Bebida: Parte 01

13 0 0
                                    

El sol brillaba cálidamente en el parque, arrojando sombras suaves sobre el césped verde y los senderos bien cuidados. Las risas llenaban el aire, y las parejas paseaban despreocupadamente, disfrutando de un día libre en compañía de amigos y seres queridos. Entre ellos, un grupo en particular destacaba por la vivacidad de sus charlas y el contraste de personalidades reunidas en un mismo círculo.

Alastor caminaba al lado de Vicent, sus dedos entrelazados en un gesto tan natural que podría haber sido casi casual. Frente a ellos Charlie correteaba alegremente, aferrada de la mano de su novia, Vaggie, quien se esforzaba por seguir su paso acelerado sin tropezar. Anthony y Oscar, la última pareja en unirse al grupo, caminaban tranquilamente detrás, conversando sobre trivialidades y lanzando miradas cómplices cada vez que sus manos se rozaban.

-¡Aquí hay una mesa! -anunció Vaggie de repente, señalando un rincón despejado bajo la sombra de un árbol. Con un suspiro de alivio, todos se dirigieron hacia allí, agradecidos por la oportunidad de descansar un poco después de tanto caminar.

-Por fin -bromeó Anthony, estirándose exageradamente antes de dejarse caer en una de las sillas-. Estaba a punto de caerme de cansancio.

-Exagerado como siempre -le espetó Oscar con una sonrisa, empujándolo suavemente con el hombro antes de sentarse a su lado.

Alastor rió, acomodándose junto a Vicent y cruzando las piernas elegantemente.

-No seas tan dramático, Anthony -dijo con un tono burlón-. Apenas hemos recorrido la mitad del parque.

-Es que ustedes dos van muy rápido -se quejó el aludido, pero había un brillo travieso en sus ojos.

-Oye, todo es culpa de Charlie y su energía inagotable -intervino Vaggie, tratando de contener a la pequeña rubia que seguía saltando de un lado a otro.

Charlie levantó las manos en un gesto victorioso.

-¡Es porque soy la mejor! -declaró con orgullo, arrancando risas a todos los presentes.

Vicent, como siempre, observó la escena con una sonrisa tranquila antes de levantarse de su asiento.

-Voy a pedirnos unas bebidas -anunció-. ¿Qué les parece algo fresco para relajarnos un rato?

Hubo un murmullo general de aprobación, y tras asegurarse de las preferencias de cada uno, Vicent se dirigió al pequeño puesto de bebidas cercano. Mientras él se alejaba, Alastor se recostó un poco en su silla, observando a los demás con una sonrisa divertida.

-Se ve muy contento de encargarse de todo -comentó Oscar, levantando una ceja hacia Alastor-. Es bueno verte con alguien que te cuida tanto.

Alastor rodó los ojos, pero no pudo evitar que sus labios se curvaran un poco más.

-Vicent tiene una pequeña obsesión con asegurarse de que todo esté perfecto -dijo en un tono casi cariñoso-. A veces exagera un poco, pero... bueno, lo hace porque se preocupa.

Un murmullo de acuerdo recorrió el grupo. Todos sabían que Alastor y Vicent habían tenido que trabajar duro para llegar a ese punto, y aunque todavía tenían sus diferencias, era evidente para cualquiera cuánto se querían.

Pasados unos minutos, Vicent regresó con los vasos en ambas manos, cuidadosamente equilibrados para no derramar ni una gota. Repartió las bebidas con una sonrisa, asegurándose de que cada quien recibiera su pedido. Cuando llegó a Alastor, sin embargo, se detuvo un segundo más, como si quisiera asegurarse de algo.

-Aquí tienes -le dijo suavemente, entregándole un vaso con un líquido de un tono más claro que el de los demás.

Alastor parpadeó, mirándolo con curiosidad.

-¿Y esto qué es? -preguntó, levantando el vaso y observándolo bajo la luz.

-Es una bebida un poco más suave -explicó Vicent, encogiéndose de hombros-. No quería que te sintieras incómodo si tomabas algo demasiado fuerte.

Hubo un breve silencio, y Alastor sintió una punzada de molestia. Miró los vasos de los demás: todos llevaban la misma bebida, un cóctel con un toque de licor fuerte que todos parecían disfrutar. Pero el suyo... era diferente.

-¿Estás insinuando que no puedo manejar una bebida fuerte? -bromeó Alastor, con una sonrisa que no llegaba a sus ojos.

Vicent lo miró, desconcertado, y negó con la cabeza rápidamente.

-Para nada, Al -aseguró con sinceridad-. Solo pensé que preferirías algo un poco más ligero para disfrutar el paseo. Pero si no te gusta, puedo cambiarlo...

Alastor se obligó a sonreír, aunque internamente estaba un poco herido. ¿Por qué Vicent había sentido la necesidad de hacer esto? Todos los demás parecían capaces de manejar la bebida, pero a él lo trataban como si fuera frágil.

-No, está bien... -murmuró, pero su mirada se desvió hacia el vaso de Vicent, y una pequeña idea comenzó a tomar forma en su mente.

Los minutos pasaron, y poco a poco las conversaciones se reanudaron. Cuando Vicent se levantó para ir al baño, Alastor aprovechó la oportunidad. Con un movimiento rápido, se inclinó hacia la mesa, distrayendo a Charlie y Vaggie con un comentario trivial mientras deslizaba su propio vaso hacia el lugar de Vicent y tomaba el de él.

-¡Alastor! -rió Charlie, señalando algo en el cielo-. ¡Mira, un pájaro rojo!

Alastor asintió con entusiasmo, aprovechando la distracción para intercambiar los vasos sin que nadie lo notara. Cuando Vicent regresó, se sentó con una sonrisa despreocupada y tomó su bebida sin dudar. Alastor lo observó de reojo, sintiendo una pequeña chispa de satisfacción. Si él no podía tener lo mismo que los demás, entonces al menos tendría la bebida que quería.

El resto del paseo continuó con normalidad... o eso parecía. Alastor intentó mantener su actitud relajada, pero a medida que pasaba el tiempo, comenzó a sentir un ligero calor que se extendía por su cuerpo. Las voces de sus amigos se volvían un poco más suaves, sus risas más melodiosas. Parpadeó varias veces, tratando de despejarse, pero una extraña sensación de ligereza invadía sus pensamientos.

-Oye, ¿te sientes bien? -preguntó Anthony de repente, inclinándose hacia él con el ceño fruncido.

-¿Eh? -Alastor lo miró, parpadeando lentamente-. Claro... Estoy... Estoy perfectamente bien.

Anthony levantó una ceja, pero antes de que pudiera decir algo más, Vicent lo interrumpió.

-¿Por qué preguntas? -preguntó, mirando a Alastor con curiosidad.

-Nada, solo... parece un poco... diferente.

Vicent lo miró más de cerca, entrecerrando los ojos. Alastor trató de sonreír, pero había algo en su expresión que traicionaba el ligero mareo que comenzaba a sentir.

-Oh, por favor, Anthony -rió, agitando la mano con desdén-. Estás imaginando cosas. Yo estoy... absolutamente bien.

Pero cuando Vicent se inclinó hacia él, los ojos entrecerrados y una pequeña sonrisa en los labios, Alastor supo que algo no estaba bien.

-¿Seguro que estás bien? -susurró Vicent, y la mirada intensa de su novio hizo que el corazón de Alastor se acelerara.

-C-claro que sí... -respondió, pero la inseguridad en su voz era inconfundible.

Vicent lo observó por un momento más, luego dejó escapar una risa suave.

-Si tú lo dices... -murmuró, pero la preocupación no desapareció del todo de sus ojos.

Alastor sonrió, tratando de mantener la compostura. Pero mientras continuaban el paseo, no pudo evitar sentir que el mundo se balanceaba ligeramente a su alrededor, y supo, con un pequeño destello de culpa, que tal vez había subestimado un poco el efecto de la bebida.

Pero, al menos, pensó con una sonrisa interna, había probado su punto.

๋࣭  ⭑[𝒞𝑜𝓊𝓅𝓁𝑒 - 𝓈𝒽𝑜𝓇𝓉]  ๋࣭ ⭑ Radiostatic/StaticradioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora