Primer Amor: Parte 08

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El sol matutino se filtraba a través de las ventanas del aula, bañando los escritorios en una cálida luz dorada. El bullicio usual de los estudiantes llenaba el ambiente: voces, risas, y el rítmico golpeteo de lápices contra la madera mientras todos esperaban a que comenzara la clase. Pero entre todo ese caos, Vicent apenas podía concentrarse. Su mirada vagaba de un lado a otro, y cada tanto se encontraba suspirando sin razón aparente. Se sentía... agotado. No físicamente, aunque sí había dormido apenas un par de horas, sino mentalmente, como si todo su cuerpo estuviera inmerso en una tormenta de pensamientos que no podía detener.

Todo había comenzado después de la llamada interminable con Alastor la noche anterior. Habían hablado por horas, riéndose y compartiendo cosas que normalmente no compartían en persona. Pero cuando finalmente se separaron, Vicent se había quedado mirando el techo de su habitación, con la sensación de que algo importante había cambiado entre ellos.

El problema era... ¿qué había cambiado? ¿Por qué ahora, al estar sentado en su lugar habitual, esperando a que Alastor llegara, sentía este extraño nudo de nerviosismo en su estómago? ¿Qué demonios estaba pasando? Se pasó una mano por el cabello, despeinándolo aún más. Solo había una explicación lógica, pero se negaba a aceptarla: Alastor le gustaba.

La mera idea hizo que su pecho se tensara. No, no podía ser eso. ¡Él no quería que fuera eso! Alastor era su amigo, su mejor amigo, y lo último que quería era complicar las cosas con sentimientos que ni siquiera entendía. Pero el problema era que, cuanto más lo pensaba, más empezaba a notarlo: cómo su corazón se aceleraba un poco cuando Alastor sonreía, cómo sentía una punzada de celos cuando lo veía hablar con otras personas, y cómo, después de la salida de anoche, no podía dejar de pensar en lo bien que se había sentido estar a su lado.

Estaba tan inmerso en sus pensamientos que no notó cuando Alastor entró al aula, con el cabello perfectamente peinado y una sonrisa radiante en el rostro. Se movía con un aire de confianza inusual, y cuando sus ojos se posaron en Vicent, el brillo en su mirada se intensificó.

-¡Vicent! -La voz de Alastor resonó por encima del murmullo de los estudiantes. Antes de que Vicent pudiera siquiera responder, Alastor se dejó caer en la silla junto a él y, para sorpresa de todos, inclinó la cabeza hacia su hombro, apoyándose ligeramente en él-. Me alegra verte, -murmuró con voz suave, mirándolo de cerca.

Vicent se quedó rígido, como si lo hubieran sorprendido haciendo algo indebido. Sentía cada fibra de su ser gritarle que se apartara, que esa cercanía era... demasiado. Sin embargo, su cuerpo parecía haberse congelado, y no pudo hacer más que devolverle una sonrisa tensa.

-Ehm... sí. -Rió torpemente, notando cómo algunos compañeros los miraban con curiosidad-. ¿Qué pasa contigo hoy?

-¿Conmigo? -Alastor parpadeó, confuso, y se apartó ligeramente, aunque su expresión seguía siendo brillante-. Nada. Solo... me siento feliz. -Su voz se suavizó aún más al decir eso, como si cada palabra estuviera cargada de un sentimiento que no podía expresar.

Vicent sintió que algo se retorcía en su estómago. Hablaban como amigos, se recordó con firmeza. Alastor simplemente estaba siendo amistoso. Pero había algo en la forma en que lo miraba... ¿Era solo su imaginación o los ojos de Alastor parecían más intensos hoy?

El resto de la clase transcurrió de manera extraña. Normalmente, ambos se sentaban juntos y se dedicaban a intercambiar bromas o pequeñas notas cuando el profesor no miraba, pero esta vez Alastor estaba más... cercano. Se inclinaba hacia él cada vez que hablaban, rozaba su brazo con frecuencia y, a cada rato, se giraba para mirarlo con esa sonrisa cálida que hacía que el corazón de Vicent diera un vuelco involuntario.

