Monster High - One shots

Scarah Screams

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Scarah Screams

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Era un atardecer tranquilo en Monster High, las sombras alargándose mientras los estudiantes se despedían al final de otro día de clases. La brisa ligera acariciaba las hojas de los árboles, pero Scarah Screams no podía evitar sentirse algo nerviosa mientras se despedía de sus amigos. Como siempre, trataba de no llamar la atención, caminando en su habitual silencio, disfrutando de la paz que se encontraba en su interior. Sin embargo, algo, o más bien, alguien, hacía que su corazón latiera un poco más rápido.

A lo lejos, en la puerta de la escuela, se veía a T/N, la hija del Jinete sin Cabeza, montada en su caballo negro. Estaba en su habitual postura, erguida y desafiante, como si el mundo entero estuviera a sus pies. Scarah, que había tenido la suerte de cruzarse varias veces con T/N en el pasillo, siempre sentía un curioso hormigueo cuando la veía. En cada encuentro, T/N la saludaba con un gesto casi cómplice, guiñándole un ojo como si compartieran un secreto. Scarah, siempre tan tímida, no podía evitar sonrojarse ante esa atención. ¿Qué significaba ese saludo? Para ella, siempre fue una forma extraña, pero directa de comunicación, algo que la hacía sentirse especial, aunque no entendiera completamente el significado.

Esa tarde, cuando todos comenzaban a irse y Scarah esperaba, pensativa, que T/N ya se habría ido a su hogar, algo inesperado ocurrió. Alzó la vista, y allí estaba ella, montada en su caballo, acercándose lentamente hacia ella. T/N sonrió con un brillo misterioso en sus ojos, el viento moviendo su melena larga y oscura, mientras sus botas resonaban suavemente en el suelo. Scarah se quedó paralizada, el nerviosismo volviendo a invadirla. ¿Por qué la había venido a buscar? ¿Qué podría estar pensando?

—Scarah—Dijo T/N, su voz profunda y calmada, como el viento que susurraba entre las ramas—¿Te gustaría que te acompañara a casa? Puedo llevarte en mi caballo, si lo deseas.

El rostro de Scarah se tornó aún más rojo, como si su piel azul verdosa fuera a explotar en calor. Un leve temblor recorrió sus manos, y por un momento, todo lo que pudo hacer fue mirar a T/N, incrédula.

—Yo...—Susurró Scarah, tomando aire, intentando calmarse—Claro, me gustaría... acompañarte.

A pesar de su usual serenidad, Scarah no podía ocultar su timidez, y cuando se acercó a T/N, notó cómo su pulso se aceleraba. Sin saber exactamente por qué, sentía que este simple gesto, una caminata a caballo, era algo más profundo que una simple invitación a casa.

T/N extendió su mano hacia ella, ayudándola a montar el caballo con una destreza natural. Scarah sintió el contacto firme pero suave de la mano de T/N, como si la estabilidad que tanto necesitaba estuviera en ella. Una vez encima del caballo, Scarah se aferró con cautela a la cintura de T/N, que le indicó al animal que comenzara a caminar.

Las primeras palabras entre ellas fueron sencillas, pero Scarah no podía evitar pensar en lo mucho que significaba ese gesto para ella. Mientras el caballo avanzaba lentamente, ambas comenzaron a hablar de cosas sencillas: cómo había ido el día, qué planes tenían para el fin de semana. Sin embargo, a medida que avanzaban, algo se empezó a sentir diferente. La brisa del atardecer las envolvía, y Scarah no podía dejar de notar lo cerca que estaba de T/N, cómo sus cuerpos se alineaban mientras cabalgaban juntos.

T/N, con su naturalidad imponente, comenzó a dar órdenes suaves al caballo, acelerando su paso poco a poco. Scarah, que había sido tímida y distante durante toda su vida, sintió cómo su cuerpo se movía al ritmo del caballo. Sus manos se aferraron con más firmeza a la cintura de T/N, sus dedos recorriendo con delicadeza la tela de su chaqueta. El contacto era cercano, pero había algo reconfortante en ello. Scarah podía escuchar el suspiro calmado de T/N, mientras ella, a su vez, sentía que sus propios nervios comenzaban a calmarse.

— ¿Te sientes bien? —Preguntó T/N con voz baja, observando a Scarah de reojo mientras las calles pasaban rápidamente.

—Sí, estoy... bien —Respondió Scarah, sintiendo un leve suspiro escapar de sus labios. Estaba siendo honesta, aunque su timidez aún la mantenía un poco reservada. Pero algo dentro de ella le decía que este momento era especial, que no debía tener miedo.

El paseo fue largo, pero agradable, Scarah no podía evitar pensar que, por primera vez en mucho tiempo, se sentía completamente conectada con alguien. La rutina de la escuela, las clases y los amigos parecían desvanecerse mientras cabalgaban juntas bajo el cielo anaranjado del atardecer. Scarah empezó a disfrutar del momento, de la calidez de la proximidad de T/N, de cómo todo parecía más claro cuando estaban juntas.

Cuando finalmente llegaron a la casa de Scarah, el ambiente se había suavizado, como si la noche hubiera caído suavemente a su alrededor. T/N detuvo el caballo, y ambas descendieron. Scarah, aún sintiendo una mezcla de emoción y timidez, se giró para mirarla.

—Gracias por... acompañarme—Dijo casi en un susurro, con una pequeña sonrisa en sus labios.

T/N la miró fijamente, su expresión suave, pero con un brillo en sus ojos que Scarah no podía identificar completamente. A pesar de su naturaleza desafiante, T/N tenía una forma única de ser que Scarah empezaba a apreciar.

—No tienes que agradecerme —Respondió T/N, sonriendo ligeramente—Me alegra haberte hecho compañía.

Con un último guiño cómplice, T/N se alejó lentamente, montando su caballo, y Scarah observó cómo se desvanecía en la distancia. Su corazón seguía latiendo rápido, pero por primera vez en mucho tiempo, lo sentía de una manera distinta: no era solo por la timidez, sino por la conexión genuina que había comenzado a florecer entre ellas. Scarah sabía que, de alguna manera, ese paseo había marcado el inicio de algo especial, algo que solo el tiempo podría revelar.

Con una sonrisa tímida en sus labios, Scarah entró en su casa, esperando el próximo encuentro, sintiendo que algo más profundo y maravilloso se estaba gestando entre ella y T/N.