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Verdad o Reto: Parte 03

El ambiente en la habitación se había vuelto más ligero tras el turno de Lucifer, pero eso no duraría mucho. La botella, una vez más, giraba en la mesa, llena de expectativas y sonrisas maliciosas. Todos observaban atentos mientras el vidrio reflejaba la tenue luz que inundaba el salón. Finalmente, se detuvo frente a Alastor.

-¡Ohhh, Alastor otra vez! -exclamó Charlie, riendo de manera cómplice mientras se cruzaba de brazos-. Esta vez no te salvarás tan fácil.

Alastor, que ya se había sentido incómodo después del último turno, tragó saliva. Aún no había superado las sensaciones de tensión de la ronda anterior y, ahora, sentía que su suerte había vuelto a jugarle en contra. Su pulso se aceleraba nuevamente, y trató de mantener su habitual máscara de serenidad.

-¿Verdad o reto, Al? -preguntó Charlie, en tono juguetón, claramente disfrutando de la situación.

Alastor la miró con una mezcla de incertidumbre y nerviosismo. Sabía que elegir "verdad" otra vez sería considerado como una retirada cobarde. Además, con lo que había pasado antes, no quería arriesgarse a más preguntas comprometedoras. Pero también temía lo que podría pasar si elegía "reto". El silencio se alargaba mientras todos lo miraban expectantes.

Finalmente, respiró hondo.

-Reto -respondió, intentando sonar seguro, aunque sentía que su voz lo traicionaba.

La sonrisa de Charlie se ensanchó. Claramente había estado esperando esto. Se inclinó un poco hacia adelante, frotándose las manos mientras pensaba en algo que claramente divertiría a todos.

-Está bien, Alastor. Tu reto es... -dijo con una pausa dramática, disfrutando de la expectación en la habitación-. ¡Tienes que besar a Lucifer!

El silencio fue inmediato. Todos en la habitación se quedaron mirando a Charlie, luego a Alastor, y finalmente a Lucifer. Fue como si el tiempo se hubiera detenido por un segundo, solo para luego ser reemplazado por risitas ahogadas y murmullos llenos de emoción.

Alastor, que estaba acostumbrado a ser el centro de atención en situaciones tensas, sintió una ola de calor inundar su rostro. No era solo un sonrojo común. Sus mejillas se encendieron en un tono escarlata, y sus manos empezaron a sudar instantáneamente. Por un momento, el mundo pareció tambalearse. Sintió un ligero mareo, como si la presión en su cuerpo cayera de golpe, y tuvo que aferrarse al borde de su silla para no perder el equilibrio.

En el rincón opuesto de la habitación, Vicent, quien había estado tranquilamente observando, frunció el ceño. Un tic visible comenzó a manifestarse en su ojo izquierdo, y su mandíbula se apretó levemente. No había manera de disimular la incomodidad que sentía. Aún cuando él y Alastor mantenían su relación en secreto, este tipo de situaciones lo irritaban profundamente. Pero sabía que no podía hacer nada demasiado obvio. El juego debía seguir.

Mientras tanto, Anthony, siempre el más travieso del grupo, no pudo evitar reír a carcajadas. Su risa fue como una señal, y los demás comenzaron a seguirle. Incluso Oscar, normalmente tan serio, dejó escapar un suspiro divertido.

-¡Vamos, Alastor! -gritó, con su típico tono burlón-. ¡No te pongas tímido ahora! Es solo un beso, ¿no?

-¡Sí! ¡Vamos! -añadió Vaggie, dándole un ligero codazo a Charlie, que estaba sonriendo de oreja a oreja.

-Es solo por diversión -agregó Charlie, sin ninguna malicia, pero claramente disfrutando de la creciente incomodidad de Alastor.

Alastor, aún enrojecido, intentó encontrar una salida. Su cabeza giraba en todas direcciones, buscando una excusa. Pero entonces, Anthony se levantó, riendo, y le dio un empujón suave pero firme en la espalda. Alastor tropezó ligeramente, cayendo hacia adelante hasta quedar justo frente a Lucifer.