La incomodidad creció con cada minuto que pasaba, como un peso insoportable en su pecho. No es que no quisiera que Alastor estuviera cerca... pero de alguna manera, el cambio de comportamiento de su amigo se sentía demasiado cargado, demasiado personal. Cada toque y cada mirada parecían más significativos de lo habitual, y Vicent no sabía cómo procesarlo. Se sentía atrapado entre querer devolver esos gestos y, al mismo tiempo, retroceder y recuperar algo de la normalidad que parecía desvanecerse.

-Oye, -murmuró Vicent de repente, intentando sonar casual mientras apartaba su brazo ligeramente-. ¿Estás bien? Hoy... pareces diferente.

-¿Diferente? -Alastor inclinó la cabeza, claramente perplejo-. No lo creo. Solo... -bajó la voz y sonrió con timidez-. Solo me siento más cerca de ti, eso es todo. -Su tono era dulce, pero esas palabras hicieron que el corazón de Vicent se detuviera por un segundo.

"Me siento más cerca de ti..."

Vicent apretó el lápiz que sostenía, tratando de no dejar que su expresión delatara la maraña de pensamientos que corrían por su mente. Claro, podía ser solo una manera de decir que se llevaban bien, ¿verdad? ¡Era algo que los amigos decían todo el tiempo! Pero entonces, ¿por qué sentía que esas palabras llevaban un significado mucho más profundo? Y lo peor era que... algo en él quería corresponder. Pero no podía, no debía.

-Ah... claro, -respondió con torpeza, forzando una risa-. Pues... me alegra. Pero, eh... no tienes que... estar tan cerca, ¿sabes? -Se oyó a sí mismo decir eso, y quiso darse un golpe en la frente. Genial, Vicent. Súper sutil.

Alastor parpadeó, sorprendido, y retrocedió un poco. Había un atisbo de confusión en su mirada, como si no entendiera del todo por qué su comportamiento de hoy era diferente.

-Lo siento... -murmuró, bajando la vista-. Solo... pensé que... después de anoche... -Las palabras se desvanecieron en un murmullo y sus hombros se hundieron levemente.

La culpa golpeó a Vicent como un mazo. Claro, él había sido quien lo animó a ser más abierto anoche. ¿Cómo no iba a tomar eso como una señal de que podían acercarse más? Pero ahora... ahora que estaba ahí, cara a cara con esa realidad, se sentía incapaz de manejarlo.

-No es tu culpa, Alastor, -dijo rápidamente, queriendo reparar el daño-. Solo... no dormí bien, ¿vale? Estoy un poco... -hizo un gesto vago con las manos-. Confundido. Necesito tiempo para... -Se detuvo, sin saber cómo terminar la frase sin sonar como un completo idiota.

Alastor asintió lentamente, pero la chispa en sus ojos pareció apagarse un poco. Se volvió hacia su escritorio y, durante el resto de la clase, se mantuvo en silencio, sin siquiera mirarlo.

Vicent suspiró, hundiéndose en su asiento. Lo que más odiaba de todo esto era la sensación de estar perdiendo algo importante, algo que apenas había empezado a entender. Pero si había algo que sabía con certeza era esto: no quería lastimar a Alastor, no de esta manera. Pero... ¿cómo podía proteger sus sentimientos cuando ni siquiera entendía los suyos propios?

La campana sonó, pero el eco de sus pensamientos siguió resonando en su mente, una y otra vez, mientras miraba la figura encorvada de Alastor salir lentamente del aula, más distante de lo que había estado en mucho tiempo.

๋࣭  ⭑[𝒞𝑜𝓊𝓅𝓁𝑒 - 𝓈𝒽𝑜𝓇𝓉]  ๋࣭ ⭑ Radiostatic/StaticradioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora