Viejo Amigo: Parte 01

19 2 0
                                    

El sol de mediodía bañaba el campus con una calidez que contrastaba con la frialdad que sentía Alastor en su interior. El zumbido de las conversaciones y las risas de los estudiantes en el receso llenaba el aire, pero para él, todo eso era solo ruido distante. Sentado en un banco bajo la sombra de un árbol, observaba el reloj en su muñeca, sintiendo que los minutos se estiraban con cada segundo que pasaba. Estaba esperando a Vicent, su novio, como lo hacía casi todos los días. Pero hoy, algo en el ambiente parecía diferente, como un presentimiento que no podía sacudirse.

Finalmente, lo vio a lo lejos: Vicent caminando con su andar relajado y una sonrisa brillante en el rostro. Alastor se levantó casi de inmediato, su corazón latiendo un poco más rápido al ver a su pareja, pero algo más capturó su atención. Vicent no venía solo.

A su lado, un chico ligeramente más bajo, con un cabello rubio rizado que brillaba bajo el sol y una complexión esbelta, caminaba con una expresión de alegría que irradiaba. Sus ojos, de un azul claro, chispeaban con una mezcla de entusiasmo y timidez. Vestía ropa sencilla pero bien cuidada, y a cada paso parecía moverse con una energía liviana y despreocupada que lo hacía parecer casi frágil. Había algo delicado en la manera en que sonreía, y a Alastor le costó mucho esfuerzo mantener una expresión neutra cuando ambos se acercaron.

-¡Alastor! -Vicent saludó con entusiasmo, la alegría evidente en su voz-. Te presento a un amigo muy especial.

El rubio dio un paso adelante y le ofreció la mano a Alastor, sin borrar la sonrisa de su rostro.

-Soy Milo -dijo con una voz suave y melódica, como si cada palabra estuviera cantada en lugar de hablada-. Un viejo amigo de Vicent, de cuando éramos niños.

Alastor, sorprendido por la calidez y la fuerza del apretón, entrecerró los ojos levemente. Era una sonrisa educada la que sostenía en su rostro, pero algo dentro de él se tensó.

-Encantado, Milo. -Hizo un esfuerzo consciente por sonar cortés, aunque sus pensamientos se atropellaban entre sí. ¿De dónde había salido este chico? ¿Y por qué Vicent no le había mencionado a su "viejo amigo" antes?

-Alastor es mi novio -interrumpió Vicent con orgullo, casi como si quisiera gritarlo al mundo entero. La mano de Milo seguía aferrada a la de Alastor, y, por un instante, notó cómo sus ojos se oscurecían un poco antes de recuperar su brillo usual. El agarre se apretó apenas un poco más, casi imperceptiblemente, pero suficiente para que Alastor lo notara.

-Oh, claro -Milo soltó la mano, rascándose la nuca con una risita avergonzada-. Lo siento, es que... no imaginé que tuvieras esos gustos, Vicent.

Alastor levantó una ceja, intrigado. ¿Había un leve tinte de amargura en esa voz, o simplemente era su imaginación? Miró de reojo a Vicent, quien parecía estar demasiado relajado, demasiado contento. No parecía haber notado nada fuera de lugar.

-Bueno, ya sabes porque no todas mis anteriores parejas son tan... duraderas -Vicent soltó una carcajada, dándole un pequeño codazo a Alastor, quien respondió con una sonrisa tensa.

-Qué bueno saber que soy la excepción -dijo Alastor en tono neutro. Milo sonrió de nuevo, esta vez con algo que parecía más forzado.

-¡Oh, definitivamente lo eres! -contestó el chico rubio, sus ojos se desviaron apenas por un segundo hacia Vicent, un destello de algo que Alastor no pudo identificar claramente-. Eres... muy afortunado de tenerlo.

-Claro, ambos lo somos -replicó Alastor rápidamente, manteniendo su tono ligero, aunque sentía el comienzo de un nudo en el estómago. ¿Por qué tenía esa sensación de que Milo estaba midiendo cada una de sus palabras?

Pasaron los siguientes minutos charlando de banalidades, con Vicent riéndose y bromeando, haciendo que Milo se uniera a las risas con facilidad. A Alastor no se le escapó la forma en que Milo miraba a Vicent, sus ojos siguiéndolo con una mezcla de devoción y nostalgia, como si quisiera congelar cada momento. Era sutil, pero para alguien que conocía cada expresión de Vicent, cada inflexión de su voz, era imposible no notar la diferencia en la forma en que Milo se inclinaba hacia él, cómo lo tocaba casualmente en el brazo al reírse, o cómo sus ojos se suavizaban cada vez que Vicent hablaba.

-Entonces, Milo -dijo Alastor finalmente, aprovechando un momento de silencio-, ¿cuánto tiempo hace que no ves a Vicent?

Milo parpadeó, y por un momento, su sonrisa vaciló. Pero se recuperó rápido.

-Oh, casi... cinco años, ¿no, Vicent?

Vicent asintió, una expresión nostálgica en el rostro.

-Sí, desde que me mudé aquí. Perdimos el contacto hasta hace poco. -Giró su rostro hacia Alastor con una sonrisa traviesa-. ¿No es genial haberlo reencontrado?

-Genial... -murmuró Alastor, esforzándose por mantener la voz controlada. Pero lo cierto es que algo en todo esto no le parecía genial en absoluto.

La conversación continuó, pero Alastor no podía apartar la vista de los pequeños gestos entre ambos. La forma en que Milo se reía ante cada broma de Vicent, como si cada palabra fuera oro. La manera en que Vicent parecía relajar la postura solo cuando miraba a su amigo de la infancia. Eran detalles pequeños, casi insignificantes, pero para Alastor, eran como pequeñas astillas clavándose lentamente bajo su piel. La incomodidad creció cuando Vicent sugirió que fueran a almorzar juntos.

-¡Será como en los viejos tiempos! -exclamó Milo con una expresión radiante, sus ojos buscando los de Vicent. Alastor se tragó sus palabras de rechazo.

-Claro, ¿por qué no? -aceptó, con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos. Porque era solo un amigo, ¿no? Un amigo torpe y amable, con una sonrisa tan brillante como irritante. Pero la forma en que Milo se aferró a esa idea de "los viejos tiempos" y la manera en que miraba a Vicent decían algo más.

Cuando finalmente se encaminaron hacia la cafetería, Alastor sintió una mano en su brazo. Se detuvo y vio que era Milo, mirándolo con una expresión seria, casi solemne.

-Sé que no soy una amenaza, Alastor -dijo en voz baja, para que Vicent, que iba unos pasos adelante, no los escuchara-. Pero... no puedo evitar extrañarlo. Era mi mejor amigo. Solo... quería que supieras eso.

La tensión que había estado acumulándose en el pecho de Alastor se convirtió en un ardor, como si alguien hubiera encendido una chispa. Pero mantuvo la calma. Apretó los labios y asintió, respondiendo con una voz suave:

-Lo entiendo. -Mantuvo su mirada firme-. Pero ahora es mi novio.

El desafío en las palabras no se perdió en Milo, quien solo sonrió, un gesto pequeño y triste.

-Sí, lo es. -Y, con una última mirada a Vicent, soltó el brazo de Alastor y se adelantó, llamando a Vicent con un tono que tenía demasiados recuerdos guardados.

Alastor lo observó irse, con el corazón latiendo a un ritmo dolorosamente rápido. No era su imaginación. Había algo más en ese chico, algo que Vicent, en su despreocupada manera de ser, parecía ignorar.

Y ahora, Alastor tendría que asegurarse de que Milo no intentara robar lo que era suyo.

๋࣭  ⭑[𝒞𝑜𝓊𝓅𝓁𝑒 - 𝓈𝒽𝑜𝓇𝓉]  ๋࣭ ⭑ Radiostatic/StaticradioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora