Ansias: Parte 07

31 3 3
                                    

Alastor se quedó un rato en el baño después de que Lucifer se marchó, su mente dando vueltas con el caos de emociones que lo envolvían. Había rechazado a Lucifer, y en su lugar, se quedó sintiendo una mezcla de satisfacción y confusión. Lo único que sabía con certeza era que necesitaba regresar a clase y seguir con su día... pero se sentía tan cansado de todo.

Respiró hondo, mirándose en el espejo. Las ojeras bajo sus ojos eran más notorias de lo normal, y el rojo de sus mejillas no se debía a la vergüenza, sino al estrés. La última cosa que quería era lidiar con más confrontaciones. Se pasó las manos por el cabello, tratando de componerse antes de abrir la puerta y salir de ese baño que, por un breve momento, se había convertido en su refugio.

Giró la perilla lentamente y abrió la puerta, solo para encontrarse de frente con Vicent.

Alastor se congeló.

-¿Vicent...? -murmuró con sorpresa.

Vicent estaba allí, su expresión desesperada, con el ceño fruncido y el rostro tenso. Sin decir una palabra, empujó suavemente a Alastor de vuelta al baño y cerró la puerta tras ellos, echando el seguro. El sonido del cerrojo resonó en el silencio, haciendo eco en el pequeño espacio cerrado.

-¿Qué estás...? -Alastor comenzó a preguntar, pero las palabras se ahogaron en su garganta cuando Vicent se acercó de golpe y lo rodeó con sus brazos, apretándolo contra su pecho.

El abrazo fue inesperado. Alastor sintió la calidez de su novio a su alrededor y, por un momento, su mente se quedó en blanco. Sintió las manos de Vicent temblar ligeramente y, luego, algo húmedo empapando su hombro. ¿Estaba... llorando?

-Lo siento... -murmuró Vicent, su voz quebrándose.

Alastor se quedó paralizado. Había esperado otra discusión, tal vez más excusas, o que Vicent volviera a presionarlo. Pero en lugar de eso, su novio estaba... llorando. El pecho de Alastor se apretó, y lentamente levantó las manos, correspondiendo el abrazo con un toque suave, inseguro. Pudo sentir los latidos rápidos del corazón de Vicent bajo su palma.

-Lo siento tanto, Alastor... -repitió Vicent con la voz cargada de emoción-. Yo... no debí... No debí hacerte eso... No debí obligarte a nada... Me odio por lo que pasó.

-Vicent... -susurró Alastor, sintiéndose abrumado.

Vicent se aferró a él como si temiera que se desvaneciera en el aire. Sus hombros se sacudieron con cada respiración profunda, y el dolor en su voz era tan palpable que Alastor sintió una punzada de dolor en su propio pecho.

-Por favor, perdóname -dijo Vicent, su tono desgarrado-. Es que... es que estaba tan asustado... Valentino me dijo... Él... -Se interrumpió, sacudiendo la cabeza con furia-. Me dijo que alguien más estaba interesado en ti, que... que si no hacía algo, te perdería. Perdí la cabeza. Me asusté tanto, Alastor. Pensé que te ibas a ir, que... que alguien más te iba a... -Su voz se rompió de nuevo, y Alastor sintió cómo las lágrimas empapaban su camisa.

El desconcierto se convirtió en comprensión. Alastor sintió que su propio enojo se disolvía poco a poco, reemplazado por algo más suave, algo dolorosamente comprensivo. No era excusa, lo sabía. Nada justificaba lo que había pasado. Pero... entendía. Entendía ese miedo. Vicent había reaccionado mal, pero no por malicia.

-¿Te refieres a lo que te dijo Valentino? -preguntó Alastor, su voz apenas un susurro. Vicent asintió, sin levantar la cabeza de su hombro.

-Dijo que alguien... Lucifer Morningstar, un chico de último año, estaba interesado en ti. -Vicent alzó la vista, sus ojos verdes brillando con angustia-. Me lo dijo con esa maldita sonrisa en la cara, como si ya supiera que ibas a dejarme... como si yo no pudiera hacer nada para mantenerte a mi lado.

Alastor parpadeó, sorprendido. ¿Lucifer? Apenas había hablado con él un par de veces. Pero... no podía negar que el chico le había prestado más atención de la normal últimamente. Recordó la escena en el baño y cómo Lucifer le había preguntado si quería ir a comer juntos. ¿Era eso lo que había llevado a Vicent a actuar tan erráticamente?

-Vicent... -susurró Alastor, suavizando su expresión-. No voy a dejarte por alguien más. Eso nunca ha sido mi intención.

-Pero... ¿y si te cansas de esperar? -insistió Vicent, su voz temblando-. Yo... sé que no he sido paciente. Pero lo intento, de verdad. Te quiero tanto que me duele. Y cuando pensé que alguien más podría tener lo que yo no... me volví loco. -Bajó la cabeza, su agarre en Alastor aflojándose un poco-. Lo siento. Nunca debí presionarte así. No tienes que perdonarme, pero... no quiero perderte. No puedo perderte.

Alastor cerró los ojos un segundo, procesando todo. Aún sentía el dolor de lo que había sucedido, la incomodidad de que Vicent lo hubiera empujado tan lejos. Pero... también lo entendía. Había algo tan vulnerable en él ahora, tan diferente del Vicent seguro y arrogante de siempre, que su corazón se suavizó.

-Yo... me asusté mucho -admitió Alastor en voz baja-. Pensé que no te importaba lo que yo quería. Que... que solo te importaba lo que tú querías. -Vicent lo miró con horror, sacudiendo la cabeza frenéticamente.

-¡No! ¡Claro que no! Tú eres lo único que me importa, Alastor. Tú y solo tú... Yo... -Respiró hondo, tomando la cara de Alastor con ambas manos, sus ojos reflejando un dolor sincero-. Prometo que nunca volveré a hacer algo así. Si me dices que no, es no. Si me dices que pare, pararé. Lo juro. Por favor... dame otra oportunidad.

Hubo un largo silencio entre ellos, roto solo por la respiración agitada de Vicent y el leve tic-tac del reloj del baño.

-Prometamos... hablar más las cosas. Comunicarnos. -Alastor tragó saliva, sintiendo la tensión dejar su cuerpo poco a poco-. Si algo te preocupa, si alguien dice algo... háblamelo. No quiero que esto vuelva a pasar.

Vicent asintió rápidamente, su agarre en Alastor aún firme pero gentil.

-Te lo prometo. De ahora en adelante, lo hablaré todo contigo. No más secretos, no más malentendidos. -Sus ojos brillaron con un toque de esperanza-. ¿Puedo... puedo besarte?

La pregunta fue tan suave, tan llena de respeto y cuidado, que el corazón de Alastor dio un vuelco. Asintió lentamente, y cuando Vicent se inclinó, sus labios se encontraron en un beso tierno, dulce, sin la urgencia ni la desesperación de antes. Era un beso de disculpas, de promesas renovadas. Un beso que hablaba de cicatrices sanando y de un nuevo comienzo.

Cuando se separaron, Vicent lo miró con adoración, con gratitud.

-Te quiero, Alastor. Y nunca dejaré que nada, ni nadie, nos separe. Lo prometo.

Alastor esbozó una pequeña sonrisa, asintiendo mientras se abrazaban una vez más.

-Yo también te quiero, Vicent. Solo... recuerda, si algo te preocupa, habla conmigo, ¿de acuerdo?

Vicent asintió fervientemente, y por primera vez en todo el día, Alastor se sintió... en paz.

๋࣭  ⭑[𝒞𝑜𝓊𝓅𝓁𝑒 - 𝓈𝒽𝑜𝓇𝓉]  ๋࣭ ⭑ Radiostatic/StaticradioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora