Discoteca: Parte 01

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La luz suave de la tarde entraba por las ventanas, envolviendo el ambiente en una calidez tranquila. Alastor estaba sentado cómodamente en el sofá, hojeando un libro mientras Vicent terminaba de preparar algo en la cocina. Ambos disfrutaban de la compañía silenciosa del otro, un respiro que se había vuelto una parte crucial de su rutina. Era un momento íntimo, de esos que a Alastor le hacían sentir que por fin había encontrado un rincón de paz en el mundo, cuando de repente, el sonido del teléfono de Vicent rompió el silencio.

Vicent lo miró rápidamente, frunciendo ligeramente el ceño al ver quién llamaba. Sus amigos. Alastor, atento como siempre, levantó la mirada, observando cómo Vicent se apresuraba a contestar.

-¿Qué pasa? -preguntó con una sonrisa despreocupada, aunque su tono se volvía más tenso conforme escuchaba a la persona del otro lado de la línea.

-¡Eh, Vicent! ¡Nos vamos a la discoteca esta noche! Tienes que venir, va a estar increíble, ¡no puedes faltar!

Vicent echó una mirada rápida a Alastor, que parecía no haber escuchado la conversación-o eso creía. Se mordió el labio, sintiendo una ligera incomodidad. No quería dejar a Alastor, menos cuando estaban teniendo una tarde tan agradable juntos.

-Uh... no sé, chicos -respondió, rascándose la nuca nerviosamente-. Estoy ocupado... Sí, estoy con... algo importante.

Alastor, que tenía un oído excelente, no pudo evitar escuchar cada palabra. Lo conocía lo suficiente como para notar el intento torpe de excusa. Con una pequeña sonrisa, cerró su libro y lo dejó a un lado.

-Vicent -dijo con una suavidad que hizo que Vicent girara la cabeza de inmediato-, si quieres ir, no tienes que preocuparte por mí. No me molesta.

Vicent se quedó mirándolo, inseguro por un momento. Claro que quería ir a la discoteca, pero la idea de dejar a Alastor atrás lo incomodaba. Sin embargo, algo en sus ojos, en la manera en que lo estaba mirando, le hizo pensar en otra posibilidad.

-¿Por qué no vienes conmigo? -sugirió Vicent, sonriendo-. Sería divertido.

Alastor parpadeó, sorprendido. Nunca había estado en una discoteca antes, y la sola idea de ir a un lugar tan ruidoso y lleno de gente le causaba un poco de nervios. Sin embargo, al ver la mirada esperanzada de Vicent, la inseguridad se desvaneció lentamente. Si Vicent quería que él fuera, lo haría.

-¿Estás seguro? -preguntó Alastor, bajando la mirada por un segundo, sintiéndose un poco vulnerable ante la idea.

Vicent se acercó, sentándose junto a él y colocando una mano cálida sobre la suya.

-No iría sin ti -dijo con firmeza-. Prometo que te cuidaré, y si no te gusta, nos vamos cuando quieras. Además -añadió con una sonrisa juguetona-, me puedes salvar de las chicas que intenten acercarse demasiado.

Alastor sonrió, sus mejillas ligeramente sonrojadas ante la broma. Asintió despacio, su confianza creciendo al ver lo seguro que estaba Vicent de la idea.

-Está bien -murmuró finalmente-. Pero no sé qué usar para... ya sabes, una discoteca.

Vicent soltó una risa suave, poniéndose de pie y tendiéndole la mano.

-No te preocupes, yo te ayudo. Vamos a arreglarnos.

Subieron juntos, y mientras Alastor se vestía, Vicent iba preparando su propia ropa. Alastor no pudo evitar sentir cómo su corazón latía más rápido con cada minuto que pasaba. ¿Realmente estaba a punto de ir a una discoteca? Una parte de él seguía algo nerviosa, pero al mismo tiempo, la emoción de compartir esta experiencia con Vicent lo impulsaba.

Cuando por fin estuvieron listos para irse, Alastor salió del baño con una camisa bien planchada, los pantalones que Vicent le había sugerido, y el cabello arreglado como de costumbre. Pero al levantar la vista y ver a Vicent, se quedó completamente embobado.

Vicent llevaba una camisa negra ajustada que marcaba perfectamente su físico, con unos pantalones oscuros que lo hacían ver más atractivo que nunca. Su cabello, cuidadosamente desordenado, le daba un aire despreocupado y rebelde. Alastor sintió un nudo en el estómago y notó cómo sus manos comenzaban a sudar ligeramente.

Vicent, que estaba abrochándose el último botón de su camisa, levantó la vista y sonrió al ver la expresión de Alastor.

-¿Qué te parece? -preguntó con una sonrisa confiada.

Alastor intentó decir algo, pero las palabras simplemente no salieron. Se aclaró la garganta, sintiendo el calor subir a sus mejillas.

-Te ves... increíble -logró decir, bajando la mirada por un segundo, sintiéndose más nervioso de lo habitual.

Vicent soltó una risa suave y se acercó a él, colocando una mano en su barbilla para levantarle el rostro.

-Gracias -susurró, mirándolo con ternura-. Pero tú también te ves genial, Al. Vamos a pasarla bien, lo prometo.

Y con esas palabras, Alastor sintió que sus nervios comenzaban a desaparecer. Junto a Vicent, sabía que podía enfrentar lo que fuera, incluso su primera noche en una discoteca.

๋࣭  ⭑[𝒞𝑜𝓊𝓅𝓁𝑒 - 𝓈𝒽𝑜𝓇𝓉]  ๋࣭ ⭑ Radiostatic/StaticradioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora