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Los años pasaron, y con ellos, Feli y Victoria siguieron caminos separados. El dolor de la traición nunca desapareció del todo para Feli, pero con el tiempo aprendió a convivir con él. A través de su círculo de amigos, oía ocasionalmente sobre Victoria, pero ninguna noticia removía tanto las heridas como el simple hecho de recordar lo que una vez compartieron.
Feli siguió su vida, enfocada en su carrera, en nuevas relaciones y en aprender a amarse a sí misma. Nunca dejó de pensar en cómo habrían sido las cosas si Victoria no hubiera cometido ese error, si la conexión que tenían no se hubiera roto. Pero también sabía que aferrarse al pasado no la ayudaría a seguir adelante.
Victoria, por su parte, vivió con el arrepentimiento constante. Después de perder a Feli, intentó sumergirse en su carrera, pero ninguna fama, éxito ni relación que tuviera llenaba el vacío que Feli había dejado. Durante años, se torturó pensando en lo que pudo haber hecho diferente, en cómo había destrozado algo tan valioso. Aunque había tenido otras relaciones, ninguna se acercaba al amor que había sentido por Feli. Era como si algo siempre faltara, una chispa que solo Feli podía encender.
Un día, casi por casualidad, sus caminos se cruzaron de nuevo. Era una tarde cualquiera en un evento artístico, una exhibición de fotografía que se había vuelto popular en la ciudad. Feli no sabía que Victoria estaría allí, y Victoria no tenía idea de que esa noche la volvería a ver.
Feli estaba conversando con un grupo de amigos cuando de repente sintió una presencia familiar. Se giró, y allí, al otro lado de la sala, estaba Victoria, observándola. El tiempo parecía haberse detenido por un instante. Ninguna de las dos se movió al principio, simplemente se miraron, como si el mundo alrededor de ellas desapareciera.
Victoria, visiblemente nerviosa, respiró hondo antes de atreverse a acercarse. Llevaba años pensando en ese momento, imaginando lo que diría si alguna vez volvía a tener a Feli frente a ella. Pero ahora, con Feli a pocos pasos, no encontraba las palabras.
—Feli... —empezó Victoria con la voz temblorosa, alzando la mirada con una mezcla de timidez y arrepentimiento—. No esperaba verte aquí.
Feli la miró en silencio, sin saber cómo reaccionar al principio. Había soñado muchas veces con este momento, preguntándose si algún día Victoria intentaría hablar con ella, pero nunca pensó que lo haría realmente.
