Discoteca: Parte 06

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La puerta del apartamento de Vicent se abrió con un leve chirido, y él entró con Alastor prácticamente colgando de su brazo. El pelirrojo apenas se mantenía en pie, murmurando cosas sin sentido con la mirada perdida, sus mejillas completamente enrojecidas por el alcohol. Vicent tuvo que reprimir una carcajada al ver a su novio en ese estado. Jamás imaginó que el tímido Alastor se comportaría así después de apenas unas cuantas copas.

-Eres un caso perdido, Al -murmuró Vicent, ajustando el peso de Alastor para que no tropezara con los muebles de la entrada.

-¿Vicent...? ¿Estamos... en casa? -preguntó Alastor con voz pastosa, alzando la vista como si no reconociera el lugar. Se tambaleó, y Vicent tuvo que atraparlo antes de que se derrumbara sobre el sofá.

-Sí, ya estamos en casa -confirmó con paciencia, guiándolo con cuidado hacia su habitación. Mientras avanzaban por el pasillo, Alastor comenzó a reír sin razón aparente, su risa ligera resonando en el espacio cerrado-. ¿Qué es tan gracioso?

-No lo sé -respondió Alastor entre risas, su voz sonaba como un dulce canto-. Es solo... tú, todo... esto... la noche... fue increíble.

Vicent sonrió suavemente y lo ayudó a sentarse en el borde de la cama. Lo observó con atención mientras Alastor se acomodaba torpemente, sus ojos entrecerrados pero brillantes, como si todavía estuviera en la pista de baile, recordando cómo se había dejado llevar por la música y el ambiente. Sus movimientos eran lentos, como si todo su cuerpo flotara en una nube de mareo.

-Si mamá se entera que llego así... ¡me va a castigar! -exclamó de repente Alastor, poniéndose rígido. Luego, su expresión cambió bruscamente a una sonrisa traviesa-. Pero tú, tú me defend... defendeees, ¿verdad? Eres mi héroe.

Vicent contuvo la risa y se agachó para quitarle los zapatos, luchando por mantener la calma mientras Alastor seguía murmurando palabras incoherentes.

-No creo que llevarte a casa ahora sea una buena idea, amor. Si te ve en este estado... -Vicent sacudió la cabeza, sabiendo que la madre de Alastor no le dejaría pasar esto tan fácilmente. Mejor que se quedara en su casa y descansara hasta que el alcohol se disipara. Se enderezó y le dio unas suaves palmaditas en el muslo-. Quédate aquí. Iré a buscarte unas mantas y almohadas, ¿de acuerdo?

Pero Alastor no lo escuchaba. Estaba demasiado ocupado observando sus propias manos como si acabara de descubrir algo fascinante. Vicent salió de la habitación en busca de mantas adicionales, y cuando regresó, encontró a Alastor recostado torpemente en la cama, con la mirada perdida en el techo.

-Vicent... Vic, mi Vic -murmuró Alastor al verlo entrar, su voz cargada de un tono dulzón y meloso que hizo que Vicent se detuviera a mitad de paso. Los ojos del pelirrojo lo seguían como si estuviera completamente cautivado por cada movimiento que hacía-. Ven aquí...

Vicent se acercó lentamente, dejando las mantas a un lado y arrodillándose junto a la cama. Alastor alzó una mano con movimientos torpes, rozando suavemente la mejilla de su pareja.

-Tú... tú eres tan guapo, ¿sabías? -dijo Alastor en un susurro, su aliento caliente y con el aroma dulce del alcohol. Sonrió con una expresión soñadora, sus ojos apenas abiertos-. Bailaste conmigo... y me cuidaste. Me haces sentir tan... tan seguro.

El corazón de Vicent se apretó con ternura. Sabía que Alastor no estaba del todo consciente de lo que decía, pero aun así, esas palabras le calentaron el pecho.

-Me alegra escucharlo, Al. Pero ahora tienes que descansar, ¿sí? -dijo suavemente, tirando de la manta para cubrirlo.

Pero Alastor agitó la cabeza con una expresión de puchero y lo miró con una intensidad que no esperaba.

-No, no quiero dormir todavía -protestó, su tono lleno de una dulzura embriagadora-. Quiero... quiero bailar. -Y antes de que Vicent pudiera decir algo, Alastor se levantó de la cama, tropezando un poco. Extendió las manos hacia él y sonrió con picardía-. Bailar... pero solo para ti. En... en privado.

Vicent sintió cómo sus mejillas se encendían.

-¿Qué? -exclamó, luchando por no reír-. No, no. No vas a hacer eso, Al. No así.

-Oh, vamos, Vicent... -insistió Alastor, dando un paso hacia él y apoyando las manos en sus hombros. Se inclinó peligrosamente cerca, hasta que su nariz rozó la de Vicent-. ¿No... no quieres ver cómo bailo? Para ti. -Sus palabras salieron entrecortadas y entre risitas, y aunque lo decía en tono de broma, había algo genuino en su expresión que hizo que el chico soltara una carcajada suave.

-Estás demasiado borracho para bailar -dijo Vicent, sujetándolo por la cintura y empujándolo suavemente de vuelta a la cama. Alastor soltó un suspiro teatral y se dejó caer de espaldas, rodando hasta quedar medio cubierto por las mantas.

-Vicent... ¿por qué no me dejas? -preguntó con voz queda, su expresión volviéndose súbitamente seria-. No quiero estar solo.

El tono sincero y vulnerable de esas palabras atrapó a Vicent por sorpresa. Se inclinó sobre él, sus ojos encontrándose con los de Alastor, que lo miraban con un brillo febril.

-Nunca te dejaría solo, Al -respondió suavemente, acomodando la manta alrededor de su cuerpo-. Estaré aquí toda la noche, te lo prometo. Pero tienes que descansar un poco, ¿sí?

Alastor parpadeó, su expresión suavizándose. Entonces, de repente, sonrió de nuevo, pero esta vez fue una sonrisa más tranquila, casi soñadora.

-¿Me das un beso? -preguntó con voz bajita, casi como un niño pequeño pidiendo un cuento antes de dormir.

Vicent no pudo evitar reír, y con ternura, se inclinó para darle un beso suave en la frente.

-Claro que sí, mi amor. Un beso para que duermas bien.

Alastor cerró los ojos y suspiró profundamente, acomodándose bajo las mantas mientras Vicent lo arropaba. Cuando finalmente se apartó para bajar a la cocina, el pelirrojo lo miró por última vez, sus ojos brillando con cariño.

-Te amo, Vicent -susurró, su voz apenas audible.

Vicent sintió un nudo formarse en su garganta. Sonrió con ternura y le devolvió el susurro.

-Y yo a ti, Alastor. Duerme bien.

Y con un último vistazo, Vicent salió de la habitación, sabiendo que esta noche le tocaría cuidar de su pequeño desastre de enamorado. Pero si tenía que hacerlo cada noche, con Alastor llamándolo con esa voz melosa y susurrándole cosas dulces... entonces no le importaría en lo más mínimo.

๋࣭  ⭑[𝒞𝑜𝓊𝓅𝓁𝑒 - 𝓈𝒽𝑜𝓇𝓉]  ๋࣭ ⭑ Radiostatic/StaticradioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora