Primer Amor: Parte 06

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Vicent estaba recostado en un banco de la plaza, las piernas estiradas con una despreocupación que era típica de él, pero el aburrimiento en su rostro era evidente. Había llegado un poco antes de lo planeado, algo raro en él, pero en el fondo sabía que la razón era simple: la anticipación de ver a Alastor. Miró su teléfono por enésima vez en los últimos cinco minutos, pasando de un mensaje aburrido a otro. Un par de amigos le escribían sobre la fiesta de anoche, otros enviaban memes tontos, y algunas chicas seguían preguntando si volverían a salir juntos.

Vicent suspiró con resignación y cerró la pantalla del celular. Aunque se había ido temprano de la fiesta porque se aburría, no podía dejar de sentirse intranquilo. Era como si algo estuviera fuera de lugar, y no era la música o la compañía de la noche anterior. Se llevó una mano a la frente, tratando de sacudirse ese pensamiento. ¿Qué era lo que le faltaba?

Él. La respuesta surgió en su mente con una claridad que casi lo asustó.

Alastor. Su pequeño y extraño amigo. La ausencia de Alastor había sido como un vacío incómodo durante la fiesta. No había risas tímidas, ni esa mirada atenta y curiosa que lo observaba con tanto interés, ni las respuestas perspicaces que siempre lograban arrancarle una sonrisa. Alastor no había estado allí, y aunque se había prometido a sí mismo que no importaba, pronto se había dado cuenta de que sí lo hacía.

Sacudió la cabeza, quitándose esos pensamientos. No había tiempo para analizar por qué se sentía así. En su lugar, se enderezó en el banco y miró alrededor, sus ojos buscando entre la multitud.

Y entonces, lo vio.

A lo lejos, una figura delgada se movía con cautela, como si estuviera buscando algo - o más bien, a alguien. Vicent se detuvo, observando sin parpadear a Alastor mientras este miraba a su alrededor, girando la cabeza con cierta ansiedad. Lucía... diferente. Su atuendo era sencillo: una camisa blanca que resaltaba su piel clara, un abrigo oscuro que contrastaba elegantemente y unos pantalones bien ajustados que le quedaban perfectos. Pero no era solo la ropa. Era la forma en que Alastor la llevaba. Había algo en su postura, en la manera en que se movía con un aire de delicadeza casi palpable, que lo hacía ver... hermoso.

Vicent se encontró sosteniendo el aliento por un instante, el tiempo pareció detenerse. ¿Por qué estaba pensando en él de esa manera? Era solo Alastor, su amigo, el chico reservado y dulce que siempre lo escuchaba. No había nada especial, ¿verdad?

Pero, antes de que pudiera detenerse, su mano ya se había movido. Sacó su teléfono y, con rapidez, tomó una foto. Era algo que no pudo evitar. La imagen capturó a Alastor en medio de la multitud, con la mirada perdida y una ligera sonrisa de expectativa en sus labios. Vicent miró la pantalla, observando el resultado.

Se veía... tan bien. Tan distinto a cualquier otra persona que hubiera conocido. Hubo algo en esa imagen que hizo que el corazón de Vicent diera un pequeño brinco, un cosquilleo inesperado.

Sacudió la cabeza, cerró el teléfono y se levantó con rapidez. No quería pensar en lo que significaba ese gesto. No quería analizar por qué había sentido la necesidad de capturar a Alastor de esa manera. Se forzó a sí mismo a poner su expresión despreocupada y relajada antes de dirigirse hacia él.

-¡Hey, Alastor! -llamó con su tono habitual, como si nada extraño hubiera pasado-. ¡Por aquí!

Alastor se detuvo en seco y giró hacia donde provenía la voz. Al ver a Vicent acercarse, la ansiedad que había teñido sus facciones se desvaneció y una sonrisa suave se formó en sus labios. Pero Vicent notó algo más. La forma en que sus ojos brillaron al verlo. Esa pequeña chispa de alivio y alegría, como si el simple hecho de estar juntos fuera suficiente para hacer desaparecer todas las preocupaciones de Alastor.

Vicent se sintió inexplicablemente cálido ante esa mirada, y algo en su interior se retorció.

-Hola, -respondió Alastor, su voz suave pero cargada de emoción contenida.

Vicent notó cómo sus hombros estaban ligeramente tensos, como si tratara de controlar algún tipo de nerviosismo. Y aunque su sonrisa era tranquila, había un leve rubor en sus mejillas, apenas perceptible, pero que no pasó desapercibido para Vicent. Sintió una punzada de satisfacción por ello, aunque no entendía del todo por qué.

-Te ves bien, -soltó de repente, casi sin pensar. Y era cierto. Alastor lucía... demasiado bien para una simple salida de amigos. Casi parecía como si hubiera puesto un esfuerzo especial, y la idea de que Alastor se hubiera arreglado de esa manera solo para pasar tiempo con él le hizo sentir algo que no podía describir.

-¿Eh? -Alastor parpadeó, sorprendido-. G-gracias, Vicent. Tú también... -dijo con timidez, bajando la mirada y jugando con el borde de su chaqueta.

Vicent rió, disfrutando del leve sonrojo que ahora teñía las mejillas de Alastor.

-Vamos, no te pongas nervioso, -bromeó, dándole una palmada en el hombro-. Solo somos nosotros, ¿no?

Alastor asintió lentamente, pero Vicent vio cómo se mordía el labio inferior. No pudo evitar mirarlo por un momento más, admirando la forma en que el sol de la tarde se reflejaba en su cabello oscuro y los destellos dorados de sus ojos. Algo en su interior le susurró que ese chico que estaba parado frente a él no era como los demás. Era más especial de lo que había querido admitir. Pero se obligó a callar esa voz.

-Entonces, ¿qué quieres hacer? -preguntó finalmente, rompiendo la pequeña burbuja de silencio que se había formado entre ellos-. Te dije que era una salida, pero en realidad no planeé nada. Pensé que podríamos improvisar.

Alastor levantó la vista, sus ojos brillando con una mezcla de sorpresa y algo más que Vicent no pudo identificar del todo.

-Oh, está bien. Cualquier cosa que hagamos está bien para mí, -respondió con una suavidad que casi lo hizo tambalearse.

"Cualquier cosa que hagamos está bien para mí."

Esas palabras resonaron en la mente de Vicent, haciendo eco en su interior de una manera extraña. Lo miró fijamente por un momento, sintiendo que algo estaba cambiando entre ellos, algo que él no estaba seguro de querer enfrentar.

-Perfecto, -logró decir finalmente con una sonrisa, ocultando la confusión que lo invadía-. Vamos a caminar un rato. Y luego... ya veremos.

Mientras comenzaban a caminar lado a lado, Vicent no pudo evitar pensar en lo bien que se sentía estar así. Solo ellos dos. Sin ruido, sin distracciones, sin chicas rodeándolo, tratando de captar su atención. Solo Alastor, con su sonrisa tímida y esa mirada que parecía verlo como si fuera alguien realmente importante.

Y por primera vez en mucho tiempo, Vicent sintió que quería mantener esa sensación un poco más. Un poco más de tiempo a solas con Alastor... solo un poco más.

Sin saber que ese deseo era apenas el comienzo de algo mucho más profundo y complicado.

๋࣭  ⭑[𝒞𝑜𝓊𝓅𝓁𝑒 - 𝓈𝒽𝑜𝓇𝓉]  ๋࣭ ⭑ Radiostatic/StaticradioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora