Distracciones: Parte 02

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La tarde caía lentamente, pintando el cielo con un tono anaranjado mientras los últimos rayos de sol iluminaban la pequeña cafetería en la que Alastor había decidido refugiarse. Sentado en una mesa junto a una ventana, tenía ante él una pila de libros abiertos y un cuaderno donde las páginas estaban llenas de anotaciones en su ordenado caligrafía. Junto a él, una taza de café aún humeante emitía su suave aroma, brindándole ese impulso extra que tanto necesitaba.

El ambiente era perfecto. El murmullo de conversaciones lejanas y el tintineo ocasional de tazas y cucharillas apenas eran un eco suave en su mente, que estaba completamente enfocada en los textos. Alastor se encontraba profundamente inmerso en la lectura, desentrañando las complejidades de su materia. Era uno de esos momentos raros en los que todo parecía alinearse: la concentración, la energía, el tiempo.

Justo cuando pasaba una página y comenzaba a subrayar una frase particularmente importante, su teléfono vibró en la mesa.

Al principio, Alastor lo ignoró. Seguro era algún recordatorio o una notificación sin importancia. Pero después de unos segundos, la vibración volvió, seguida de un suave tono que indicaba una llamada. Sin necesidad de mirar la pantalla, supo de inmediato quién era: Vicent.

Alastor apretó los labios, contemplando si contestar o no. Sabía muy bien lo que pasaría si no lo hacía; Vicent empezaría a bombardearlo con mensajes, preguntas de por qué no respondía, y tal vez incluso alguna que otra foto para llamar su atención. Y lo conocía lo suficiente para saber que no pararía hasta que consiguiera una respuesta.

Suspirando, dejó el lápiz a un lado y tomó el teléfono, deslizando el dedo para contestar.

-¿Sí, Vicent? -respondió, intentando que su voz sonara calmada y atenta.

-¡Alastor! -La voz de Vicent llegó a través del auricular, alegre y llena de energía, como siempre. Sin preámbulos, comenzó a hablar-. ¿Sabías que hoy hay una oferta de dos por uno en la pizzería de la esquina? ¡Pensaba que podríamos cenar juntos más tarde! Ah, y además, he visto este documental súper interesante sobre la vida marina. Hay una escena donde los delfines...

Alastor hizo una pausa mental mientras Vicent seguía hablando. Escuchaba cada palabra, por supuesto, pero al mismo tiempo, sus ojos no podían evitar desviarse hacia el libro que había dejado abierto frente a él. Una ecuación compleja le estaba esperando, y la página que tenía marcada era crucial para entender el resto de su estudio.

-Eso suena interesante... -respondió Alastor, aunque su tono tenía una falta de entusiasmo apenas perceptible.

Vicent seguía sin detenerse, saltando de un tema a otro. La oferta de la pizzería dio paso a los delfines, que a su vez fueron desplazados por alguna anécdota sobre el perro de su vecino. Cada frase era llena de detalles, entonaciones y risas, mientras Alastor intentaba, con todas sus fuerzas, mantener su mente en ambos mundos: el de la conversación y el de los libros. Pero cuanto más hablaba Vicent, más difícil se hacía concentrarse.

Sus dedos tamborileaban ligeramente sobre el libro. Intentaba prestar atención a las palabras de Vicent, pero al mismo tiempo, su mirada se deslizaba sobre las fórmulas matemáticas que comenzaban a entremezclarse con fragmentos de las palabras de su novio.

-...y entonces el perro se escapó y empezó a correr por toda la calle como loco. Tienes que haberlo visto, Al, fue divertidísimo. Me recordó a esa vez que intentamos enseñarle a tu gato a dar vueltas, ¿te acuerdas?

-Claro, claro... -murmuró Alastor, aunque su mente estaba a kilómetros de distancia, intentando procesar las ecuaciones en el libro, las cuales ya no tenían mucho sentido.

El dolor de cabeza comenzó a formarse lentamente, un latido constante en su sien que fue aumentando con cada segundo. Alastor frotó sus ojos con una mano, aún sosteniendo el teléfono con la otra. Sabía que si se lo mencionaba a Vicent, su novio se preocuparía, o peor aún, comenzaría a disculparse de manera exagerada y a preguntarle si quería que le colgara. No tenía sentido complicar las cosas.

-Entonces pensé que tal vez podríamos ir esta noche a la pizzería, después de que termines de estudiar, claro. Y luego podríamos ver una película o incluso el documental, que de verdad, es fascinante...

Vicent no paraba, y Alastor luchaba por mantener una respuesta en la conversación. Volvía a repetir en su cabeza la última frase que había leído en su libro, pero cada vez se desvanecía más rápidamente. Sus pensamientos se entrelazaban con las palabras de Vicent, haciéndose cada vez más confusos.

-Suena bien, Vicent, realmente suena bien -dijo Alastor, aunque esta vez no pudo evitar que una ligera fatiga se colara en su tono.

Hubo una pequeña pausa al otro lado de la línea. Vicent, tal vez notando la falta de entusiasmo de Alastor, cambió el tono de su voz, volviéndose más suave.

-Oye, Al, ¿estás bien? Suenas cansado.

Alastor apretó los labios, cerrando los ojos un momento. La punzada en su cabeza ya no era ignorable, pero aún así, no quería preocupar a Vicent.

-Sí, solo... estoy concentrado, eso es todo. Tengo bastante por hacer, pero estoy bien -mintió con una sonrisa que sabía que Vicent no podía ver, pero que tal vez sentiría a través de su voz.

-Ah, lo siento -dijo Vicent, su tono lleno de disculpas-. No quería interrumpirte. Es solo que... te extraño, ya sabes.

El dolor de cabeza de Alastor se intensificó un poco más, pero aun así, suavizó su voz para tranquilizarlo.

-Lo sé, Vicent. No te preocupes. Terminaré pronto y te llamaré, ¿de acuerdo?

-¡Prometido! -respondió Vicent, sonando un poco más animado-. Te dejaré en paz entonces, pero no olvides lo de la pizzería. ¡Te amo!

-Yo también te amo -dijo Alastor con suavidad antes de colgar.

El silencio que quedó después de la llamada fue abrumador, y Alastor dejó escapar un largo suspiro. Se recostó en la silla, cerrando los ojos mientras sentía cómo el dolor en su cabeza palpitaba con fuerza. Sabía que debería volver a sus libros, pero por un momento, solo se quedó allí, disfrutando del silencio, aunque fuera breve.

Con un último vistazo al café que ya se había enfriado, y con la promesa de una noche con Vicent flotando en su mente, Alastor decidió que tal vez necesitaba un pequeño descanso antes de volver a concentrarse.

๋࣭  ⭑[𝒞𝑜𝓊𝓅𝓁𝑒 - 𝓈𝒽𝑜𝓇𝓉]  ๋࣭ ⭑ Radiostatic/StaticradioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora