Amigos: Parte 03

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El bullicio habitual de la cafetería parecía haber disminuido a un leve murmullo mientras el grupo de amigos se acomodaba mejor en sus asientos, tratando de no parecer demasiado enfocados en la pareja frente a ellos. Sin embargo, sus miradas iban y venían como si estuvieran viendo una obra de teatro y esperaran el siguiente acto con una mezcla de curiosidad y expectativa.

-¿Te sientes un poco mejor? -preguntó Vicent en voz baja, sonriendo mientras se inclinaba hacia Alastor y le daba un pequeño empujón en el hombro con la cadera, en un gesto juguetón.

Para sorpresa de todos, Alastor tropezó ligeramente en su asiento, haciendo un pequeño gesto de dolor y llevándose la mano a la parte baja de la espalda. Una mueca de molestia cruzó su rostro antes de intentar recuperarse con una sonrisa forzada.

-¡Ouch! ¡Vicent! -protestó Alastor con un tono entre molesto y exasperado, pero sus mejillas se ruborizaron con fuerza-. ¿No te dije que todavía me duele por lo de anoche?

Las palabras de Alastor cayeron como una bomba en medio del grupo. El silencio que siguió fue tan denso que casi se podía escuchar el tic-tac de un reloj imaginario marcando los segundos. Todos, absolutamente todos, dejaron de moverse, hablar o incluso parpadear. Las miradas se cruzaron en una mezcla de shock, incomodidad y un torrente de preguntas que nadie se atrevía a formular en voz alta.

Pero los únicos que no parecían notar el completo estado de congelación del resto eran Alastor y Vicent. Ellos continuaban en su propio pequeño mundo, ignorando completamente la tensión a su alrededor.

-Oh, lo siento, amor, no quería ser tan rudo -murmuró Vicent con un tono genuinamente arrepentido. Se inclinó hacia Alastor, tomando su mano y acariciándola suavemente-. Sabes que nunca sería mi intención hacerte daño. Fue... accidental.

-Sí, sí... -suspiró Alastor con una pequeña sonrisa, aunque aún con un ligero rubor en las mejillas-. Pero no te preocupes tanto. Solo... no lo olvides la próxima vez, ¿de acuerdo?

La cafetería volvió a quedar en completo silencio. Anthony casi dejó caer su taza de café, Vaggie parpadeó varias veces seguidas, y Charlie parecía haberse transformado en una estatua. Oscar solo abrió la boca un par de veces, como si quisiera decir algo, pero las palabras se negaban a salir.

-Uh... ¿Qué fue lo que dijo? -susurró Anthony, inclinándose un poco hacia Oscar, pero sin apartar la vista de Alastor y Vicent.

-Creo... creo que dijo... anoche -murmuró Oscar en un tono de absoluta incredulidad.

Charlie tragó saliva, sus ojos pasaron de Alastor, que parecía estar en su propio mundo, a Vicent, que seguía mirándolo con esa mezcla de cariño y preocupación.

-¿Qué... hicieron anoche? -preguntó con voz apenas audible, mirando a Vaggie en busca de apoyo.

Pero Vaggie solo negó con la cabeza lentamente, sus labios entreabiertos por el asombro.

-No lo sé... pero... ¿escucharon lo mismo que yo? -susurró, con las cejas levantadas en señal de total desconcierto.

Para ese momento, Vicent se inclinó hacia Alastor y le plantó un beso suave en la frente, acariciándole el cabello con ternura.

-¿Quieres que te traiga algo para comer? -preguntó con una sonrisa.

-Mm... sí, por favor. Algo ligero -respondió Alastor, cerrando los ojos brevemente como si estuviera aún demasiado agotado para mantenerse completamente despierto-. Y un café... pero con doble azúcar, ya sabes.

-Perfecto, amor -dijo Vicent con una sonrisa cálida y, antes de levantarse, se inclinó una vez más para darle un beso breve pero significativo en los labios.

El grupo entero aguantó la respiración. Era como si el aire se hubiera vuelto denso y complicado de inhalar. La cercanía entre ellos no era ninguna novedad, pero considerando el contexto de lo que acababan de escuchar...

Vicent se levantó y se dirigió hacia el mostrador para hacer el pedido, dejando a Alastor con el resto de sus amigos, que aún no se habían recuperado del shock inicial. Alastor, con los ojos medio cerrados y una expresión soñolienta, no parecía percatarse de las miradas inquisitivas que le lanzaban desde todos los ángulos.

Finalmente, Anthony, siendo quien siempre se lanzaba primero a las conversaciones incómodas, se aclaró la garganta.

-Eh... Alastor -dijo con un tono forzadamente casual-. ¿Estás bien?

Alastor abrió los ojos lentamente y lo miró, ladeando la cabeza como si no entendiera por qué le estaban preguntando eso.

-¿Eh? Claro que sí -respondió con una sonrisa-. Solo estoy un poco cansado, nada más.

Vaggie intercambió una mirada significativa con Charlie y luego se inclinó hacia adelante, como si temiera ser escuchada por alguien más.

-¿Seguro? Es que... parecías que... bueno, estabas... -tartamudeó, sin saber cómo formular la pregunta sin sonar completamente entrometida.

Alastor levantó una ceja y luego miró a todos con un poco más de atención, sus ojos aún pesados por el sueño.

-¿Qué les pasa hoy? -preguntó, visiblemente desconcertado-. ¿Por qué me miran así?

Oscar tosió ligeramente, tratando de encontrar las palabras adecuadas.

-Es solo que... dijiste que... eh, anoche... -empezó, pero de nuevo las palabras se le quedaron atascadas en la garganta-. Dijiste que todavía te duele por lo de anoche.

-Sí, y Vicent se disculpó por ser tan rudo... -agregó Charlie en un murmullo, sin apartar la vista de Alastor.

Alastor los miró con una expresión de total y absoluta confusión, como si no entendiera en absoluto a qué se estaban refiriendo.

-¿Y qué con eso? -preguntó finalmente.

-Bueno... -Anthony se inclinó un poco más hacia él, bajando la voz hasta que fue apenas un susurro-. ¿Qué hicieron anoche?

Por un instante, el tiempo pareció detenerse. Alastor parpadeó, mirándolos a todos con una mezcla de incomprensión y desconcierto, como si no pudiera comprender por qué estaban haciendo tanto escándalo por algo tan trivial.

-Dormimos, claro -respondió finalmente, encogiéndose de hombros-. ¿Por qué tanto alboroto?

El grupo quedó boquiabierto.

-¡¿Qué?! -gritaron todos al unísono, provocando que varias cabezas se giraran en su dirección. Alastor, aún con la expresión somnolienta, solo les devolvió la mirada como si fueran los raros.

-Eh... ¿solo durmieron? -preguntó Oscar con incredulidad.

-Por supuesto -respondió Alastor, ahora frunciendo el ceño-. ¿Qué otra cosa podría haber pasado?

Los amigos intercambiaron miradas, todavía sin saber si creerle o no, pero antes de que pudieran seguir interrogándolo, Vicent regresó con una bandeja con la bebida y algo de comer.

-Aquí tienes, amor -dijo suavemente, inclinándose para darle otro beso, esta vez en la mejilla.

-Gracias, cariño -sonrió Alastor y tomó su café con gusto, dejando a sus amigos aún más confundidos de lo que ya estaban.

Mientras la pareja seguía en su pequeño mundo, ajenos a la tormenta de pensamientos que habían dejado atrás, el grupo solo pudo observar en silencio, decidiendo que quizás algunas cosas era mejor no saberlas con certeza.

๋࣭  ⭑[𝒞𝑜𝓊𝓅𝓁𝑒 - 𝓈𝒽𝑜𝓇𝓉]  ๋࣭ ⭑ Radiostatic/StaticradioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora