Estrés: Parte 03

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El día finalmente había llegado. Alastor se levantó esa mañana con el estómago revuelto y las manos temblorosas, la acumulación de noches sin dormir y litros de café aún palpitando en su sistema. Sentía un peso en los párpados que luchaba por mantener abiertos, pero no iba a permitir que eso lo detuviera. No hoy.

"Todo se resume a esto", pensó mientras atravesaba el campus. Había trabajado, se había esforzado, se había empujado al límite. Un examen más y luego... luego podría descansar. Pero hasta entonces, no había lugar para debilidades.

Decidido, se dirigió a la biblioteca con casi una hora de anticipación antes del examen. Necesitaba ese tiempo para repasar las últimas notas y asegurarse de que todo estuviera claro en su mente. Cada detalle, cada fórmula, cada teoría. Todo debía estar fresco y perfecto. Abrió su cuaderno y esparció sus apuntes sobre la mesa, los ojos fijos en las hojas llenas de ecuaciones y resúmenes.

"Solo una última revisión", se prometió mientras empezaba a leer. Pero el agotamiento lo golpeó como una ola. Parpadeó varias veces, y las palabras comenzaron a desdibujarse. Intentó concentrarse, mordiendo el borde de su bolígrafo mientras se esforzaba por mantener la vista enfocada.

Solo... unos segundos... cerraría los ojos por un momento. Sintió su cabeza caer ligeramente hacia adelante, y antes de poder detenerse, una oscuridad cálida lo envolvió.

-Alastor... despierta. -Una voz urgente lo sacudió del sueño. Al principio no la reconoció, pero luego sintió las manos de Vicent en sus hombros, agitándolo suavemente. Alastor abrió los ojos, confuso, la mente aún atrapada en el abismo de un sueño profundo. Miró a su alrededor, desorientado, y notó la biblioteca vacía. ¿Qué hora era?

-¿Q-Qué...? -murmuró, su garganta seca y la lengua torpe. Miró a Vicent con el ceño fruncido, su corazón acelerándose por un presentimiento de pánico. Vicent tenía el rostro pálido y la mirada cargada de preocupación.

-Te quedaste dormido... -dijo Vicent rápidamente. -¿No tenías un examen a esta hora...?

El mundo de Alastor pareció detenerse en seco. Miró su reloj con incredulidad, viendo cómo las agujas marcaban implacablemente la hora. Cinco minutos. ¿Cómo podía haber pasado tanto tiempo? ¡Había cerrado los ojos solo un segundo...!

-No... no, no, no... -balbuceó, sintiendo una ola de pánico crecer en su pecho. Se levantó de golpe, los papeles cayendo de la mesa. -¡Tengo que ir! ¡No puedo llegar tarde, no hoy!

Vicent trató de calmarlo, pero Alastor ya estaba corriendo hacia la puerta de la biblioteca, casi tropezando con sus propios pies. El corazón le latía con fuerza en los oídos, cada segundo resonando como un trueno. "Por favor, por favor, no...", pensaba mientras corría por los pasillos vacíos del campus. Los edificios pasaban a su lado como manchas borrosas, y solo podía pensar en llegar a tiempo.

Al girar la esquina del edificio de aulas, vio el aula de examen al final del pasillo. Cerró los puños y corrió más rápido, ignorando el ardor en sus pulmones y el dolor en sus piernas. Pero cuando llegó, la puerta estaba cerrada.

-¡No, por favor...! -Alastor jadeó, golpeando la puerta con la palma abierta. Podía ver al profesor dentro, acomodando los papeles y los estudiantes ya sentados, concentrados. Llamó con más fuerza, el corazón martilleando en su pecho. El profesor finalmente se giró para mirarlo, su rostro severo y sin expresión.

-Por favor... lo siento... -Alastor apenas podía hablar, las palabras saliendo atropelladas entre su respiración entrecortada. -Sé que llegué tarde... pero déjeme entrar. Por favor, necesito presentar este examen. No volverá a pasar. -Sus ojos suplicaban, todo el peso de sus desvelos, de sus sacrificios, reflejados en su expresión desesperada.

El profesor se acercó a la puerta y la abrió ligeramente, solo lo suficiente para que Alastor pudiera escuchar su respuesta.

-Las reglas son claras, Alastor. No se permiten retrasos -dijo con frialdad, sus ojos escudriñando la apariencia desordenada de Alastor: su cabello despeinado, la ropa arrugada y las ojeras oscuras bajo sus ojos. -Deberías haber llegado a tiempo.

-Por favor... -Alastor sintió un nudo formarse en su garganta. Su voz se quebró, los ojos ardiendo. -Solo fueron unos minutos... No puedo perder esta oportunidad... He estudiado tanto, por favor...

El profesor negó con la cabeza, inquebrantable.

-Lo lamento, pero no puedo hacer excepciones. -Y con eso, cerró la puerta lentamente, dejando a Alastor de pie en el pasillo, la mano aún levantada como si fuera a golpear de nuevo. Miró la puerta cerrada, incrédulo. ¿Era esto real? ¿Todo había terminado así?

Sintió sus piernas temblar, su mente luchando por comprender lo que acababa de suceder. Bajó la mano lentamente, el sonido de su respiración resonando en el pasillo vacío. Los ojos se le llenaron de lágrimas, la garganta apretada por el dolor y la frustración.

De repente, una mano cálida se posó en su hombro. Alastor se giró y vio a Vicent, jadeando ligeramente de tanto correr para alcanzarlo. Lo miró con tristeza, los ojos llenos de compasión y dolor por lo que acababa de presenciar.

-Lo siento tanto, Al... -susurró Vicent, abrazándolo con fuerza. -Quise despertarte antes, pero estabas tan agotado... No pude...

Alastor sintió que sus barreras se rompían. Apretó los puños y cerró los ojos con fuerza, dejando que las lágrimas cayeran mientras enterraba el rostro en el hombro de Vicent. Todo su esfuerzo, toda la energía, cada minuto de sueño perdido, cada sacrificio... y ahora, se había ido.

-No... no puede ser... -murmuró entre sollozos. -No después de todo...

Vicent lo sostuvo con fuerza, acariciándole suavemente el cabello y murmurándole palabras de consuelo. Pero ninguna de ellas podía llenar el vacío que se formaba en el pecho de Alastor. Todo se sentía tan vacío, tan cruel.

-Tranquilo, estoy aquí. -Vicent besó su frente suavemente, susurrando. -Sé que esto duele. Pero estoy aquí, ¿de acuerdo? No estás solo.

Alastor asintió débilmente, el cuerpo sacudido por el llanto silencioso. Era un consuelo pequeño, pero era todo lo que tenía en ese momento.

Mientras permanecía en los brazos de Vicent, el mundo a su alrededor parecía desvanecerse. El dolor seguía allí, agudo y despiadado, pero al menos... no lo enfrentaba solo.

๋࣭  ⭑[𝒞𝑜𝓊𝓅𝓁𝑒 - 𝓈𝒽𝑜𝓇𝓉]  ๋࣭ ⭑ Radiostatic/StaticradioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora