Viejo Amigo: Parte 07

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La casa de Alastor estaba sumida en el silencio, interrumpido solo por el leve tecleo de sus dedos golpeando las teclas del ordenador. Se encontraba en su pequeño escritorio, en su habitación oscura, donde la única luz provenía de la pantalla de su computadora y una pequeña lámpara de escritorio que proyectaba un suave resplandor dorado. La tarea de matemáticas yacía a medio terminar, pero a él no le importaba en lo absoluto. Cada vez que intentaba concentrarse, el teléfono a su lado vibraba incesantemente, iluminando la pantalla con mensajes y llamadas que ignoraba con un placer casi malévolo.

"Vicent (15 llamadas perdidas, 27 mensajes nuevos)".

Alastor dejó escapar un suspiro mientras deslizaba la vista por el texto sin realmente leerlo. Sabía que Vicent estaba tratando de contactarlo desde que ambos se separaron después del incidente con Milo en el salón. Pero ¿por qué ahora? ¿Por qué después de todo lo que le había dicho, después de ignorar sus preocupaciones y ponerse de lado de su 'amigo'? Cerró los ojos un momento, tratando de calmar la oleada de sentimientos que se agitaba dentro de él.

Rabia. Dolor. Desconfianza. Y... tristeza.

Pero Vicent no merecía ninguna respuesta, no hasta que él decidiera que era el momento. Así que, en lugar de recoger el teléfono y leer los mensajes, Alastor se levantó lentamente de su silla y caminó hacia la cocina. Necesitaba algo dulce, algo que le distrajera de la sensación ardiente en su pecho. Abrió el congelador y sus ojos brillaron con algo de alivio cuando vio el contenedor de helado de vainilla que había comprado hace un par de días. Lo sacó con un pequeño destello de satisfacción y tomó una cuchara antes de regresar a su escritorio.

"Helado y calma", pensó, recordando lo que Lucifer le había dicho en el parque. La idea hizo que una pequeña sonrisa se formara en sus labios mientras se dejaba caer de nuevo en la silla.

Lucifer... Sin querer, el recuerdo de ese encuentro en el parque lo invadió. El tacto suave de sus dedos limpiando sus lágrimas, la forma en que había aparecido como de la nada solo para hacerle compañía. Y esa forma en que le había mirado, con una mezcla de interés y ternura. Alastor dejó caer la cuchara dentro del helado, un ligero rubor subiendo a sus mejillas.

¿Qué estaba haciendo, pensando en Lucifer ahora? Era solo un conocido, un chico popular que de algún modo había decidido prestarle atención. ¿No? Pero... ¿por qué sentía ese nudo en el estómago al recordar su sonrisa, esa voz calmada y el toque juguetón en su nariz?

Se removió incómodo en la silla. No debería importarle. Solo había un chico por el que debería estar suspirando. Y ese chico, por mucho que le doliera admitirlo, era Vicent. No Lucifer.

El sonido fuerte de golpes en la puerta principal lo sacó bruscamente de sus pensamientos. Alastor frunció el ceño, mirando hacia el pasillo. ¿Quién podría ser a estas horas? Dejó el helado a un lado, levantándose lentamente, su corazón acelerado por la sorpresa. Los golpes continuaron, cada vez más insistentes, casi furiosos.

-¡Voy! -gritó, con una mezcla de irritación y preocupación. Cruzó la casa con pasos apresurados y abrió la puerta con un tirón.

Y ahí estaba Vicent, con el cabello despeinado y el rostro marcado por la desesperación. Alastor ni siquiera tuvo tiempo de procesar su presencia antes de que el chico se colara en la casa, empujando la puerta y metiéndose dentro como si su vida dependiera de ello.

-¡Vicent! ¿Qué estás...?

-¡Necesitaba verte! -interrumpió Vicent, su voz teñida de urgencia mientras cerraba la puerta tras de sí. Se volvió hacia Alastor, con los ojos fijos en él. -Tienes que escucharme, por favor.

Alastor dio un paso atrás, cruzándose de brazos y tratando de mantener la calma que tanto le había costado recuperar. Su expresión se endureció, y el brillo usual de sus ojos ahora estaba opacado por el enojo y el resentimiento acumulados.

๋࣭  ⭑[𝒞𝑜𝓊𝓅𝓁𝑒 - 𝓈𝒽𝑜𝓇𝓉]  ๋࣭ ⭑ Radiostatic/StaticradioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora