Primer Amor: Parte 09

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El sonido de las zapatillas golpeando el pavimento de la cancha de deportes resonaba con un ritmo constante, mientras los jugadores se preparaban para la práctica. El aire estaba cargado con la energía típica de la tarde: conversaciones animadas, risas y el ruido metálico de los casilleros al cerrarse. Vicent caminaba distraídamente por los pasillos del gimnasio, su mente aún atrapada en la imagen de Alastor alejándose del aula sin decir una palabra.

Habían terminado la clase en un silencio incómodo y, antes de que pudiera hablar con él, Alastor se había despedido apresuradamente, mencionando algo sobre tener que irse a casa. No era raro que saliera temprano algunos días, pero hoy... hoy había un aire de tristeza en su voz que Vicent no lograba quitarse de la cabeza. Algo estaba mal. Algo estaba cambiando entre ellos, y Vicent no sabía cómo detenerlo.

Con un suspiro, empujó la puerta que daba al patio trasero del gimnasio, donde ya lo esperaban sus compañeros de equipo. Algunos estaban estirando, otros lanzaban balones entre sí, y el ambiente estaba cargado de la expectación habitual antes de empezar los entrenamientos. Pero, para su sorpresa, en cuanto lo vieron, todos se giraron hacia él con sonrisas de complicidad y una expresión extraña en sus rostros.

-¡Oh, miren quién llegó! -bromeó uno de ellos, alzando las cejas con una sonrisa burlona.

-¡El hombre del momento! -se unió otro, antes de empezar a hacer un sonido agudo con la boca, como si estuviera imitando una sirena de policía-. ¡Uhhh! ¡Cuidado, cuidado! ¡Que tenemos a un galán en la cancha!

Las risas explotaron a su alrededor, y Vicent se detuvo en seco, parpadeando con desconcierto. ¿Qué diablos estaba pasando? Su primer instinto fue pensar que lo estaban molestando por llegar tarde, pero había algo en sus miradas y en sus sonrisas que no encajaba.

-¿De qué se ríen? -preguntó, frunciendo el ceño.

Uno de los chicos más cercanos, su amigo Dan, se acercó a él con esa expresión traviesa que solía poner cuando iba a soltar una broma pesada. Le pasó un brazo por los hombros y lo guió un poco hacia el lado, como si quisiera hablar en privado. Pero el resto del equipo continuó observándolos, algunos todavía riéndose entre dientes, otros con expresiones curiosas.

-Vamos, Vicent, no te hagas el tonto, -le susurró Dan con voz divertida, su rostro a solo unos centímetros del suyo-. Todos lo sabemos ya.

-¿Saber qué? -replicó Vicent con más impaciencia de la que pretendía mostrar. Su corazón latía más rápido, sin entender por qué, pero sintiendo que se acercaba algo importante, algo que estaba a punto de cambiarlo todo.

Dan levantó una ceja, estudiándolo con una mezcla de sorpresa y diversión.

-Oh, vamos. ¿De verdad no sabes? -Vicent lo miró sin entender, y entonces su amigo resopló, dándole una palmadita en el hombro como si fuera un niño pequeño-. ¿No lo sabías? -repitió, pero esta vez su tono era más serio, casi sorprendido.

-¿Qué no sé? -insistió Vicent, sintiendo cómo su estómago se tensaba con una especie de anticipación que no podía explicar. ¿Por qué de repente sentía que estaba a punto de descubrir algo que iba a trastornar todo?

Dan miró hacia atrás, asegurándose de que el resto del equipo no estuviera lo suficientemente cerca para escuchar, y luego se inclinó un poco hacia él, susurrando en voz baja pero clara:

-Que tú y Alastor están saliendo. -Vicent sintió que todo su cuerpo se tensaba, como si le hubieran arrojado un cubo de agua helada encima.

El mundo pareció detenerse a su alrededor. Las risas y los sonidos de la cancha desaparecieron, y por un momento, Vicent no pudo procesar lo que acababa de escuchar.

-¿Qué...? -fue todo lo que logró decir. Su voz sonaba distante, como si viniera de muy lejos.

-Sí, hombre. Todo el equipo lo sabe, -continuó Dan, encogiéndose de hombros como si fuera lo más natural del mundo-. Han estado muy pegados últimamente, y todos vieron cómo te acercas a él en los pasillos. Vamos, no tienes por qué esconderlo.

Vicent sintió un nudo formarse en su garganta. ¿Qué demonios estaba diciendo Dan? ¡Él y Alastor no...! ¡No era así! Abrió la boca para decirlo, para negarlo, pero las palabras no salieron. Una extraña sensación se arremolinaba en su pecho, una mezcla de incredulidad y... ¿miedo?

-Nosotros... nosotros no estamos saliendo, -logró balbucear finalmente, apartándose de Dan con un movimiento brusco. La cara de su amigo se transformó de la diversión a la confusión, y lo miró con el ceño fruncido.

-¿En serio? -preguntó, inclinando la cabeza-. Pero... todos lo han visto, Vicent. Él está siempre a tu lado, y tú... -Lo miró como si intentara descifrar algo-. Siempre lo miras como si... No sé. Pensé que tú también eras...

-¡No estamos saliendo! -repitió Vicent, casi gritándolo. Sentía su corazón latiendo desbocado en su pecho, y el aire parecía haberse vuelto denso, difícil de respirar-. Alastor y yo somos solo amigos.

Dan lo miró en silencio por un largo momento, y luego dejó escapar un suspiro, pasándose una mano por el cabello.

-Okay... okay, te creo, -dijo lentamente, como si estuviera eligiendo cuidadosamente sus palabras-. Pero... Vicent, hay algo que tal vez no sabes.

Vicent lo miró con el ceño fruncido, su cuerpo todavía tenso. ¿Qué más podría haber que no supiera? Su mente ya estaba girando a mil por hora, tratando de comprender cómo se había esparcido un rumor así sin que él lo notara. Pero entonces Dan se acercó un poco más y, con una expresión seria, le susurró algo que lo dejó paralizado:

-Alastor es gay.

Por un momento, Vicent se quedó sin aliento. Su mente se quedó en blanco, incapaz de procesar esa información. ¿Alastor... era...?

-No... no puede ser, -susurró, más para sí mismo que para Dan. Pero la expresión de su amigo no cambió.

-Es verdad, -dijo Dan con firmeza, mirándolo con una especie de compasión que hizo que la piel de Vicent se erizara-. Todos lo saben. Alastor ha dicho abiertamente, además... es obvio. Y todos pensaron que tú lo sabías. Que... que te gustaba.

Vicent sintió que la habitación giraba a su alrededor. Las palabras de Dan resonaban en su cabeza una y otra vez, como un eco interminable. ¿Alastor era... gay? Entonces, todos esos gestos, las miradas, las sonrisas... ¿Todo eso era real? ¿Había algún tipo de sentimiento en esas acciones que él simplemente había ignorado... o malinterpretado?

-No... -repitió en voz baja, pero esta vez, las palabras sonaron vacías, como si ya no estuviera seguro de nada.

Dan lo observó con preocupación, pero no dijo nada más. Finalmente, le dio una palmadita en el hombro y se apartó.

-Solo... piénsalo, ¿vale? -murmuró antes de alejarse hacia los otros chicos, dejándolo solo en medio de la cancha.

Vicent se quedó allí, paralizado, su mente girando frenéticamente. Todo lo que creía saber se sentía incierto ahora. ¿Y si... y si era cierto? ¿Y si Alastor realmente sentía algo por él? ¿Y qué significaba eso para lo que él sentía?

Con un temblor en las manos, se pasó los dedos por el cabello, mirando hacia el suelo como si la respuesta a todas sus preguntas pudiera estar allí. Pero solo encontró confusión y un dolor punzante en el pecho que no supo cómo manejar.

Porque la verdad era que, por primera vez, se daba cuenta de que tal vez no tenía miedo de que Alastor lo quisiera... sino de que él también quisiera a Alastor, de una manera en la que no estaba preparado para aceptar.

๋࣭  ⭑[𝒞𝑜𝓊𝓅𝓁𝑒 - 𝓈𝒽𝑜𝓇𝓉]  ๋࣭ ⭑ Radiostatic/StaticradioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora