazo por detrás de la silla de Feli—. Hoy vamos a jugar un poco de terror. Bueno, Feli va a jugar y yo voy a mirar y reírme un rato. —Guiñó un ojo hacia la cámara, provocando risas entre los espectadores.
—¡Hey! —Feli le dio un leve codazo—. Vos también vas a jugar, no te hagás la que no.
—Bueno, bueno... —Victoria levantó las manos, rindiéndose—. Pero solo si no llorás al primer susto, ¿trato?
—Trato —respondió Feli, segura de sí misma, aunque por dentro sabía que probablemente no aguantaría mucho tiempo sin asustarse.
El juego comenzó y, como era de esperarse, los primeros minutos fueron tranquilos. Caminaban por una casa embrujada, buscando pistas y tratando de no caer en las trampas del juego. Victoria, a pesar de su actitud relajada, se notaba algo tensa, mientras que Feli intentaba mantenerse tranquila, aunque soltaba pequeños gritos cada vez que algo se movía inesperadamente en la pantalla.
De repente, un susto grande apareció en el juego: una figura fantasmagórica saltó frente a ellas con un grito espeluznante. Feli pegó un salto en su silla, dejando escapar un grito agudo mientras se aferraba al brazo de Victoria.
—¡Ay, la concha de la lora! —gritó Feli, escondiendo su rostro en el hombro de Victoria.
Victoria, por su parte, soltó una carcajada, aunque su rostro también había palidecido por la sorpresa—. ¡Dios, casi me caigo de la silla! —Se aferró a Feli y ambas empezaron a reírse, incapaces de contener la mezcla de susto y diversión.
