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El prestigio de la escuela a la que asistían Victoria y Feli no era un secreto. Solo aquellos con mucho dinero o con un rendimiento académico excepcional lograban entrar. Victoria, hija de una de las familias más ricas, se movía por los pasillos con una seguridad que nadie más podía igualar. Era popular, rodeada de chicas que la idolatraban, y acostumbrada a ser el centro de atención. Feli, por otro lado, había ingresado con una beca. Siempre concentrada en sus estudios, era conocida por sus excelentes notas, pero pasaba desapercibida en el círculo social de Victoria.
Mientras Victoria se dedicaba a disfrutar de su popularidad y su vida despreocupada, Feli siempre estaba con la cabeza metida en sus libros. No había lugar en su vida para distracciones. Pero eso cambió el día que Victoria, en un giro inesperado del destino, necesitó su ayuda.
Una tarde, mientras Feli revisaba sus apuntes en la biblioteca, sintió una sombra a su lado. Al levantar la vista, sus ojos se encontraron con los de Victoria, esos ojos azules que parecían tener siempre un destello pícaro.
—¿Feli, no? —dijo Victoria, inclinándose hacia ella con una sonrisa confiada.
Feli, un poco desconcertada, asintió.
—Sí, soy yo. ¿Pasa algo?
—En realidad, sí. Necesito tu ayuda —respondió Victoria, con esa calma que solo ella podía manejar—. Estoy perdida con la materia de historia y escuché que vos sos la mejor de la clase. ¿Me ayudarías a estudiar?
Feli frunció el ceño, sorprendida. Sabía que Victoria era de esas personas que no solían pedir favores, y mucho menos académicos.
—¿Vos? ¿Estudiando? —preguntó Feli con un tono un poco irónico—. Pensé que eso no era lo tuyo.
Victoria se rió, su sonrisa ampliándose.
—Para sorpresa de muchos, también necesito aprobar —dijo, sentándose frente a Feli sin esperar respuesta—. Así que, ¿me ayudarías?
La seriedad de la solicitud hizo que Feli no pudiera negarse. No podía evitar pensar en cómo Victoria siempre parecía tener un truco bajo la manga, pero después de un suspiro, aceptó.
Pasaron la siguiente hora repasando fechas y eventos importantes, aunque Feli notaba que Victoria apenas prestaba atención. En cambio, Victoria se dedicaba a observarla de una forma que la ponía nerviosa. Su mirada era intensa, y cada vez que Feli trataba de enfocarse en las explicaciones, sentía cómo los ojos de Victoria se clavaban en ella.
