Secreto: Parte 03

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El bullicio de la cafetería llenaba el aire con risas, conversaciones y el sonido de bandejas chocando contra las mesas. Alastor estaba sentado frente a Vincent, con su charola apenas tocada. Los ojos de Vincent se posaban en él con una mezcla de curiosidad y preocupación. Alastor solía ser mucho más participativo, hablador, con esa chispa en la mirada que siempre le iluminaba el rostro... pero hoy estaba extraño, distante. La sonrisa que intentaba mantener no llegaba a sus ojos, y la forma en que movía los cubiertos por la comida era casi mecánica.

-¿Estás bien? -preguntó Vincent, inclinándose un poco hacia adelante, intentando captar la atención de su novio.

Alastor levantó la vista bruscamente, sorprendido. Llevaba un rato sumido en sus propios pensamientos, intentando disimular el nudo de preocupación que se le formaba en el estómago. Estaba pensando en John, en esas fotos, en la amenaza latente que pendía sobre ellos como una espada lista para caer en cualquier momento. Pero no podía decirle nada. No podía hacer que Vincent se preocupara... o peor aún, que intentara enfrentarse a John.

-Sí, claro, solo... estoy un poco cansado, eso es todo -respondió Alastor con una sonrisa rápida. Pero Vincent no se dejó engañar. Frunció el ceño, escudriñándolo como si pudiera ver más allá de la fachada que intentaba presentar.

-¿Cansado? ¿Por qué? -Vincent ladeó la cabeza, observándolo con intensidad. Sabía que algo no iba bien. Alastor rara vez mentía, y cuando lo hacía, era terrible en ello.

-Ah, ya sabes... las tareas, los exámenes... -Alastor desvió la mirada hacia la ventana, intentando no encontrarse con esos ojos claros que lo analizaban como si pudieran desentrañar todos sus secretos.

Vincent se quedó en silencio, aún observándolo. Había algo en la forma en que Alastor hablaba, como si estuviera midiendo cada palabra. Él lo conocía mejor que nadie. Sabía cuándo algo lo inquietaba. La forma en que sus manos temblaban ligeramente cuando sostenía los cubiertos, o cómo desviaba la vista al hablar... eso no era "cansancio". Era algo más. Algo que no quería decirle.

Pero antes de que pudiera insistir, el teléfono de Alastor vibró sobre la mesa, cortando la conversación. Alastor lo tomó rápidamente, como si esperara una explosión, y sus ojos se abrieron con sorpresa al leer el nombre que apareció en la pantalla: John.

El corazón de Alastor comenzó a latir con fuerza. Sintió un frío terrible al ver el mensaje.

"Nos vemos en el baño del segundo piso en cinco minutos. No hagas que te espere."

-¿Quién es? -preguntó Vincent de inmediato, estirando el cuello para ver la pantalla.

-Oh, nadie... -Alastor intentó bloquear el teléfono, pero su reacción fue demasiado rápida, demasiado torpe. Vincent alcanzó a ver el nombre y frunció aún más el ceño.

-¿John? -repitió con desconfianza-. ¿Por qué te está escribiendo ese idiota?

-No es nada -respondió Alastor rápidamente, sintiendo cómo la ansiedad comenzaba a apoderarse de él. Necesitaba salir de ahí. John estaba esperando y no podía hacerle enojar. No ahora. Se obligó a esbozar una sonrisa mientras se levantaba con una rapidez desesperada.

-¿Adónde vas? -preguntó Vincent, claramente desconcertado. La brusquedad de Alastor y su tono apresurado lo ponían en alerta.

-Solo... necesito ir al baño. Estaré de vuelta en un segundo -dijo Alastor con voz apresurada, tomando su mochila. Pero Vincent entrecerró los ojos, claramente notando la tensión en su voz.

-¿El baño? -repitió con escepticismo-. Pero... ¿por qué llevas la mochila?

Alastor maldijo en silencio, dándose cuenta de su error. Se obligó a reír suavemente, tratando de parecer casual.

-Oh, es solo... ya sabes, por si me llaman a la biblioteca. Tengo algunas cosas que devolver.

Vincent se quedó mirándolo, en completo silencio. Alastor pudo ver la incredulidad en su rostro, pero no podía quedarse más tiempo ahí. No podía arriesgarse a que John se molestara. No ahora que había accedido a hacer lo que él quisiera.

-¡Te veo en un rato! -se despidió rápidamente y se giró, prácticamente corriendo hacia la salida de la cafetería. Sintió la mirada de Vincent clavada en su espalda todo el tiempo.

Mientras cruzaba los pasillos vacíos, con el teléfono aún temblando en su mano, Alastor intentó tranquilizarse. Debía mantener la calma. No importaba lo que John quisiera esta vez, haría lo que fuera necesario para proteger a Vincent. Pero cada paso que daba hacia el baño del segundo piso lo llenaba de una sensación de pavor, como si estuviera descendiendo a un lugar oscuro y desconocido.

Cuando llegó a su destino, encontró a John esperándolo, apoyado contra la pared, con una expresión satisfecha en el rostro.

-Puntual. Me gusta -dijo John con una sonrisa de falsa amabilidad-. Pensé que tal vez te ibas a hacer el listo y no vendrías.

-¿Qué quieres? -preguntó Alastor en voz baja, esforzándose por sonar fuerte.

John se acercó lentamente, rodeándolo como si fuera un depredador acechando a su presa.

-Tranquilo, Alastor. No tienes por qué estar tan a la defensiva. Después de todo, esto es por el bien de tu novio, ¿no?

Alastor apretó los puños. No respondió. John sacó su teléfono y abrió las mismas fotos de antes. El simple vistazo hizo que el corazón de Alastor se detuviera.

-Quiero que me hagas un pequeño favor -murmuró John, extendiendo la mano y acariciando el mentón de Alastor con un gesto que hizo que se le erizara la piel de puro asco-. Vamos a tener una pequeña charla con un profesor. Quiero que inventes algo para desacreditarlo. ¿Ves? No es nada difícil. Y, si lo haces bien... tal vez me olvide de estas fotos por un tiempo.

-No puedo... -murmuró Alastor, horrorizado.

-Sí, puedes. -John sonrió, su rostro tan cerca que Alastor podía sentir su aliento-. Porque si no lo haces, este teléfono hará que Vincent se convierta en el hazmerreír de toda la escuela. Y no creo que eso sea lo que quieres, ¿verdad?

Alastor cerró los ojos, sintiendo cómo todo su mundo se tambaleaba. Odiaba a John con cada fibra de su ser, pero el miedo a que las fotos se difundieran era más fuerte. Más fuerte que cualquier odio, más fuerte que cualquier vergüenza.

-Está bien -susurró finalmente, bajando la cabeza.

John rió suavemente, satisfecho.

-Así me gusta. Ahora, vamos. No querrás hacer esperar al profesor, ¿verdad?

Alastor lo siguió en silencio, cada paso como si estuviera caminando hacia su propia perdición. Pero por Vincent... haría lo que fuera.

Incluso si eso significaba traicionar todo lo que creía correcto.

๋࣭  ⭑[𝒞𝑜𝓊𝓅𝓁𝑒 - 𝓈𝒽𝑜𝓇𝓉]  ๋࣭ ⭑ Radiostatic/StaticradioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora