Primer Amor: Parte 12

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Alastor estaba acostado en su cama, completamente inmóvil, como si cada fibra de su cuerpo se resistiera a moverse. Su mirada vacía estaba clavada en el techo, pero no lo veía realmente. En el borde de la cama, una bandeja con desayuno frío descansaba sin haber sido tocada: tostadas que ya se habían ablandado y un vaso de leche que había perdido su frescura. Alastor no tenía hambre, ni energía para levantar siquiera un dedo.

Su madre, con una mirada de preocupación silenciosa, había entrado temprano en la mañana y le había permitido faltar a clases ese día. "Pero con una condición, cariño," había dicho con un tono suave, como si temiera que cualquier cosa más fuerte lo rompiera aún más. "Quiero que prepares el almuerzo para cuando llegue a casa, y te pongas al día con tus tareas." Ella sabía cuánto le dolía, y había decidido darle espacio para recomponerse, al menos un poco, antes de enfrentarse al mundo otra vez.

Alastor solo había asentido, apenas capaz de murmurar un "Gracias, mamá". Sabía que ella trataba de ayudarlo, que pensaba que una pausa de la rutina podría hacer que se sintiera mejor, pero... ¿cómo podría sanar cuando su corazón seguía sangrando por dentro?

Sus ojos se llenaron de lágrimas otra vez, y las dejó caer sin resistencia. El dolor no era menos intenso, incluso después de haber llorado toda la noche. Era como una herida abierta que no dejaba de supurar, dejándolo débil y agotado. Su respiración era temblorosa mientras el llanto silencioso le sacudía el pecho. Trató de respirar hondo, de calmarse, pero todo lo que sentía era una opresión abrumadora, una mezcla sofocante de tristeza, rabia y desilusión.

Se llevó una mano al pecho, apretando la tela suave de su pijama como si con eso pudiera contener el dolor. Había tenido tantas ilusiones, tantas esperanzas, y todas se habían desmoronado con un solo golpe. Se sentía humillado, estúpido por haber pensado siquiera que alguien como Vicent podría interesarse en él. ¿Cómo pudiste ser tan ingenuo, Alastor? se recriminó una y otra vez, el dolor ardiendo con más fuerza cada vez que la imagen de Vicent besando a esa chica regresaba a su mente.

Un sollozo más profundo se escapó de sus labios. Él nunca me vio de esa manera... ni siquiera me ve ahora, pensó, sintiéndose patético. Le había entregado su corazón sin pensar, sin detenerse a considerar las señales, sin siquiera protegerse. Se había expuesto por completo. Y ahora pagaba el precio.

No sabía cuánto tiempo más se quedó allí, perdido en su dolor, con los ojos cerrados y las lágrimas mojando su almohada. No tenía ganas de moverse. No quería salir de su habitación. Solo quería desaparecer, hundirse en su cama y olvidarse de todo. Pero incluso en su tristeza, no podía evitar pensar en una cosa: Vicent no sabe... Vicent no tiene idea de cuánto me está lastimando.

Por un segundo, se preguntó qué pasaría si le dijera. ¿Qué haría Vicent si supiera cuánto dolor le había causado? Pero la idea se desvaneció rápidamente, reemplazada por un nuevo torrente de lágrimas. No cambiaría nada. Él ya tiene a alguien más. Y yo... yo solo soy un tonto más, enamorado de un imposible.

Mientras tanto, en la escuela, el ambiente era completamente distinto.

Vicent caminaba por los pasillos con las manos en los bolsillos y la cabeza baja, tratando de ignorar la atención no deseada que parecía haber caído sobre él de repente. Sus amigos no dejaban de reír y hacerle bromas, dándole palmaditas en la espalda como si hubiera ganado algún tipo de premio.

-¡Eh, Romeo! -gritó uno, empujándolo ligeramente-. ¡Esa foto de anoche fue increíble! ¿Te vas a casar con Jessica o qué?

-¡¿Quién lo diría, eh?! -agregó otro con una risa burlona-. ¡El serio de Vicent con novia! ¿Qué fue lo que te convenció, amigo? ¿El beso o las miradas?

-Chicos, chicos, denle un respiro. -Un tercero se acercó, con una sonrisa pícara-. Seguro que ahora ya no tendrá tiempo para nosotros con su "novia nueva".

Vicent apenas forzó una sonrisa, asintiendo distraídamente a sus bromas. Pero por dentro, sentía una punzada extraña. Era como si algo estuviera fuera de lugar. No podía decir qué exactamente, pero...

-¿Qué pasa? -preguntó uno de sus amigos, al notar que la sonrisa de Vicent se desvanecía lentamente-. ¿No estás contento con tu chica?

Vicent parpadeó y trató de recuperar la compostura. Claro que estaba contento... o al menos eso debería ser. Pero, de repente, sentía que todo había perdido un poco de su brillo. Y entonces, un pensamiento le golpeó como un rayo: Alastor no está aquí hoy.

El vacío que lo atravesó fue casi tangible. Vicent miró a su alrededor, como si esperara ver esa sonrisa brillante y esos ojos ansiosos buscándolo, pero solo encontró a sus amigos, riendo y bromando como siempre. El dolor en su pecho creció, como una culpa pesada que no podía explicar.

-Nada, chicos, no es nada -respondió rápidamente, apartándose-. Me tengo que ir. Nos vemos más tarde.

Se despidió rápidamente y se fue a un rincón más tranquilo, sacando su celular. La ausencia de Alastor lo inquietaba de una manera que no entendía. ¿Estaba bien? ¿Por qué no había ido a clase? Sin pensarlo, abrió su lista de contactos y buscó su nombre, dudando mientras sus dedos temblaban sobre la pantalla. ¿Debería mandarle un mensaje?

Pero no lo hizo. Algo le decía que no sería bien recibido. Dejó caer el celular con un suspiro frustrado y, en un impulso, revisó sus fotos. Había eliminado la foto con Jessica esta mañana, sin darle importancia. Pero cuando deslizó la galería y llegó a las siguientes imágenes... se quedó helado.

Eran fotos de Alastor.

La primera era la más reciente, tomada a escondidas durante la última clase de matemáticas. Alastor estaba inclinado sobre su cuaderno, mordiéndose el lápiz y con el ceño fruncido, completamente concentrado. Una pequeña sonrisa suave había aparecido en el rostro de Vicent al recordar el momento, pero luego pasó a la siguiente foto.

Más imágenes de Alastor, cada una tomada sin que el chico se diera cuenta. Riéndose con alguien más. Viéndolo desde el otro lado del pasillo. Tomando notas distraídamente. ¿Cuántas había tomado?

Su pecho se contrajo, y un sentimiento que no podía nombrar comenzó a arder dentro de él. Miró una y otra vez las fotos, su mente tratando de procesar lo que significaban. ¿Por qué las había guardado? ¿Por qué esas fotos le importaban tanto más que cualquier otra?

Y de repente, lo entendió.

-No... -susurró, dejando caer el celular como si le quemara.

El peso de la realidad se abatió sobre él con la fuerza de una avalancha. Alastor... Alastor era mucho más importante para él de lo que había querido admitir. Jessica no significaba nada, ni tampoco los comentarios de sus amigos. Pero Alastor...

Las fotos, sus sonrisas, cada mirada que compartieron... Todo tenía sentido ahora.

-Lo arruiné -murmuró, su voz temblando de miedo y desesperación.

Había tratado de negar lo que sentía. Había tratado de escapar de algo que lo aterraba. Pero ahora que lo entendía, era como si la verdad lo abrumara. Había lastimado a la única persona que realmente le importaba. Y ahora... ahora era demasiado tarde.

๋࣭  ⭑[𝒞𝑜𝓊𝓅𝓁𝑒 - 𝓈𝒽𝑜𝓇𝓉]  ๋࣭ ⭑ Radiostatic/StaticradioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora