Baloncesto: Parte 01

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La clase de deportes estaba en pleno apogeo. El gimnasio resonaba con el eco de las zapatillas de los estudiantes sobre el suelo de madera pulida y el sonido de la pelota rebotando rítmicamente en el aire. Las luces fluorescentes iluminaban la cancha de baloncesto mientras dos equipos competían con entusiasmo. Alastor y Vicent se encontraban en equipos contrarios, pero desde el principio, las reglas del juego parecían torcerse con cada mirada que se lanzaban.

-¡Vamos, Alastor! -gritó su compañero de equipo, pasando la pelota rápidamente hacia él.

Alastor la atrapó con destreza y comenzó a driblar hacia la canasta, sus ojos destellando con una mezcla de determinación y diversión. Pero entonces, una figura familiar se interpuso en su camino: Vicent. Alastor se detuvo de golpe, observando cómo Vicent sonreía ligeramente. El pasillo entre ellos parecía estrecharse mientras ambos se desafiaban en silencio.

-¿Vas a robarme la pelota, cariño? -preguntó Alastor, ladeando la cabeza con un aire de burla juguetona.

-Tal vez... si me dejas. -respondió Vicent, acercándose con una mirada traviesa.

En lugar de evitarlo, Alastor ralentizó el drible, apenas defendiendo la posesión, hasta que Vicent estiró la mano y le quitó la pelota con facilidad. La sonrisa de Vicent se amplió mientras corría hacia el aro del equipo contrario. Alastor se quedó quieto por un segundo, observando la elegancia con la que se movía, antes de esprintar para alcanzarlo.

-¡Vamos, Alastor, no dejes que te pase! -gritó un compañero.

Pero Alastor apenas hizo un esfuerzo por interrumpirlo. En un solo movimiento fluido, Vicent saltó y encestó. El sonido de la pelota atravesando la red resonó como una pequeña victoria compartida entre ambos.

-¡Punto para Vicent! -gritó el entrenador, y el equipo de Vicent celebró.

El partido siguió, pero los dos no dejaban de intercambiar miradas. Cada vez que Alastor tenía la pelota, Vicent lo perseguía con ojos que no solo reflejaban la competitividad del juego, sino algo más profundo, algo que solo ellos entendían. A veces, Vicent se movía para defenderlo, y Alastor se deslizaba por el costado, fingiendo un escape, solo para que sus hombros rozaran fugazmente. En otras ocasiones, Alastor aceleraba de repente, forzando a Vicent a atraparlo con un suave empujón que casi se sentía como un abrazo disimulado.

Finalmente, el silbato sonó. El equipo de Vicent ganó por tres puntos.

-Buen juego. -Vicent se acercó a Alastor mientras ambos se dirigían a la línea de descanso.

-Tuviste suerte. -respondió Alastor, con una sonrisa entre labios. Le brillaban los ojos por la emoción del partido y algo más.

Vicent dejó escapar una risita mientras se quitaba la camiseta del equipo y se la pasaba por la frente sudorosa. El entrenador les dio una pausa para hidratarse y que los equipos se reorganizaran.

-Ya veremos la próxima vez, -susurró Vicent al oído de Alastor antes de sentarse en la banca. Alastor se quedó de pie, sintiendo un cosquilleo en la piel por el susurro y la proximidad de Vicent.

Los equipos se reestructuraron, y el entrenador señaló a Alastor que se quedara para la siguiente ronda mientras el equipo de Vicent descansaba. Los nuevos rivales ocuparon la cancha, y el partido comenzó de nuevo. Pero algo había cambiado para Alastor: sentía una presión nueva, una expectación que lo mantenía tenso, como si estuviera jugando bajo un reflector invisible.

Giró la cabeza una fracción de segundo y ahí estaba Vicent, sentado en el banco, sus ojos grises fijos en él. Vicent no disimulaba; lo miraba con una mezcla de orgullo y algo más difícil de describir, una especie de calidez que lo hacía sentir expuesto. Alastor tragó saliva, sintiendo el ritmo de su corazón acelerarse.

-¡Alastor! ¡Estás distraído! -gritó uno de sus compañeros.

Alastor volvió al partido, tratando de centrarse. Pero cada vez que se movía, sentía esa mirada sobre él. Era como si el aire se volviera denso alrededor suyo. Vicent no apartaba la vista ni por un segundo, observando cada uno de sus movimientos. Alastor trató de no dejar que lo afectara, pero el calor en sus mejillas era evidente.

Entonces, un jugador del equipo contrario se acercó a Alastor, aprovechando su distracción para intentar robarle la pelota. Alastor reaccionó instintivamente, girando sobre su pie derecho y lanzando un pase rápido a un compañero, apenas logrando salvar la posesión.

-Concéntrate, Alastor -se murmuró a sí mismo, respirando profundamente.

Pero era difícil. Con cada drible, sentía cómo la mirada de Vicent se volvía más intensa, como si estuviera evaluando cada movimiento, cada respiración. Y Alastor, a pesar de sí mismo, no podía evitarlo. Era como si todo el gimnasio se desvaneciera, y solo existieran ellos dos, en ese eterno juego de miradas que ningún otro jugador podría entender.

El partido continuó, y Alastor seguía esforzándose por mantener la concentración. Pero no importaba cuántas canastas intentara o cuántos pases lograra, sentía que cada uno de sus movimientos era seguido de cerca por esos ojos que conocía tan bien.

Finalmente, el silbato sonó de nuevo. El entrenador llamó a los jugadores para rotar. Alastor exhaló aliviado, y mientras se dirigía a la banca, levantó la vista y se encontró con la sonrisa tranquila de Vicent.

-Estuviste genial ahí. -dijo Vicent en voz baja cuando Alastor se dejó caer a su lado, empapado de sudor y con las piernas temblando.

-Eso es porque no dejabas de mirarme. -replicó Alastor, intentando sonar molesto, pero fallando miserablemente.

Vicent se rió suavemente y se inclinó un poco, su aliento rozando la mejilla de Alastor.

-No puedo evitarlo. -murmuró. Alastor giró la cabeza, sus ojos conectando con los de Vicent. Era una mirada intensa, pero llena de afecto. Alastor sintió cómo su corazón latía con fuerza.

El sudor en su frente no era solo por el partido, y lo sabía.

Y ahí, en medio del bullicio del gimnasio, mientras el siguiente partido comenzaba, se prometieron en silencio que seguirían jugando este juego de miradas. Porque para ellos, el baloncesto era solo una excusa para estar más cerca, aunque fueran rivales en la cancha.

๋࣭  ⭑[𝒞𝑜𝓊𝓅𝓁𝑒 - 𝓈𝒽𝑜𝓇𝓉]  ๋࣭ ⭑ Radiostatic/StaticradioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora