Fiebre: Parte 02

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El cuarto se llenaba del suave aroma de las flores que Vicent había traído, impregnando el aire con un toque de naturaleza que contrastaba con la oscura y ordenada decoración de la habitación de Alastor. El relicario descansaba aún entre sus manos temblorosas, mientras observaba con detenimiento cada detalle del pequeño grabado y la foto en su interior. Sentía un extraño nudo en el pecho, una mezcla de alegría y nostalgia, al ver sus sonrisas capturadas en un instante que ahora se sentía como un tesoro.

Mientras tanto, Vicent, con una sonrisa satisfecha en los labios, se movía con soltura por la habitación, arreglando las flores en un vaso vacío que encontró en una esquina de la mesita de noche. Después, con una curiosidad juguetona, comenzó a recorrer la mirada por cada rincón del cuarto, como si tratara de entender mejor el entorno de su pareja. Sus ojos se detenían en los libros alineados en la estantería, en las fotos enmarcadas y en cada detalle que reflejaba la personalidad de Alastor: ordenado, pulcro, pero con un toque de caos aquí y allá que delataba su mente siempre activa.

Vicent se dirigió con paso lento hacia el gran ropero de madera oscura que dominaba la pared opuesta a la cama. Era un mueble imponente, con puertas que casi llegaban al techo, como si guardara algo misterioso detrás de su superficie pulida. Alastor, que seguía observando a su novio con el relicario aún en las manos, frunció el ceño al verlo acercarse.

-¿Qué estás haciendo...? -murmuró, su voz todavía débil por la fiebre, pero con una chispa de alarma que Vicent no pudo pasar por alto.

-Solo echando un vistazo -respondió Vicent con despreocupación, lanzándole una mirada inocente por encima del hombro.

-¡No! -exclamó Alastor, un poco más alto de lo que pretendía, y en un arrebato impulsivo, tomó la almohada a su lado y la lanzó con la poca fuerza que tenía hacia Vicent, quien la atrapó fácilmente en el aire, riendo divertido.

-Oh, vamos, amor, no me digas que escondes algo aquí dentro... -Vicent arqueó una ceja y puso la mano en la manija de una de las puertas del ropero, como si estuviera a punto de abrirla.

Los ojos de Alastor se abrieron con pánico, sus mejillas encendiéndose de inmediato con un rubor furioso. Se enderezó en la cama con esfuerzo, pero el mareo lo obligó a caer de nuevo sobre la almohada restante. Apretó los dientes, sintiendo que su temperatura subía no solo por la fiebre, sino por la vergüenza y la irritación que le recorría la piel.

-¡No te atrevas a abrir eso! -espetó, su tono intentando sonar firme, pero saliendo más como un quejido exasperado.

Vicent se giró para mirarlo con esa expresión de niño travieso que tanto exasperaba a Alastor y que, al mismo tiempo, le encantaba en secreto. Lentamente, giró la manija del ropero, haciendo un movimiento exagerado, como si realmente fuera a abrirlo.

-¿Esto? -preguntó, fingiendo inocencia mientras abría la puerta apenas un par de centímetros-. ¿Acaso tienes ahí un montón de secretos, amor? ¿O tal vez... un altar secreto con mi foto?

Alastor se sonrojó aún más, sus ojos llameando de una mezcla de vergüenza y frustración.

-¡Cállate! ¡No abras eso! -gritó, la voz quebrada por la fiebre y la indignación-. ¡Te lo advierto, Vicent!

Vicent se rió suavemente, dejando que el sonido llenara la habitación como una melodía tranquilizadora. Ver a Alastor tan indefenso y vulnerable, pero aún así con su espíritu combativo, era algo que le encantaba. Pero no quería incomodarlo de verdad, así que tras un momento, soltó la manija del ropero y levantó las manos en un gesto de paz.

-Está bien, está bien -cedió con una sonrisa divertida-. No abriré tu preciado ropero... esta vez.

Alastor soltó un suspiro tembloroso de alivio, su cuerpo relajándose un poco, aunque todavía temblaba de la tensión. Lo miró con ojos entrecerrados, claramente molesto.

๋࣭  ⭑[𝒞𝑜𝓊𝓅𝓁𝑒 - 𝓈𝒽𝑜𝓇𝓉]  ๋࣭ ⭑ Radiostatic/StaticradioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora