Ansias: Parte 02

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El sol de la tarde se extendía suavemente por todo el campus, pintando el césped del campo de entrenamiento con un brillo dorado. Alastor caminaba junto a Vicent por los pasillos exteriores de la academia, siguiendo a su novio hacia las canchas donde siempre tenía sus prácticas. Aunque no participaba en deportes, Alastor disfrutaba de pasar tiempo en el lugar, observando desde las gradas mientras Vicent corría con sus compañeros de equipo.

Vicent se veía radiante con su uniforme deportivo: una camiseta ajustada de color rojo que realzaba sus hombros anchos y sus piernas fuertes y tonificadas. Alastor no podía evitar admirarlo de reojo, aunque se esforzaba por mantener una expresión neutral.

-¿Vienes a animarme de nuevo, Al? -preguntó Vicent con una sonrisa traviesa mientras caminaban por el pasillo.

-Bueno, sí... Pero no te acostumbres, -respondió Alastor con fingida indiferencia, escondiendo sus verdaderos sentimientos.

Vicent soltó una pequeña risa.

-Claro, claro. -Se inclinó ligeramente, bajando la voz hasta un tono casi susurrante-. Pero, dime... ¿de verdad vienes solo a verme entrenar? -preguntó, dejando que la pregunta flotara en el aire con una ligera insinuación.

Alastor frunció el ceño, girando hacia él.

-¿Qué otra razón podría tener? -respondió con aparente inocencia, aunque el rubor en sus mejillas comenzaba a traicionarlo.

-No sé... Quizá te gusta verme todo sudado y... sin aliento. -Los ojos verdes de Vicent brillaron con picardía al notar cómo el rostro de Alastor se ponía aún más rojo.

-¡V-Vicent! -exclamó Alastor, deteniéndose en seco mientras lo miraba con los ojos muy abiertos-. ¡Deja de decir esas cosas en voz alta!

-¿Por qué? -respondió Vicent, fingiendo confusión-. Nadie más está escuchando. Además... -se inclinó aún más cerca, lo suficiente como para que su aliento cálido rozara el cuello de Alastor-. Me gusta verte así, tan lindo cuando te sonrojas.

-¡N-No soy lindo! -protestó Alastor, llevándose las manos al rostro para cubrirse, pero solo logró que Vicent soltara otra carcajada suave.

-Claro que lo eres, -afirmó Vicent, enderezándose y dándole un golpecito juguetón en la frente con el dedo-. Pero no te preocupes, solo te lo diré a ti.

Alastor bajó las manos lentamente, mirando a su novio con una mezcla de irritación y timidez. Sabía que Vicent no hablaba en serio con esas bromas, pero cada vez que lo hacía, su corazón parecía acelerar de inmediato.

-Me vuelves loco a veces, -murmuró Alastor, desviando la mirada mientras trataba de recomponerse.

-¿Eso es algo bueno? -preguntó Vicent con una sonrisa torcida, y antes de que Alastor pudiera responder, le revolvió el cabello de nuevo, provocando que el chico hiciera un puchero adorable.

-¡No arruines mi cabello! -protestó Alastor, alejándose un poco y tratando de arreglarse los mechones revueltos.

-Lo siento, lo siento -se disculpó Vicent, alzando las manos en señal de paz, pero sin perder ese destello juguetón en la mirada-. Te ves lindo incluso cuando te enojas.

-Ya basta, -murmuró Alastor, cruzándose de brazos mientras trataba de ocultar la sonrisa que comenzaba a asomar en sus labios. Aun así, no pudo evitar que sus mejillas continuaran teñidas de un tono carmesí.

Finalmente, llegaron al campo de entrenamiento, y Alastor se dirigió hacia las gradas para tomar su lugar habitual. Se sentó en la segunda fila, desde donde tenía la mejor vista del campo -y de Vicent-. Este se giró hacia él antes de unirse a sus compañeros, lanzándole una última sonrisa encantadora.

-Oye, Al, -lo llamó suavemente.

-¿Sí? -respondió Alastor, inclinándose un poco hacia adelante.

-No te vayas a quedar dormido viéndome, ¿de acuerdo? -bromeó Vicent, guiñándole un ojo.

Alastor se quedó boquiabierto por un segundo antes de fruncir el ceño.

-¡Nunca me he quedado dormido! -exclamó, indignado.

-Eso dices tú, -dijo Vicent, antes de comenzar a alejarse hacia el centro del campo-. Pero a veces te ves tan aburrido ahí sentado...

-¡No te pongas a decir tonterías! -gritó Alastor, pero el chico ya se había ido, riendo entre dientes.

A medida que la práctica comenzaba y Vicent se movía por el campo con agilidad, Alastor no pudo evitar que su corazón se llenara de un sentimiento cálido. Era increíble lo bien que su novio lo conocía, cómo podía pasar de hacerle bromas traviesas a protegerlo con cada fibra de su ser.

Mientras observaba a Vicent entrenar, corriendo de un lado a otro, saltando para atrapar el balón y guiando a su equipo, Alastor se encontró pensando en todas las veces que Vicent lo había apoyado. Ya fuera con palabras o con acciones, Vicent siempre encontraba la manera de hacerle sentir especial.

Y aunque todavía se sentía un poco avergonzado por todas esas insinuaciones y bromas, en el fondo no cambiaría nada de lo que tenían. Después de todo, incluso cuando lo sacaba de quicio, sabía que Vicent lo hacía porque lo amaba... y porque le gustaba verlo ruborizado.

Sonriendo para sí mismo, Alastor dejó que la brisa fresca del campo disipara cualquier rastro de vergüenza. Estaba bien así, sentado en las gradas, con su corazón latiendo un poco más rápido de lo normal, y con la mirada fija en la única persona que había logrado hacerle sentir de esta manera tan única.

"Te odio cuando haces esas cosas", pensó con una sonrisa pequeña. "Pero también... te quiero por ser tú".

๋࣭  ⭑[𝒞𝑜𝓊𝓅𝓁𝑒 - 𝓈𝒽𝑜𝓇𝓉]  ๋࣭ ⭑ Radiostatic/StaticradioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora