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Feli siempre había soñado con ser una bailarina reconocida. Desde pequeña, se había entregado al arte del baile con una pasión que pocos comprendían. Pero el camino hacia el éxito no siempre era sencillo, y a veces, el destino tenía maneras inesperadas de intervenir.
La familia de Feli, liderada por su madre, Mariana, era conocida por su influencia en el mundo de los negocios. Mariana, a pesar de su amor incondicional por su hija, tenía una visión clara para el futuro de la empresa familiar. Había firmado un contrato para fusionar su empresa con la de un artista famoso, Young Miko. El acuerdo estipulaba que, para sellar el trato, las herederas de ambas familias debían casarse.
Victoria, conocida en el mundo del entretenimiento como Young Miko, estaba acostumbrada a las exigencias de su carrera. Sin embargo, el matrimonio arreglado con una desconocida era un cambio drástico que nunca había anticipado. Su madre, Pilar, le había explicado que la fusión de empresas era crucial para el futuro de su carrera, pero el costo personal de este acuerdo parecía elevado.
El primer encuentro entre Victoria y Feli no fue nada menos que una colisión de voluntades. En una elegante sala de conferencias, ambas familias estaban presentes para oficializar el acuerdo. Feli y Victoria se miraron, casi desafiantes, como si intentaran medir la fortaleza de la otra.
—Así que, tú eres Young Miko —dijo Feli con frialdad, cruzando los brazos sobre su pecho.
—Y tú eres Feli —respondió Victoria, manteniendo una postura igualmente distante—. Supongo que estamos aquí por lo mismo.
El ambiente estaba cargado de tensión. Mariana y Pilar intercambiaron miradas, preocupadas por el desafío que enfrentaban sus hijas. A pesar de los esfuerzos de las madres por mantener la calma, era evidente que el matrimonio que estaban proponiendo no era del agrado de ninguna de las partes involucradas.
Durante el primer mes del matrimonio, la convivencia fue difícil. Feli y Victoria encontraron complicado adaptarse a la vida juntas. Las discusiones se volvieron comunes, ya fuera por la elección de la decoración del hogar, el horario de las comidas o incluso la música que se escuchaba en la casa. El contraste entre sus estilos de vida y sus personalidades parecía insuperable.
Una tarde, Feli llegó a casa después de una larga jornada en la escuela de danza, agotada pero decidida a continuar con su pasión. Al entrar en la cocina, vio a Victoria sentada en la mesa, revisando papeles y con una expresión cansada en el rostro.