Discoteca: Parte 05

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La respiración de Alastor era un torbellino desbocado. Su mente seguía zumbando por la intensidad del beso que habían compartido y por lo mucho que había dejado de ser el Alastor tímido que siempre se había conocido. Sin embargo, ahora, con las luces parpadeantes y el eco de la música reverberando en sus venas, solo había un pensamiento claro: necesitaba... algo más. Algo que lo calmara, o tal vez que lo impulsara aún más.

-Yo... voy por otra bebida -murmuró de repente, su voz casi inaudible en el bullicio, antes de dar media vuelta y alejarse hacia la barra.

-¿Alastor? -Vicent intentó alcanzarlo, su ceño fruncido al ver cómo se deslizaba entre la multitud con más rapidez de la habitual. Algo en la manera en que Alastor se movía le hizo encender todas las alertas, pero la pista de baile estaba abarrotada y, antes de poder abrirse paso, lo perdió de vista entre las personas que seguían bailando con una energía desenfrenada.

Alastor llegó a la barra y se inclinó hacia el bartender con un aire resuelto que jamás había tenido. Su corazón aún latía con fuerza, pero era un tipo diferente de energía la que lo impulsaba.

-Quiero... un trago con un poco más de alcohol -pidió, su voz apenas elevándose por encima del estruendo de la música.

El bartender lo miró, dudando por un momento. Alastor tenía esa apariencia que hacía que cualquiera pensara que se asustaría con un cóctel un poco más fuerte, pero tras ver la firmeza en sus ojos, asintió y comenzó a mezclar algo. Con un movimiento ágil, sirvió un vaso pequeño con un líquido de tono ambarino y lo empujó hacia él.

-Aquí tienes, amigo. No es muy fuerte, pero si no estás acostumbrado, te irá bien.

Alastor asintió con determinación, y sin pensarlo dos veces, llevó el vaso a sus labios y bebió el contenido de un solo trago.

El alcohol bajó como fuego líquido, quemándole la garganta, y Alastor cerró los ojos, parpadeando para aclimatarse a la sensación. Cuando el calor se asentó en su estómago, dejó escapar un suspiro, su cuerpo aún temblando de la tensión acumulada. No estaba seguro de qué había esperado que sucediera, pero sí sintió que su mente se nublaba un poco más, que el control sobre sus propios actos se deslizaba suavemente de sus dedos.

-¡Alastor! -La voz preocupada de Vicent lo sacó de su ensimismamiento. El alfa había aparecido a su lado, con el ceño fruncido y el pecho subiendo y bajando por el esfuerzo de atravesar la pista para alcanzarlo-. ¿Qué fue lo que bebiste?

-Nada importante -respondió Alastor con una sonrisa traviesa que era tan inusual en él que a Vicent le provocó una punzada de alarma.

Vicent olfateó el vaso vacío y su expresión se endureció.

-Esto tenía alcohol. Alastor, esta es tu primera vez probando algo fuerte y estás en una discoteca. No quiero que... -intentó advertir, colocando una mano en su hombro, pero Alastor lo interrumpió con un gesto decidido.

-No, Vicent... estoy bien. Yo... yo quiero bailar -declaró Alastor, con las mejillas ruborizadas, pero sus ojos brillaban con algo travieso, algo salvaje que Vicent no había visto antes-. Quiero bailar contigo.

Y antes de que Vicent pudiera procesarlo, Alastor se aferró a su mano y lo arrastró de vuelta a la pista.

-Quiero bailar contigo -repitió Alastor, pero esta vez, su voz se llenó de una seguridad embriagadora.

Antes de que Vicent pudiera protestar o poner en palabras su preocupación, Alastor lo jaló con más fuerza de la que había esperado. Sus manos se entrelazaron, y cuando volvieron a la pista, el ritmo de la música cambió a un tono más lento y cargado de sensualidad. Las luces giraban en torno a ellos, y Alastor, con una chispa en los ojos que hacía que Vicent se estremeciera, se giró de espaldas, pegando su cuerpo al de Vicent, moviéndose al compás con una fluidez que no le era habitual.

๋࣭  ⭑[𝒞𝑜𝓊𝓅𝓁𝑒 - 𝓈𝒽𝑜𝓇𝓉]  ๋࣭ ⭑ Radiostatic/StaticradioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora