Paseo: Parte única

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Era una de esas mañanas perfectas de otoño, donde el aire fresco te rozaba la piel suavemente, y las hojas caían en remolinos de color naranja y dorado. El parque estaba lleno de vida: familias paseando, niños corriendo, y parejas disfrutando del clima encantador. Entre ellos, caminaban Alastor y Vincent, tomados de la mano, completamente absorbidos por su pequeño mundo de risas y miradas cómplices.

Vincent llevaba una chaqueta ligera que ondeaba con el viento, y Alastor, con su característico estilo sencillo pero encantador, vestía una camiseta abrigadora, algo más relajado que de costumbre. Sus dedos entrelazados se sentían como el ancla que los mantenía unidos mientras avanzaban por los senderos, con las hojas crujientes bajo sus pies.

-¿No te parece que todo está increíblemente bonito hoy? -preguntó Alastor, mirando alrededor con una sonrisa radiante-. Siento como si el parque hubiera decidido ponerse guapo solo para nosotros.

-Tienes razón -contestó Vincent, fingiendo pensarlo mientras lo observaba de reojo-. Aunque creo que eres tú el que hace que el parque se vea mejor hoy.

Alastor lo miró, sacudiendo la cabeza entre risas.

-Siempre con esos comentarios, ¿eh? -bromeó, pero en el fondo sabía que esos cumplidos de Vincent siempre le derretían el corazón.

La caminata continuó entre pequeñas bromas y conversaciones ligeras, hasta que Vincent, siempre juguetón, comenzó a darle pequeños empujones a Alastor con el hombro, desatando una oleada de risas.

-¡Oye! -protestó Alastor, tratando de mantenerse en pie mientras Vincent lo empujaba suavemente otra vez-. ¡No me hagas caer!

-Nunca te dejaría caer -replicó Vincent, con una sonrisa traviesa, empujándolo nuevamente con un poco más de fuerza, pero con cuidado.

Alastor se recuperó con un giro elegante, sacando un poco de su teatralidad habitual, aunque no podía evitar la sonrisa que se ensanchaba en su rostro. En respuesta, decidió devolvérselo, empujando a Vincent suavemente con su hombro, aunque sabía que, comparado con la fuerza juguetona de Vincent, él apenas lo movía.

-¿Eso es lo mejor que tienes? -se burló Vincent, mirándolo con una ceja arqueada.

Alastor se rió, con los ojos brillando de diversión.

-Solo estoy calentando -respondió, fingiendo ponerse en posición de combate, como si estuviera a punto de lanzarse a una pelea de almohadas.

Antes de que pudiera reaccionar, Vincent lo agarró por la cintura con una velocidad sorprendente, y en un rápido movimiento, lo hizo girar en un círculo amplio, como si estuvieran bailando. Las risas de Alastor resonaron en el aire mientras giraba, su cabello ondeando con la brisa, el mundo dando vueltas alrededor de él.

-¡Vincent! -exclamó entre risas, tratando de encontrar el equilibrio mientras los pies de ambos dibujaban círculos en el suelo-. ¡Me vas a marear!

Pero Vincent no paró. Sus ojos brillaban con una diversión contagiosa mientras continuaba girándolo suavemente, disfrutando cada segundo de ver a Alastor tan relajado, tan feliz. Cuando finalmente desaceleró, lo inclinó hacia atrás, manteniéndolo seguro con una mano firme en su cintura, exactamente como en una escena romántica sacada de una película.

El corazón de Alastor dio un pequeño salto. La inclinación repentina lo tomó por sorpresa, pero sabía que Vincent no lo dejaría caer. Al contrario, lo sostenía con esa fuerza suave pero segura, como si estuviera hecho para eso. Los ojos de ambos se encontraron, y en ese momento, todo se detuvo.

-Sabes -susurró Vincent, su rostro a centímetros del de Alastor-, no puedo evitarlo.

Antes de que Alastor pudiera responder, Vincent se inclinó aún más cerca, y en un movimiento lento, sus labios se encontraron en un beso suave y profundo. La mano de Vincent en la cintura de Alastor lo mantenía inclinado hacia atrás, pero también lo acercaba, como si quisiera asegurarse de que nunca se separaran.

El beso fue dulce, lleno de esa ternura que ambos compartían en esos momentos privados, lejos del mundo. Alastor sintió un cosquilleo recorrerle el cuerpo, desde el lugar donde la mano de Vincent tocaba su cintura hasta sus labios, donde el calor de su amor se concentraba.

Cuando se separaron, ambos respiraban ligeramente agitados, no por el esfuerzo, sino por la intensidad del momento. Alastor, aún sostenido en esa inclinación, miró a Vincent con los ojos brillando y las mejillas levemente sonrojadas.

-Eso fue... -comenzó Alastor, pero no encontraba las palabras.

-Perfecto -terminó Vincent, sonriendo ampliamente mientras lo enderezaba con suavidad, manteniendo su mano en la cintura de Alastor un poco más de lo necesario.

El parque seguía lleno de vida, las hojas seguían cayendo, pero para ellos, todo parecía haberse detenido en ese instante. Alastor, aún recuperándose de la sorpresa, miró a Vincent con una mezcla de cariño y asombro.

-Eres increíble -dijo finalmente, apoyando su cabeza en el hombro de Vincent mientras retomaban su paseo, esta vez con un paso más lento y relajado.

-Y tú, Alastor, eres todo lo que necesito -respondió Vincent, entrelazando sus dedos nuevamente mientras caminaban por el sendero.

El sol brillaba cálido sobre ellos, y el sonido de las risas seguía acompañando sus pasos. Cada pequeño empujón, cada mirada cómplice y cada beso robado era solo un recordatorio de que, en ese mundo que habían creado juntos, todo era exactamente como debía ser.

๋࣭  ⭑[𝒞𝑜𝓊𝓅𝓁𝑒 - 𝓈𝒽𝑜𝓇𝓉]  ๋࣭ ⭑ Radiostatic/StaticradioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora