Puf: Parte 01

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Alastor se encontraba en su habitación, un lugar acogedor con un toque de elegancia vintage. Las cortinas de terciopelo rojo ondeaban suavemente al ritmo de la brisa que entraba por la ventana entreabierta, y una lámpara con pantalla de encaje proyectaba patrones intrincados en las paredes. Justo en el centro de la estancia había algo nuevo: un puf grande y mullido, con un color vino tinto que encajaba perfectamente con el resto de la decoración.

Sonriendo con satisfacción, Alastor se acercó al puf y acarició la suave superficie antes de dejarse caer en él, sintiendo cómo la tela se amoldaba a su cuerpo y lo envolvía en un abrazo cómodo y reconfortante. Cerró los ojos, dejando escapar un suspiro de relajación mientras se acomodaba para probar su nueva adquisición. Se imaginaba largas noches de lectura y descanso ahí, disfrutando de la tranquilidad.

De repente, un leve crujido desde la ventana lo sacó de su ensoñación. Alzó la mirada, parpadeando con sorpresa y curiosidad, solo para encontrarse con una figura oscura trepando por el marco de la ventana con movimientos ágiles y decididos.

-¿Qué diabl...? -empezó a decir Alastor, pero sus palabras quedaron atrapadas en su garganta al reconocer la silueta familiar que, con un salto ágil, aterrizó dentro de su cuarto.

-¿Vicent? -murmuró, desconcertado.

El joven de cabello desordenado y mirada atrevida se irguió frente a él, sacudiéndose el polvo de los hombros como si fuera lo más normal del mundo haber irrumpido por la ventana. Sus ojos dorados brillaban con esa chispa de picardía que siempre lo caracterizaba, y su sonrisa ladeada hacía que pareciera que acababa de ganar una pequeña travesura.

-¡Sorpresa! -anunció Vicent con los brazos extendidos, como si esperara un aplauso por su entrada.

-¿Sorpresa? -repitió Alastor, completamente perplejo, mientras se incorporaba en el puf, tratando de procesar la escena. Vicent estaba en su cuarto. Vicent, quien había sido vetado de su casa hace meses. ¿Y ahora estaba ahí, frente a él, habiendo entrado por la ventana?

-Pero... ¿qué haces aquí? -Alastor balbuceó, todavía incrédulo. Se levantó del puf lentamente, como si un movimiento brusco fuera a hacer que Vicent desapareciera de nuevo como un espejismo.

-¿Qué, no puedo venir a visitar a mi novio? -preguntó Vicent con una sonrisa despreocupada, mientras se acercaba a Alastor y lo miraba de arriba abajo, como evaluando si su chico seguía igual de encantador que siempre. Al ver la expresión atónita de Alastor, soltó una carcajada suave. -Relájate, amor. No es como si me hubiera escapado... bueno, no del todo.

-¿No del todo? -Alastor lo miró con los ojos entrecerrados, una mezcla de incredulidad y diversión comenzando a asomar en su rostro. -Vicent, esto no es una visita normal. ¡Entraste por la ventana! Podrías haberte lastimado o peor... ¿y si alguien te vio?

-Nadie me vio. Soy un maestro del sigilo, cariño. -Vicent hizo una reverencia teatral y luego caminó hacia el puf, dejándose caer pesadamente a su lado, como si aquel asiento mullido fuera lo más cómodo que hubiera sentido en años. -Además, tú dejaste la ventana abierta, así que pensé que era una invitación.

Alastor lo miró por un momento, con el ceño fruncido, pero luego simplemente dejó escapar una risa, sacudiendo la cabeza. -Eres increíble... y completamente irresponsable.

-¿Por qué? ¿Porque no respeté las órdenes de mis padres y vine a verte de todas formas? -Vicent lo miró con una expresión traviesa, sus ojos fijos en Alastor. -Al, me moría de ganas de verte. No puedo pasar ni un día más sin estar contigo. Además, ¿no crees que este puf está pidiendo a gritos que lo probemos juntos?

-¡Vicent! -exclamó Alastor, las mejillas encendiéndose de inmediato. Se cruzó de brazos, mirándolo con reproche, pero no podía evitar que sus labios se curvaran en una sonrisa a pesar de sí mismo. -Esto no está bien. Si te descubren, las cosas se pondrán muy complicadas para nosotros.

Vicent suspiró y se incorporó un poco, estirando la mano para tomar la de Alastor. -No me importa, Al. No me importa lo que digan mis padres ni nadie más. Te extraño demasiado y quería verte... Y si eso significa tener que escabullirme como un ladrón en la noche, entonces lo haré. Una y otra vez, hasta que me dejen estar contigo.

El corazón de Alastor dio un vuelco ante la sinceridad en los ojos de Vicent. Aunque su novio solía ser un bromista y un chico rebelde, podía ver el brillo de seriedad y determinación en su mirada. Tomó una respiración profunda y luego, muy lentamente, se dejó caer de nuevo en el puf, esta vez a su lado.

-De acuerdo, pero... -comenzó a decir, sin poder evitar una sonrisa. -La próxima vez, al menos avísame antes de hacer algo tan loco como entrar por la ventana.

Vicent rió con suavidad y lo rodeó con un brazo, acercándolo más a él. -Sí, señor. Te enviaré una nota la próxima vez.

-Eso sería de gran ayuda, gracias -murmuró Alastor, cerrando los ojos por un momento mientras apoyaba la cabeza en el hombro de Vicent, dejándose envolver por su presencia y el cálido aroma que tanto extrañaba.

Por mucho que supiera que esto era una locura y que sus padres estarían furiosos si se enteraban... tener a Vicent ahí, cerca de él, después de tanto tiempo, hacía que todo el peligro valiera la pena.

-Bienvenido a casa... -susurró, su voz apenas un murmullo, y pudo sentir a Vicent sonreír contra su cabello.

-Siempre es un placer volver, amor.

Y así, entre susurros y risas suaves, los dos se quedaron acurrucados en el nuevo y cómodo puf, disfrutando de un momento robado que parecía demasiado perfecto para ser real.

๋࣭  ⭑[𝒞𝑜𝓊𝓅𝓁𝑒 - 𝓈𝒽𝑜𝓇𝓉]  ๋࣭ ⭑ Radiostatic/StaticradioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora