Ansias: Parte 06

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El lunes llegó como un visitante indeseado. El despertador de Alastor sonó temprano, arrancándolo de un sueño superficial que apenas logró brindarle descanso. No quería ir a la escuela, no quería enfrentar las miradas curiosas de sus amigos ni lidiar con Vicent. Pero no tenía excusas. Faltar solo levantaría más sospechas y, de alguna forma, prefería la incomodidad de las aulas antes que el silencio sofocante de su habitación.

Se movió con rapidez, duchándose y vistiéndose más temprano de lo habitual. Desayunó en silencio, su madre notando el aire taciturno en él pero sin mencionar nada, respetando su espacio. Para cuando estaba listo para salir, el reloj apenas marcaba las siete. Vicent solía llegar a su casa a las siete y media para caminar juntos. Si se iba ahora, evitaría la confrontación.

Tomó su mochila y se despidió de su madre con un abrazo rápido, murmurando algo sobre "trabajo extra en la biblioteca". Ella levantó una ceja, claramente no convencida, pero lo dejó ir.

Al salir a la calle, el aire fresco de la mañana le dio un poco de claridad. Respiró hondo, dejando que la brisa calmara sus nervios. Caminó a paso rápido, como si con cada zancada pudiera dejar atrás el nudo de emociones que aún apretaba su pecho. Siendo tan temprano, la escuela estaba en calma. Solo unos pocos estudiantes se veían vagando por los pasillos, y Alastor agradeció no tener que cruzarse con demasiadas caras familiares.

Encontró un rincón tranquilo en la biblioteca y pasó la primera media hora allí, revisando tareas que ya había terminado, solo para mantener su mente ocupada. Cuando la campana sonó, se dirigió a su primer salón, saludando de manera cortés pero distante a quienes lo miraban con curiosidad.

El día transcurrió así: una rutina de palabras educadas y sonrisas forzadas. Alastor apenas levantaba la vista de sus apuntes. No había visto a Vicent en toda la mañana, y aunque una parte de él se sintió aliviada, otra se encontraba tensa, esperando que esa paz terminara pronto. Pero aguantó.

Finalmente, llegó el receso. Alastor salió de su clase junto a Charlie y Vaggie, intentando mantener la conversación fluida y ligera. Estaban charlando sobre alguna tontería -una película que querían ver juntos - cuando la puerta del salón se abrió bruscamente.

Vicent entró como un vendaval.

-¡Alastor! -exclamó, su voz alta y llena de urgencia. Todos los presentes giraron la cabeza hacia él, los ojos entrecerrados y las bocas murmurando.

Charlie frunció el ceño, dando un paso hacia adelante, pero Alastor la detuvo con un movimiento de cabeza. No quería hacer esto más grande de lo que ya era.

-Vicent, no es el momento... -comenzó Alastor en un susurro, pero Vicent lo interrumpió.

-¡Déjame hablar! ¡Por favor! Necesito que me escuches, lo siento mucho. No quise hacerte daño, es solo que... -Las palabras salieron atropelladas y desesperadas, llenas de angustia y arrepentimiento. Los murmullos en el salón se intensificaron. Algunos estudiantes incluso se levantaron de sus asientos para ver mejor la escena.

Alastor sintió un calor incómodo subiendo por su cuello. No quería hacer esto público. No quería que todos presenciaran algo tan personal.

-Vicent... Baja la voz -exclamó, sus ojos destellando con frustración.

Vicent se detuvo un segundo, mirándolo con los ojos abiertos como platos. No parecía haber notado el espectáculo que estaban dando.

-Alastor, lo siento, de verdad, yo... no quise... ¡Por favor, solo déjame explicarte! No puedo soportar que estés enojado conmigo... Es que... -Continuó hablando, gesticulando y tratando de acercarse.

Los susurros se convirtieron en risas contenidas y comentarios susurrados. Alastor sintió un nudo de incomodidad en el estómago, la presión de tantas miradas sobre ellos lo hacía querer desaparecer. Cuando Vicent intentó tomarle la mano, lo detuvo con firmeza, alzando una mano para cubrir la boca de su aún novio.

-Cállate, Vicent -dijo con voz baja pero afilada. Los ojos de Vicent se agrandaron y parpadeó confundido-. No quiero escucharte ahora. -Alastor sintió la mirada de Charlie y Vaggie clavada en él, como si estuvieran listas para intervenir si hacía falta-. Vete. No quiero verte, no aquí, no así.

La expresión de Vicent se derrumbó. Su rostro pasó de la súplica a la desesperación, luego a una mezcla de tristeza y frustración. Retrocedió un paso, su mirada perdiéndose en la de Alastor.

-Pero... -empezó, la voz apenas un susurro.

Alastor negó con la cabeza lentamente, liberándolo de su agarre. Dio media vuelta y salió del salón antes de que Vicent pudiera intentar algo más. Sintió las miradas de todos los demás mientras se deslizaba por la puerta, el corazón latiendo desbocado. Tenía que alejarse. Tenía que respirar.

Se dirigió rápidamente al baño del pasillo más apartado. Entró y se recargó contra el lavabo, cerrando los ojos. El sonido de la única puerta abriéndose lo alertó, y cuando levantó la vista...

Lucifer Morningstar estaba allí.

El corazón de Alastor se detuvo un segundo. El chico mayor era apuesto, con una presencia que dominaba la habitación a pesar de su expresión casual. Tenía el cabello rubio oscuro peinado de manera impecable, y sus ojos verdes lo miraban con un interés que lo hizo estremecerse.

-Hey ,Alastor, ¿verdad? -preguntó Lucifer con una sonrisa ladeada.

Alastor parpadeó, sin saber qué hacer. Apenas había hablado con él un par de veces, y siempre de manera superficial. Sabía que era popular, un chico de un año mayor que él que todos admiraban por su talento en los deportes y su increíble inteligencia. Pero ¿qué hacía aquí?

-S-sí -respondió Alastor, incómodo.

Lucifer dio un paso hacia él, apoyándose despreocupadamente contra la pared del baño. Su mirada no dejaba de examinarlo, casi como si estuviera midiendo cada reacción de Alastor.

-Vi lo que pasó en el aula -comentó casualmente-. Parecía... intenso. ¿Todo bien?

Alastor apretó la mandíbula. No tenía ganas de hablar de eso. No con él. Pero antes de que pudiera rechazarlo con cortesía, Lucifer se acercó un poco más.

-¿Te gustaría... salir a comer algo hoy? -sugirió, su tono aparentemente inocente, pero con una sonrisa que dejaba claro que había más detrás de la pregunta-. Podríamos hablar con calma. Te vendría bien algo de compañía.

Alastor lo miró, sintiendo una punzada de algo incómodo en el pecho. El recuerdo de las palabras de Valentino sobre cómo Lucifer estaba interesado en él pasó por su mente como un rayo. Negó con la cabeza, retrocediendo un poco.

-No, gracias. No estoy... interesado -murmuró, bajando la mirada.

Lucifer sonrió, aunque sus ojos destellaron con algo de sorpresa.

-Vaya, qué pena. Pero está bien. Me gusta la honestidad. -Se enderezó y se pasó una mano por el cabello-. Nos vemos, Alastor.

Alastor apenas asintió antes de salir rápidamente del baño, sintiendo que apenas había logrado escapar de algo complicado. Las palabras de Lucifer resonaban en su mente, mezclándose con la desesperación de Vicent y su propio enojo.

No quería estar atrapado entre tantas emociones contradictorias. Pero por ahora, lo único que podía hacer era seguir caminando y tratar de encontrar un rincón de la escuela donde pudiera respirar en paz.

๋࣭  ⭑[𝒞𝑜𝓊𝓅𝓁𝑒 - 𝓈𝒽𝑜𝓇𝓉]  ๋࣭ ⭑ Radiostatic/StaticradioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora