Discoteca: Parte 03

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La discoteca seguía vibrando con la energía de la música, luces parpadeantes y una multitud que se movía como una marea interminable. Alastor y Vicent aún estaban junto a la barra, hablando lo mejor que podían sobre el rugido ensordecedor de las bocinas. Las voces se entrecortaban, las frases quedaban a medias, pero Alastor se las arreglaba para mantener una conversación tranquila con Vicent, quien sonreía y asentía, atento a cada palabra.

Sin embargo, algo comenzó a captar la atención de Alastor. Vicent movía el pie al ritmo de la música, con un movimiento inconsciente que resonaba con cada latido de la música. Los ojos de Alastor se desviaron hacia el pie inquieto de su novio, luego subieron lentamente por su cuerpo, notando cómo sus dedos tamborileaban contra el borde del vaso, el leve balanceo de sus hombros... y la sonrisa algo contenida en su rostro. Era evidente: Vicent quería bailar.

Una sensación de culpa y ternura lo atravesó. Sabía que Vicent era de esos chicos que adoraban las noches de fiesta, que se desenvolvían como pez en el agua en el caos de luces y cuerpos en movimiento. Pero aquí estaba, quieto junto a él, sujetando su bebida con paciencia, negándose a ir a la pista porque sabía que Alastor no estaba acostumbrado a esos ambientes. Vicent no se lo había pedido, ni lo haría, pero su deseo estaba ahí, latiendo con cada compás de la música.

Alastor se mordió el labio, debatiéndose. Miró la pista de baile, a las parejas girando y enroscándose una en la otra, y sintió una punzada de nerviosismo. Él no sabía bailar. Nunca había estado en un lugar así. Pero... una parte de él, pequeña y temerosa, quería intentarlo, quería hacer algo especial por Vicent. Sabía que esto significaría mucho para él.

Inspiró profundamente, tomando una decisión. Se inclinó hacia su novio y, tratando de mantener la voz firme, le dijo:

-Voy al baño un momento.

-¿Te acompaño? -preguntó Vicent, alarmado. Pero Alastor negó con la cabeza rápidamente.

-No, no es necesario. Estaré bien. Solo... dame un minuto.

Vicent lo miró con un dejo de preocupación, pero asintió y lo soltó suavemente. Alastor le dedicó una pequeña sonrisa de agradecimiento y se abrió paso entre la multitud. Cuando llegó al baño, se apoyó contra la puerta cerrada y exhaló lentamente, tratando de calmar el latido errático de su corazón.

Se miró en el espejo, observando su propio reflejo. Se veía... igual de formal que siempre, con el cabello perfectamente peinado y la ropa bien ajustada. Suspiró y, después de un breve momento de duda, se enderezó y comenzó a desabrocharse el cuello de la camisa. Dejó algunos botones sueltos, revelando un poco más de piel de lo que solía mostrar. Luego, se pasó la mano por el cabello, despeinándolo ligeramente, dándole un toque menos rígido, más natural. Inhaló profundamente una última vez y se observó de nuevo. Parecía... ¿más atrevido? Al menos, se veía diferente.

Alastor se quedó mirando su reflejo por un momento más, con una pequeña sonrisa nerviosa en los labios. Era ahora o nunca.

Salió del baño y, en lugar de regresar de inmediato con Vicent, se dirigió hacia la barra. Se mordió el labio inferior y, sin pensarlo demasiado, se inclinó hacia el barman.

-¿Un trago con... un poco de alcohol? -pidió. El barman lo miró con curiosidad, pero no preguntó nada. Preparó una bebida suave y la deslizó hacia él.

-No mucho, ¿eh? -le advirtió. Alastor asintió, agradecido, y tomó un sorbo. El sabor era dulce, con un ligero toque amargo que le quemó la garganta, pero no era desagradable. Sintió un calor extenderse por su pecho y decidió que con eso sería suficiente.

Regresó con Vicent, tratando de mantener la calma. Pero el corazón le latía desbocado cuando lo vio, todavía apoyado contra la barra, con la misma postura relajada de siempre, pero los ojos moviéndose por la multitud, buscando.

-¿Todo bien? -preguntó Vicent en cuanto Alastor llegó a su lado.

Alastor solo asintió, incapaz de hablar. Entonces, con el valor que le otorgaba el pequeño toque de alcohol, levantó la mirada, sintiendo que se sonrojaba.

-Vicent... -empezó, pero se interrumpió. No estaba seguro de cómo decirlo. ¿Simplemente lo pedía? ¿Lo tomaba de la mano y lo arrastraba a la pista? No... no se veía capaz de algo tan directo.

-¿Sí? -respondió Vicent, inclinándose hacia él, sus ojos atentos y curiosos.

Alastor tragó saliva, respiró hondo y, antes de perder el valor, levantó una mano tímidamente hacia la pista de baile.

-¿Te gustaría... bailar? -preguntó, su voz apenas un susurro que casi se perdió en el bullicio.

El efecto fue inmediato. Los ojos de Vicent se abrieron de par en par y su boca se curvó en una sonrisa radiante. Una expresión de sorpresa y alegría que hizo que Alastor se sintiera ligero como una pluma.

-¿Hablas en serio? -preguntó, mirándolo fijamente.

Alastor asintió, sin atreverse a mirarlo directamente.

-Sí... si tú quieres.

Vicent no respondió con palabras. En su lugar, dejó su vaso en la barra, tomó la mano de Alastor y lo atrajo hacia la pista, guiándolo con cuidado entre los bailarines. Alastor sentía su corazón a punto de estallar, pero cuando llegaron a un lugar relativamente despejado, no pudo evitar mirarlo con un poco de pánico.

-No sé bailar, Vicent -confesó con voz temblorosa.

-No te preocupes -susurró Vicent, mirándolo con una ternura que casi lo desarmó-. Yo te guiaré.

Y así, con paciencia infinita, Vicent lo tomó por la cintura, lo acercó a él y comenzó a moverse suavemente. Al principio, Alastor se sintió torpe, fuera de lugar, tratando de seguir el ritmo, pero poco a poco se fue relajando. La mano de Vicent en su cintura era firme, reconfortante. Sus ojos nunca se apartaban de los suyos, guiándolo con una sonrisa suave.

-Eso es... solo mírame a mí -murmuró Vicent, y Alastor obedeció. El mundo se desvaneció. La música, las luces, la multitud... todo se redujo a los ojos de Vicent y a la sensación de sus cuerpos moviéndose juntos. Lentamente, muy lentamente, Alastor comenzó a relajarse. Se dejó llevar, siguiendo el movimiento de Vicent, sintiendo cómo sus pies se sincronizaban, cómo su respiración se acompasaba.

Vicent lo miró, sus ojos brillando con una emoción que Alastor nunca había visto antes.

-Estás hermoso -murmuró, y Alastor sintió que el mundo se detenía por un segundo.

Sonrió tímidamente, pero no apartó la mirada. Vicent se inclinó un poco más cerca, hasta que sus frentes se rozaron.

-Gracias por esto -susurró Vicent, y el tono de su voz hizo que Alastor se derritiera.

-Todo por ti -respondió Alastor, su voz apenas un murmullo.

๋࣭  ⭑[𝒞𝑜𝓊𝓅𝓁𝑒 - 𝓈𝒽𝑜𝓇𝓉]  ๋࣭ ⭑ Radiostatic/StaticradioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora