Besos: Parte 02

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El zumbido del recreo llenaba el aire, con estudiantes riendo y charlando animadamente en el patio de la escuela. Pero, alejados de todo el bullicio, dos figuras descansaban en la quietud de un rincón escondido del jardín, bajo la sombra de un robusto árbol que parecía inclinar sus ramas para proteger su conversación privada.

Alastor y Vicent se habían reunido allí, buscando un momento de tranquilidad. Era su pequeño refugio, un espacio alejado del resto de los compañeros donde podían simplemente estar juntos sin sentir las miradas curiosas o los susurros a su alrededor. Sentados en el césped, con las mochilas a un lado, hablaban en voz baja, como si temieran romper la magia de ese momento.

-¿Entonces te gustó la clase de historia hoy? -preguntó Vicent con una sonrisa relajada, girando su rostro para ver a Alastor. La luz que se filtraba a través de las hojas iluminaba su rostro, dándole un brillo cálido y agradable.

Alastor asintió lentamente, jugando con un mechón de cabello que caía sobre su frente. -Sí, me pareció interesante... aunque, admito que estuve distraído la mayor parte del tiempo. -Sus ojos brillaron con un ligero toque de timidez, y cuando vio la sonrisa burlona de Vicent, se apresuró a aclarar-: ¡Pero solo un poco! Es solo que... había muchas cosas en qué pensar.

Vicent arqueó una ceja, divertido. -¿Ah, sí? ¿Por ejemplo?

Alastor se quedó en silencio, sintiendo un calor familiar subiendo por su cuello. -Bueno... cosas -respondió al final, consciente de lo ridículo que sonaba.

Vicent soltó una risa suave, la clase de risa que hacía que el pecho de Alastor se apretara y se sintiera algo torpe. Era una risa que, lejos de ser burlona, parecía abrazar todos esos pequeños momentos incómodos y los hacía más ligeros. Vicent tenía esa facilidad de convertir cualquier situación tensa en algo simple y natural.

-Entonces... ¿esas cosas no tienen que ver conmigo? -inquirió con una mirada traviesa, inclinándose ligeramente hacia adelante. Alastor abrió los ojos, sintiendo que su rostro se encendía como una lámpara.

-¡No he dicho eso! -exclamó rápidamente, llevándose la mano a la boca en cuanto las palabras salieron demasiado altas. Vicent lo miró con ojos brillantes, disfrutando de la reacción. -Quiero decir... -balbuceó, evitando sus ojos-. Solo estaba... pensando en nosotros. Ya sabes... en lo... nosotros.

El comentario fue tan torpe que Vicent no pudo evitar soltar otra carcajada, esta vez inclinando la cabeza hacia atrás. Alastor apretó los labios, mirándolo con algo de reproche y vergüenza, pero el sonido de su risa era tan contagioso que al final también sonrió un poco, sin poder evitarlo.

-No te burles... -susurró, su voz casi inaudible.

-No me burlo, Al -respondió Vicent, su tono lleno de afecto mientras volvía a mirarlo. La sonrisa en su rostro era cálida y suave, y cuando estiró la mano, tocando ligeramente la muñeca de Alastor, un pequeño temblor recorrió el cuerpo del chico pelirrojo.

El contacto fue breve, casi imperceptible, pero suficiente para hacer que el nerviosismo de Alastor se intensificara. Intentó apartar la mirada, enfocándose en cualquier otra cosa: las ramas del árbol, las hojas mecidas por la brisa, la textura áspera de la corteza detrás de él... cualquier cosa menos en los ojos de Vicent que parecían leer todos sus pensamientos.

-¿Alastor? -llamó Vicent suavemente, acortando la distancia entre ellos.

Y entonces el mundo pareció reducirse a un punto cuando Vicent, con su sonrisa aún presente, se inclinó lentamente hacia él. Alastor sintió cómo el tiempo se ralentizaba. Sus músculos se tensaron, y su mente se quedó en blanco cuando vio el rostro de Vicent acercándose cada vez más. Antes de que pudiera reaccionar, Vicent ya estaba demasiado cerca.

El susto fue tal que, en un impulso instintivo, Alastor retrocedió bruscamente, chocando de espaldas contra el tronco del árbol con un ruido sordo. Sus ojos se abrieron desmesuradamente, sus mejillas ardían y su respiración se volvió errática. Vicent se detuvo en seco, sorprendido al principio, pero pronto una sonrisa se dibujó en su rostro, una mezcla de ternura y diversión.

-No tienes que ponerte tan nervioso -dijo entre risas contenidas, estirando la mano para rozar suavemente la mejilla de Alastor con el dorso de sus dedos. El simple contacto hizo que Alastor sintiera un cosquilleo por todo el cuerpo. Estaba tan avergonzado que apenas podía mirarlo a los ojos.

-Yo... lo siento -murmuró, desviando la mirada hacia el suelo.

Vicent se inclinó un poco más, manteniendo la distancia pero sin romper el contacto visual. -¿Por qué te disculpas? -preguntó con dulzura. Alastor tragó con dificultad, y sin quererlo, su confesión se escapó en un murmullo tembloroso.

-Es solo que... -titubeó, frotando la parte trasera de su cabeza contra el árbol en un gesto nervioso-. Nunca he estado en una relación antes... así que... yo... no sé bien cómo funcionan estas cosas -admitió, sintiendo que su rostro ardía de vergüenza. Miró hacia otro lado, el corazón palpitándole como un tambor. No sabía cómo interpretar los silencios de Vicent, y el miedo a parecer ridículo lo carcomía.

El silencio se hizo entre ellos, y por un momento, Alastor temió haber arruinado algo. Pero entonces escuchó la risa suave de Vicent de nuevo, y cuando levantó la vista, vio la expresión más tierna que jamás había visto en su vida.

-Eso explica muchas cosas -susurró Vicent, una calidez inundando su voz. Alastor parpadeó, sin comprender, pero Vicent simplemente se encogió de hombros-. No tienes que preocuparte, ¿sabes? -Su tono era tan lleno de comprensión que Alastor sintió que el peso de sus inseguridades se aligeraba un poco-. Es solo que... eres tan lindo cuando te pones nervioso -bromeó suavemente, con esa sonrisa pícara que hacía que a Alastor se le derritieran las rodillas.

-No estoy nervioso -protestó, inflando levemente las mejillas, lo que solo hizo que Vicent soltara otra carcajada. Alastor se cruzó de brazos, sin saber qué hacer con su vergüenza creciente.

-No tienes que ser experto en esto, Al -dijo Vicent finalmente, su voz volviéndose más seria y suave-. Yo... he tenido algunas relaciones antes, sí... pero eso no significa que tengamos que apresurarnos en nada. No quiero que te sientas incómodo. -Hizo una pausa, buscando las palabras correctas-. Me gusta estar contigo, ¿sabes? Con besos o sin ellos.

Las palabras resonaron en el pecho de Alastor como un susurro de alivio. Lo miró con una mezcla de sorpresa y agradecimiento, sintiendo que algo cálido y agradable se expandía dentro de él. Asintió lentamente, apenas esbozando una sonrisa temblorosa.

-Gracias, Vicent... -musitó, sin saber cómo expresar lo mucho que eso significaba para él.

Y entonces, sin previo aviso, se inclinó hacia adelante y, de la forma más torpe y rápida posible, plantó un beso fugaz en la mejilla de Vicent. El gesto fue tan inesperado que ambos se quedaron quietos, mirándose con sorpresa antes de que Vicent estallara en risas nuevamente.

-Esa fue la cosa más adorable que he visto en mi vida -dijo, con los ojos brillando. Alastor, completamente rojo, miró a otro lado, pero esta vez su sonrisa no era de vergüenza... sino de felicidad.

Sí... con Vicent, sentía que todo iba a estar bien.

๋࣭  ⭑[𝒞𝑜𝓊𝓅𝓁𝑒 - 𝓈𝒽𝑜𝓇𝓉]  ๋࣭ ⭑ Radiostatic/StaticradioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora