Primer Amor: Parte 14

23 1 0
                                    

El aire se volvió denso y pesado en la pequeña cocina. Alastor sintió cómo el calor subía por su cuello hasta enrojecer por completo sus mejillas. El peso de lo que había dicho colgaba en el aire como una tormenta a punto de desatarse. ¿Cómo pude decir algo así? Su mente gritaba en pánico, y sintió cómo sus manos temblaban levemente, entrelazadas sobre la mesa.

-Olvida lo que dije... -musitó con voz rota, apenas audible. Desvió la mirada, avergonzado, su corazón latiendo tan fuerte que le dolía el pecho-. Fue... fue un error, no tienes que-

-Sí. -La voz de Vicent lo interrumpió con firmeza.

Alastor levantó la vista, sorprendido. El chico lo miraba con una seriedad que nunca había visto antes, sus ojos azules reflejando una decisión que lo dejó sin aliento.

-¿Qué... qué dijiste? -balbuceó Alastor, su voz temblando de incredulidad.

Vicent tragó saliva y dio un paso hacia él, el sonido de sus zapatos resonando en el suelo como un latido de corazón.

-Dije que sí. -La respiración de Vicent era profunda, entrecortada, pero su mirada no se apartaba de la de Alastor-. Me... me gustaría besarte a ti.

Las palabras cayeron como una bomba. El tiempo pareció detenerse mientras Alastor procesaba lo que acababa de escuchar. Su mente giraba frenética, buscando un punto de apoyo, algo que le indicara que esto era real, que no estaba soñando. Pero entonces, Vicent dio otro paso adelante, acercándose más. La distancia entre ellos se redujo, apenas unos centímetros los separaban.

Y cuando Vicent se inclinó hacia él, Alastor sintió que el mundo entero se desmoronaba.

Sus labios se rozaron con suavidad, un toque apenas perceptible que hizo que todo su cuerpo se estremeciera. Los ojos de Alastor se cerraron involuntariamente mientras la calidez de Vicent lo envolvía, sus sentidos abrumados por la cercanía, por la realidad de lo que estaba sucediendo.

Vicent me está besando. Me está besando... a mí.

La primera chispa de contacto fue suave, apenas un roce lleno de dudas e inseguridades. Pero luego, como si un fuego se encendiera entre ambos, el beso se profundizó lentamente. Alastor sintió el calor de los labios de Vicent, su respiración agitada, y la presión suave de su mano al apoyarse en la mesa para no tambalearse. Sus propios labios temblaban, respondiendo torpemente al contacto, sintiendo cada segundo como una eternidad.

Entonces, cuando el beso finalmente se rompió, Alastor se quedó quieto, con los ojos cerrados y el pecho subiendo y bajando rápidamente. Apenas podía respirar. Sus manos estaban crispadas en los bordes de la mesa, su cuerpo temblando. Y cuando abrió los ojos, vio a Vicent mirándolo, con una expresión tan intensa que casi lo hizo retroceder.

-¿Ves? -susurró Vicent, su voz baja y llena de emoción-. No estaba mintiendo.

Alastor parpadeó, sus mejillas ardiendo. Los labios le hormigueaban, y sentía como si todo su cuerpo flotara en una nube de confusión y alegría mezclada. No... no podía ser verdad. Esto no podía estar pasando.

-Yo... yo... -balbuceó, las palabras atoradas en su garganta. Pero entonces, antes de que pudiera siquiera encontrar algo coherente que decir, las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos.

Vicent lo miró, sorprendido.

-¿Alastor? -preguntó con preocupación.

Pero Alastor solo sacudió la cabeza, riendo entre lágrimas. No podía detenerlo. Una risa temblorosa, rota, llena de alivio y felicidad desbordante, resonó en la cocina. Su pecho dolía con la fuerza de sus emociones, y se llevó una mano a la boca, como si eso pudiera contener el torrente de sentimientos que lo inundaba.

-No puedo... no puedo creerlo... -susurró entre risas y sollozos. Las lágrimas corrían por sus mejillas, pero no le importaba. No le importaba nada más en ese momento-. ¡No puedo creerlo!

Vicent lo miraba, desconcertado pero con una pequeña sonrisa asomando en sus labios. Esa risa, esas lágrimas de alegría... nunca había visto a Alastor así. Nunca lo había visto tan vulnerable, tan lleno de vida.

-¿Creer qué? -preguntó suavemente.

Alastor lo miró con los ojos llenos de lágrimas y una sonrisa brillante que parecía iluminar toda la habitación.

-Que tú... que tú me besaste -dijo con voz entrecortada-. Que realmente... me besaste a mí.

Vicent soltó una risa suave, sus propios ojos brillando con algo indescriptible. Alastor lo miraba como si fuera lo más increíble del mundo, como si acabara de presenciar un milagro.

-Te lo diré cuantas veces necesites escucharlo, entonces -murmuró, inclinándose de nuevo hacia él-. Te amo, Alastor.

Las palabras cayeron como un susurro en el aire, pero el impacto fue devastador. Alastor sintió que todo su cuerpo se estremecía, que el suelo bajo sus pies se desvanecía. Los sollozos se ahogaron en su garganta, y más lágrimas brotaron de sus ojos.

-No... no puede ser... -susurró, con la voz quebrada por la emoción-. No puede ser cierto...

-Es cierto -repitió Vicent con firmeza, su voz temblando ligeramente. Y antes de que Alastor pudiera decir algo más, Vicent se inclinó de nuevo, presionando sus labios contra los de él con más fuerza esta vez, con más desesperación, como si quisiera borrar cualquier duda, cualquier sombra de inseguridad que quedara.

Alastor respondió al beso con la misma intensidad, sus manos temblorosas aferrándose a los hombros de Vicent como si tuviera miedo de que se desvaneciera. La sensación de los labios de Vicent contra los suyos, de su cuerpo tan cerca, de la verdad en sus palabras... todo eso era demasiado. Demasiado para comprender, demasiado para soportar.

Pero no quería que terminara. No quería que ese momento acabara nunca.

Y cuando finalmente se separaron, ambos jadeando ligeramente, con los rostros enrojecidos y las emociones a flor de piel, Alastor solo pudo mirarlo con una mezcla de incredulidad y felicidad abrumadora.

-Te amo, Alastor -repitió Vicent suavemente, sus manos levantándose para enmarcar el rostro de Alastor con ternura-. Te amo.

Alastor sollozó de nuevo, sus labios temblando. Y entonces, con un pequeño grito ahogado de felicidad, se lanzó hacia adelante, rodeando a Vicent con sus brazos y enterrando el rostro en su pecho.

-Te amo... te amo... -murmuraba, su voz apenas un susurro entre sollozos y risas-. No puedo... no puedo creerlo... pero te amo...

Vicent lo abrazó con fuerza, cerrando los ojos mientras sentía el calor de Alastor contra él. Nunca había estado tan seguro de algo en su vida como en ese momento. Nunca había sentido algo tan real, tan poderoso.

-Te amo, Alastor -murmuró una vez más, y se inclinó para besar suavemente su cabello.

El mundo entero desapareció en ese abrazo, y todo lo que quedó fue la certeza de que, en ese momento, estaban exactamente donde debían estar. Juntos.

๋࣭  ⭑[𝒞𝑜𝓊𝓅𝓁𝑒 - 𝓈𝒽𝑜𝓇𝓉]  ๋࣭ ⭑ Radiostatic/StaticradioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora