Pijamada: Parte 02

8 0 0
                                    

La noche se cernía tranquila sobre el departamento de Vincent. Las luces de la ciudad titilaban a lo lejos, pero dentro de aquel acogedor espacio, solo el calor de la intimidad y las risas compartidas llenaban el ambiente. Alastor, con su característico aire juguetón, estaba de pie frente al espejo del baño, revisando su cabello por enésima vez. Aunque había dicho que solo iba a pasar la noche para un supuesto "trabajo universitario", la verdad era mucho más simple y dulce: solo querían estar juntos. Dormir. Compartir el espacio uno del otro sin más expectativas que un poco de cariño antes de que el día se acabara.

Desde el dormitorio, Vincent lo observaba con una sonrisa suave mientras arreglaba la cama. Era un ritual que no compartía con nadie más, pero tener a Alastor allí, en su pequeño rincón del mundo, siempre hacía que todo pareciera más... especial.

-¿Piensas quedarte ahí mirándome todo el tiempo, Vic? -preguntó Alastor, lanzándole una mirada desde el baño, con una sonrisa traviesa mientras se inclinaba para cerrar el grifo.

Vincent soltó una suave risa, dejándose caer sobre la cama. -No puedo evitarlo, me encanta cómo luces cuando te haces el importante frente al espejo -bromeó, sin perder el tono cariñoso-. Además, me encanta cuando me llamas "Vic".

Alastor dejó escapar una pequeña risa, sintiendo cómo un ligero rubor subía a sus mejillas. Sabía cuánto le gustaba a Vincent ese apodo, y le gustaba complacerlo en esos pequeños detalles.

-Bueno, ¿y tú? ¿Ya estás listo para dormir? -preguntó Alastor, caminando hacia el dormitorio mientras ajustaba su pijama, que consistía en una camiseta suelta y pantalones cómodos.

-Lo estaría... -Vincent hizo una pausa, observando cómo Alastor se acercaba-. Si no estuvieras tan lejos.

Alastor se rió, acercándose a la cama, pero antes de que pudiera subirse, Vincent lo jaló con rapidez, tumbándolo suavemente sobre la cama. Con una habilidad casi felina, Vincent lo rodeó con sus brazos, haciéndolo quedar atrapado entre las suaves sábanas.

-¡Hey! -exclamó Alastor, sin poder contener una risa-. Eso fue una trampa.

-Las mejores trampas son las inesperadas -respondió Vincent con una sonrisa mientras acariciaba su mejilla. Los dedos de Vincent eran cálidos, y Alastor no pudo evitar sentirse a salvo, completamente protegido en esos brazos que ahora lo rodeaban.

Por un momento, ambos se quedaron en silencio, observándose bajo la tenue luz del cuarto, esa que hacía que los ojos de Vincent brillaran como dos chispas de calidez. Aquel silencio estaba lleno de complicidad, un lenguaje que no necesitaba palabras para entenderse. Lentamente, Vincent se inclinó hacia adelante, dejando un suave beso en la frente de Alastor. No era un beso apasionado, sino uno dulce, uno que hablaba de cuidado, de conexión.

-Vic... -murmuró Alastor, su voz teñida de una mezcla de ternura y agradecimiento.

Pero el momento de calma no duró mucho. Antes de que Vincent pudiera darse cuenta, Alastor tomó una de las almohadas y, con un movimiento rápido y decidido, la estampó contra la cabeza de Vincent.

-¡Toma eso! -dijo Alastor entre risas, aprovechando la sorpresa para rodar y alejarse un poco.

Vincent, sacudiéndose el golpe con una sonrisa, lo miró con una mezcla de sorpresa y desafío. -¿Eso es todo lo que tienes, Al? -preguntó, tomando una almohada con la misma energía.

Lo siguiente fue una explosión de risas. La batalla de almohadas comenzó con todo, almohadas volando por el aire y risas llenando cada rincón del pequeño departamento. Alastor trataba de mantener a raya a Vincent, pero su novio era implacable. Cada vez que esquivaba una almohada, otra venía por detrás, y Vincent no dudaba en usar todo su ingenio para intentar ganar.

-¡No puedes escapar de mí! -gritó Vincent, persiguiéndolo alrededor de la cama.

-¡Eso lo veremos! -respondió Alastor, esquivando un golpe y lanzándose al otro lado de la cama, riendo como un niño.

Después de varios minutos de persecución, almohadazos, y risas, ambos terminaron colapsando en la cama, agotados pero sonriendo ampliamente. Las almohadas yacían por todas partes, y el cuarto ahora parecía más caótico que nunca, pero para ellos, esa pequeña batalla había sido una de las mejores partes de la noche.

-Eres un tramposo -dijo Alastor, respirando con dificultad mientras trataba de reacomodarse en la cama.

-Y tú, un desastre -bromeó Vincent, levantando una mano para apartar un mechón de cabello de la frente de Alastor, mirándolo con esos ojos llenos de cariño.

Después de unos minutos, cuando la risa se fue calmando, Alastor se acurrucó más cerca de Vincent, apoyando la cabeza en su pecho, escuchando el suave latido de su corazón. Era un sonido que siempre lo tranquilizaba, y en ese momento, se sintió completamente en paz. Vincent, por su parte, pasó un brazo alrededor de él, sosteniéndolo suavemente como si fuera lo más preciado en su vida.

-Oye, Vic... -susurró Alastor, sintiendo cómo el cansancio comenzaba a invadirlo.

-¿Sí? -respondió Vincent, sus dedos trazando suaves caricias en la espalda de Alastor.

-Gracias por... todo -murmuró, cerrando los ojos mientras se dejaba llevar por la sensación de estar en los brazos de alguien que lo quería tanto.

Vincent sonrió suavemente y dejó un beso en la coronilla de Alastor. -No tienes que agradecerme nada. Me encanta que estés aquí, conmigo.

Ambos se quedaron así, en silencio, disfrutando del simple acto de estar juntos. No necesitaban más. No había presiones, solo la compañía del otro, un calor compartido bajo las sábanas. Las palabras no eran necesarias, porque ya se habían dicho todo lo que sus corazones necesitaban decir.

Antes de que el sueño los venciera, Alastor levantó la cabeza una última vez y dejó un beso suave en los labios de Vincent, un gesto simple, pero cargado de todo el amor que sentía. Vincent le devolvió el beso, uno que fue igual de suave, igual de sincero.

-Buenas noches, Vic -susurró Alastor, acurrucándose una vez más contra su pecho.

-Buenas noches, Al -respondió Vincent, cerrando los ojos y dejando que el sonido de la respiración de su novio lo arrullara hacia el sueño.

En el pequeño departamento, entre almohadas desordenadas y risas compartidas, el mundo exterior parecía tan lejano. Ahí, en ese instante, todo era perfecto.

๋࣭  ⭑[𝒞𝑜𝓊𝓅𝓁𝑒 - 𝓈𝒽𝑜𝓇𝓉]  ๋࣭ ⭑ Radiostatic/StaticradioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora