Ansias: Parte 03

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El entrenamiento finalmente llegó a su fin. El cielo se estaba tornando de un suave color anaranjado y el campo se vaciaba poco a poco, con los últimos rayos de sol iluminando a los jugadores que se despedían entre bromas y palmadas en la espalda. Vicent se secó el sudor de la frente con la toalla, respirando profundamente. Estaba exhausto, pero satisfecho. Alastor seguía esperándolo en las gradas, como siempre, con una pequeña sonrisa de orgullo pintada en su rostro.

Después de intercambiar algunas palabras con el entrenador, Vicent comenzó a dirigirse hacia donde estaba su novio. Sin embargo, antes de que pudiera dar más de un par de pasos, un chico de su equipo se acercó a él con una expresión traviesa en el rostro. Era Valentino, un joven con una complexión alta y atlética, conocido por ser algo entrometido.

-Hey, Vic -llamó Valentino, usando el apodo que solían darle en el equipo-. Buen trabajo hoy. -Sus ojos se entrecerraron un poco con una chispa de diversión mientras le daba una palmada en la espalda.

-Gracias, -respondió Vicent con una sonrisa educada, ya sintiendo la inquietud en su pecho. Valentino rara vez se acercaba para charlar sin alguna segunda intención-. ¿Qué pasa?

-Nada, solo que... -Valentino levantó ambas manos con un gesto casual, pero luego inclinó la cabeza y bajó la voz-. Me preguntaba cómo van las cosas con Alastor.

La pregunta hizo que Vicent lo mirara con los ojos entrecerrados. Sabía perfectamente a qué se refería, pero no estaba de humor para empezar con ese tipo de conversación, especialmente no con alguien como Valentino, cuya fama de chismoso superaba los límites.

-Nos va bien, -respondió con voz firme, tratando de cortar la conversación antes de que empezara.

-¿Sí? -replicó Valentino, alzando una ceja-. ¿Así que... todavía no han hecho nada, eh?

Vicent sintió que la mandíbula se le tensaba involuntariamente. Mantuvo la calma, o al menos lo intentó, mientras dirigía una mirada helada hacia su compañero de equipo.

-Eso no es asunto tuyo, Valentino.

-Oh, vamos, -dijo el chico con una sonrisa burlona, acercándose un poco más-. Es solo curiosidad, amigo. Todos en el equipo se lo preguntan. Después de todo, tú no eres conocido precisamente por... tomarte las cosas con calma, si sabes a lo que me refiero.

Vicent respiró hondo, tratando de mantener la paciencia. Tenía que recordar que, en estos casos, lo mejor era ignorar a Valentino. No quería darle la satisfacción de una reacción. Pero entonces, justo cuando pensaba en cómo alejarse de la conversación, Valentino dejó caer la bomba.

-Aunque, claro... -continuó, observando a Vicent con una sonrisa aún más ladina-. Deberías apresurarte, ¿no? Escuché que un chico de un año mayor está muy interesado en Alastor.

La mirada de Vicent se volvió afilada como un cuchillo. De repente, todas sus alarmas se encendieron.

-¿De qué hablas? -preguntó, su voz baja y controlada.

-Oh, nada, nada... -Valentino fingió una expresión inocente, aunque sus ojos destellaban de malicia-. Es solo que me enteré que Lucifer Morningstar, ya sabes, el capitán del equipo senior, ha estado preguntando por tu chico. Incluso le he oído decir que le gustaría "conocerse mejor" con él.

Vicent sintió que un calor abrasador comenzaba a formarse en su interior. Había escuchado ese nombre varias veces: Lucifer Morningstar. Un chico de reputación impecable, atractivo, y con un encanto natural que lo hacía destacar entre todos. Era popular, respetado... y peligroso cuando se proponía algo.

-No me interesa lo que haya dicho, -masculló Vicent, pero su voz temblaba con una ira contenida.

-¿No te interesa? -repitió Valentino con una carcajada suave-. Hombre, debería interesarte. Si no mueves ficha pronto, alguien más podría hacerlo por ti. -Le dio un codazo juguetón-. ¿O qué? ¿Piensas dejar que otro te lo arrebate?

Las palabras hicieron que la sangre de Vicent hirviera en sus venas. No había nada que lo enojara más que la insinuación de que podía perder a Alastor. No es que dudara de su relación, pero saber que alguien como Lucifer estaba interesado en su novio... Y peor aún, que Valentino, de todos los chicos, estuviera al tanto y se lo estuviera restregando en la cara...

Sin embargo, se forzó a respirar y mantenerse tranquilo, al menos exteriormente.

-Alastor no es algo que se pueda "arrebatar", Valentino, -replicó, mirándolo con frialdad-. Y no es como si Lucifer tuviera alguna oportunidad con él.

-Eso dices tú, Vicent, -se burló Valentino, alzando las manos en un gesto de rendición-. Pero yo que tú no estaría tan seguro. Ese chico tiene fama de conseguir lo que quiere.

Vicent apretó los dientes con tanta fuerza que casi pensó que se romperían. Alastor era suyo. Y si Lucifer se atrevía a acercarse, bueno... Iba a asegurarse de que se mantuviera muy, pero muy lejos.

-Deja de meter las narices en lo que no te incumbe, -dijo finalmente, su voz grave y amenazante.

-Ooooh, -canturreó Valentino, dando un paso atrás con una sonrisa burlona-. Tranquilo, tranquilo, no hay necesidad de ponerse así. Solo te lo decía como un amigo preocupado. Después de todo, no querría que alguien más se llevara tu premio antes de que siquiera lo desenvuelvas, ¿me entiendes?

Vicent no respondió. Sabía que si decía algo más, terminaría perdiendo la compostura y le daría a Valentino exactamente lo que quería. Así que, en lugar de eso, se limitó a lanzarle una última mirada gélida antes de darse la vuelta y alejarse a paso firme.

-Nos vemos en el próximo entrenamiento, -se despidió Valentino con un tono burlón, pero Vicent no se molestó en mirarlo.

Su mente giraba a toda velocidad mientras caminaba hacia las gradas donde Alastor lo esperaba. Lucifer Morningstar. Tenía que asegurarse de que ese chico supiera exactamente cuál era su lugar. No iba a permitir que alguien más intentara interponerse entre él y Alastor.

Apretó los puños con fuerza, conteniendo su ira. Cuando llegó junto a Alastor, lo encontró balanceando las piernas y hojeando un libro pequeño, completamente ajeno a lo que había pasado.

-¿Todo bien, amor? -preguntó Alastor con una sonrisa cuando lo vio acercarse.

Vicent respiró hondo, tratando de relajarse y devolverle la sonrisa.

-Sí, todo bien, -respondió con voz firme, aunque por dentro, la furia seguía ardiendo.

"Si Lucifer Morningstar cree que puede acercarse a ti, va a recibir una sorpresa", pensó Vicent, envolviendo a Alastor con un brazo protector cuando comenzaron a caminar de regreso a casa.

Porque Alastor era suyo. Y nadie, ni siquiera alguien como Lucifer, iba a cambiar eso.

๋࣭  ⭑[𝒞𝑜𝓊𝓅𝓁𝑒 - 𝓈𝒽𝑜𝓇𝓉]  ๋࣭ ⭑ Radiostatic/StaticradioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora