Estrés: Parte 02

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El despertador sonó con una agresividad dolorosa, rasgando el silencio de la madrugada con un pitido que resonó como un martillo en la cabeza de Alastor. Se levantó de golpe, su cuerpo rígido y su mente aún atrapada en la niebla de un sueño incompleto. Parpadeó varias veces, dándose cuenta de que había estado dormido por... ¿cuánto? Miró el reloj. Apenas dos horas. Sus músculos protestaban, y sentía cada parte de su cuerpo suplicando por más descanso.

-No puedo... no puedo detenerme ahora -murmuró con voz rasposa, frotándose los ojos. Se apartó del escritorio, con papeles pegados a la mejilla y bolígrafos esparcidos por el suelo. El lugar parecía un campo de batalla después de la guerra, pero no tenía tiempo para limpiarlo. A duras penas se empujó hacia el baño, se lavó la cara con agua fría y se cambió de ropa, esperando que eso aliviara un poco su estado.

El aroma del desayuno lo recibió en la cocina, pero su estómago no estaba listo para comer. Se obligó a sentarse a la mesa con su madre, sonriendo débilmente mientras ella le servía una taza de café recién hecho y un par de tostadas con mermelada.

-Parece que no has dormido nada, cariño -comentó ella con un tono de preocupación. Sus ojos, siempre amables y cálidos, lo examinaron con detenimiento. -No quiero que te esfuerces tanto. Todo tiene un límite.

-Estoy bien, mamá. De verdad. -Forzó una sonrisa mientras mordía una de las tostadas. El sabor no lograba penetrar la niebla en su mente, pero siguió comiendo de todas formas. Sabía que necesitaba algo de energía para enfrentar el día.

-Alastor... -Ella suspiró, sentándose a su lado y acariciando suavemente su cabello despeinado. -Te ves agotado. ¿Por qué no tomas un descanso esta tarde?

-Lo haré... lo prometo. -No tenía intenciones de hacer tal cosa, pero no quería preocuparla más. Terminó su café y se levantó, dándole un beso en la mejilla. -Te veré luego.

Ella lo despidió con un abrazo cálido y unas últimas palabras de ánimo, pero él apenas las escuchó. Su mente ya estaba enfocada en las clases, las tareas, y... Vicent. Pensar en él le dio un pequeño impulso, como un rayo de sol colándose entre las nubes. Con esa chispa de motivación, salió del apartamento y se dirigió al campus, aunque sentía cada paso como si caminara a través de arena.

Al llegar, los pasillos ya comenzaban a llenarse de estudiantes que charlaban y reían, ignorando la nube de cansancio que se aferraba a él. Cuando finalmente llegó al lugar donde solía encontrarse con Vicent, lo vio de pie junto a la entrada del edificio principal, esperando con las manos en los bolsillos. Alastor intentó enderezarse y poner su mejor cara.

-¡Hey! -Saludó con voz forzada, intentando sonar animado. Pero Vicent solo frunció el ceño, sus ojos recorriendo el rostro de Alastor con preocupación inmediata.

-Alastor... -murmuró, dando un paso hacia él. Se detuvo a solo un par de centímetros, alzando una mano para tocarle la mejilla. -¿Te miraste al espejo antes de salir?

-Eh... -Alastor rió nerviosamente, rascándose la nuca. -No... ¿por qué lo dices?

-Porque pareces un fantasma. -Vicent soltó un suspiro y, antes de que Alastor pudiera protestar, lo tomó suavemente del brazo y comenzó a guiarlo hacia los baños más cercanos. -Ven aquí, necesito hacer algo al respecto.

Alastor no tuvo fuerzas para resistirse, dejándose llevar mientras Vicent lo miraba de reojo, su ceño fruncido revelando más de lo que las palabras podían expresar. Entraron en el baño, y Vicent lo llevó hasta uno de los lavabos. Encendió el agua y le dio un empujón suave hacia el grifo.

-Lávate la cara de nuevo -ordenó con suavidad, pero sin lugar a objeciones. -Y después vamos a arreglarte un poco.

Alastor lo obedeció, sintiendo el agua fría revitalizarlo ligeramente. Vicent sacó un peine pequeño de su bolsillo y comenzó a acomodarle el cabello con paciencia. Mientras lo hacía, murmuraba cosas como "No puedo creer que te estés descuidando así" y "¿Cuánto dormiste? ¿Una hora?". Alastor solo cerró los ojos, disfrutando del contacto, incluso cuando Vicent le pasó el peine con más fuerza de la necesaria.

-Ya, basta de sermones -dijo finalmente Alastor, abriendo un ojo para mirarlo con una media sonrisa. -Te prometo que estoy bien.

-No, no lo estás -replicó Vicent con firmeza, guardando el peine y cruzándose de brazos. -Pero te lo dejaré pasar, por ahora. Vamos a la cafetería. Necesitas algo para mantenerte despierto o te desmayarás en la primera clase.

Alastor ni siquiera intentó discutir. Lo dejó arrastrarlo hacia la cafetería, donde Vicent pidió una bebida energética y un sándwich. Alastor frunció el ceño, pero Vicent le devolvió la mirada con seriedad.

-Te lo comes, te lo bebes, y luego me agradeces -le dijo, deslizando la bandeja hacia él. -Y no me vengas con que no tienes hambre.

-Gracias, Vicent -murmuró Alastor con una sonrisa cansada. La calidez en su pecho aumentaba con cada pequeño gesto de su novio. Tomó la bebida y comenzó a beber lentamente, sintiendo cómo la energía volvía poco a poco a sus venas. -De verdad, gracias.

-Solo... cuídate más, ¿sí? -Vicent suspiró, su expresión suavizándose mientras lo miraba con ternura. -No me gusta verte así, Al. Me preocupo.

Alastor asintió, sintiendo una punzada de culpa. Quería prometerle que descansaría más, que no volvería a estresarse tanto, pero sabía que sería una mentira. Aun así, al ver la preocupación en los ojos de Vicent, decidió intentarlo.

-Lo haré, lo haré. -Sonrió, esta vez con un poco más de convicción. -Gracias por cuidar tanto de mí.

Vicent solo negó con la cabeza y se inclinó para darle un beso rápido en la mejilla. Luego, ambos terminaron el desayuno en silencio, disfrutando de la compañía del otro, antes de que Alastor tuviera que regresar a sus clases.

De vuelta en el aula, la mente de Alastor seguía cargada de conceptos y fórmulas. Pero esta vez, la sensación de agotamiento era un poco más soportable. El cansancio seguía ahí, latiendo en el fondo de su conciencia, pero también lo acompañaba un calor suave en su pecho.

"Soy muy afortunado", pensó, dejando escapar un suspiro de alivio. Tener a alguien que se preocupara tanto por él, alguien que se tomara el tiempo de verlo y cuidarlo incluso en sus peores momentos... era un lujo que no todos tenían.

Con renovada determinación, abrió sus libros y se preparó para otra jornada larga. Pero esta vez, con la certeza de que no estaba solo, y de que había alguien esperando para asegurarse de que, al final, también se cuidara a sí mismo.

๋࣭  ⭑[𝒞𝑜𝓊𝓅𝓁𝑒 - 𝓈𝒽𝑜𝓇𝓉]  ๋࣭ ⭑ Radiostatic/StaticradioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora