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Feli y Victoria estaban disfrutando una noche tranquila en la sala, viendo una de sus películas favoritas. El ambiente era cálido y acogedor, con mantas esparcidas por el sillón, y un bol de palomitas olvidado en la mesa de centro. Victoria estaba recostada, con su cabello largo y rojizo desparramado sobre el sillón, mientras Feli descansaba encima de ella, con la cabeza apoyada en su pecho. Las luces tenues del televisor iluminaban suavemente sus rostros, y el sonido de la película creaba una atmósfera relajante.
Victoria acariciaba lentamente el cabello de Feli, enredando sus dedos entre los mechones oscuros, mientras ambas se sumergían en el momento, disfrutando de la tranquilidad de estar juntas. De vez en cuando, Victoria le susurraba pequeños apodos a Feli.
—Mi nena linda —murmuraba suavemente, inclinándose para besar la cabeza de Feli—. Mami te ama.
Feli sonreía cada vez que la escuchaba. Le encantaban esos momentos de calma, donde no importaba nada más que ellas dos. Sin embargo, esa paz se vio interrumpida por el sonido del teléfono de Victoria vibrando sobre la mesa.
—Ah, espera un segundo, preciosa —dijo Victoria, estirando la mano para tomar el teléfono sin moverse demasiado, tratando de no alterar la comodidad de Feli.
El rostro de Victoria se iluminó un poco cuando vio la notificación. Feli levantó la cabeza con curiosidad, observando cómo el dedo de Victoria deslizaba la pantalla para ver el mensaje. Fue entonces cuando Feli lo vio: el nombre "Tini🤍" brillaba en la pantalla.
Feli no dijo nada, pero algo en su pecho se tensó. Victoria parecía despreocupada, como si fuera algo normal. Sin embargo, antes de que Feli pudiera procesarlo, el teléfono volvió a sonar, esta vez con una llamada entrante. De nuevo, "Tini🤍" apareció en la pantalla.
—¿Mami? —preguntó Feli, su voz un poco apagada, tratando de entender la situación.
Victoria sonrió, despreocupada, y aceptó la llamada.
—¡Hola, nena! —saludó Victoria con una voz dulce, que Feli reconocía perfectamente. Era el mismo tono que usaba cuando hablaba con ella.
Feli se quedó en silencio, su cabeza aún apoyada en el pecho de Victoria, pero esta vez su mente iba a mil por hora. Mientras escuchaba a Victoria hablar cariñosamente con "Tini", las palabras de su novia resonaban en su mente. "Nena", "mi amor", "preciosa". Eran los mismos apodos que le decía a ella, y ahora los usaba con otra persona. Feli sintió una punzada de inseguridad y celos crecer en su interior.
