Twyla

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Twyla

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El reloj en la torre de Monster High marcaba las ocho de la noche. Era una hora tranquila, casi mágica, en la que la escuela, habitualmente llena de ruidos, risas y pasos apresurados, caía en un silencio que solo interrumpían los ecos distantes de algún rincón olvidado. Las luces tenues creaban un juego de sombras que bailaban por los pasillos, extendiéndose como dedos largos y delgados sobre las paredes de piedra.

En el borde de esas sombras, casi perdida en ellas, caminaba Twyla. Su piel de un azul violeta claro parecía brillar tenuemente en la penumbra, y sus manos, grisáceas como cenizas, jugueteaban nerviosas con el atrapasueños que siempre llevaba colgado de su bolso. Era un hábito que la calmaba cuando se sentía inquieta, y esta noche, sus dedos no habían parado de moverse.

Estaba decidida, o al menos eso se decía a sí misma. Por días, había ensayado este momento en su cabeza. Howleen Wolf, su mejor amiga, había insistido en que debía intentarlo.


—Twy, en serio, ¿Qué es lo peor que puede pasar? —Le había dicho Howleen, con esa energía desenfadada que tanto la caracterizaba—T/N es genial. Además, creo que le gustas. Siempre te mira en los pasillos.


La idea de que T/N, la capitana del equipo de vuelo de Monster High, pudiera fijarse en alguien como ella era difícil de creer. T/N era todo lo que Twyla no era: extrovertida, carismática, con una risa que resonaba como un eco alegre en cualquier habitación. Su cabello oscuro y brillante, sus alas de murciélago que parecían hechas de terciopelo bajo la luz de la luna, y esa energía magnética que atraía a todos los que la rodeaban... Todo en ella hacía que Twyla se sintiera aún más pequeña y tímida.

Sin embargo, esa misma fascinación era lo que había llevado a Twyla al gimnasio esa noche. Desde las sombras de la entrada, observó cómo T/N practicaba. La murciélaga se elevaba con gracia, sus alas extendidas en movimientos fluidos que parecían desafiar las leyes de la gravedad. Suspirando, Twyla se apoyó contra el marco de la puerta, preguntándose, por enésima vez, qué diría si finalmente reunía el valor para hablar con ella.

"Es ahora o nunca" Se dijo a sí misma, aunque su corazón latía con tanta fuerza que temía que pudiera oírse en todo el pasillo.

T/N aterrizó suavemente después de una pirueta particularmente impresionante. Con un movimiento ágil, tomó su botella de agua y se limpió el sudor de la frente. Fue entonces cuando sus ojos brillantes captaron una figura en la puerta.


—¿Hola? —Llamó con curiosidad, dando un paso hacia la entrada. 


Su sonrisa, cálida y amplia, iluminó el lugar más que cualquier lámpara. Twyla sintió cómo un escalofrío recorría su columna al escuchar su voz.

Durante un momento, consideró retroceder y desaparecer en las sombras como tantas otras veces, pero algo en la sonrisa de T/N la detuvo. Twyla tragó saliva, tomó una bocanada de aire y dio un paso al frente.


—H-Hola... —Murmuró, su voz apenas audible.


T/N ladeó la cabeza, sus orejas puntiagudas moviéndose ligeramente con curiosidad.


—Twyla ¿Verdad? Te he visto en los pasillos ¿Todo bien?


El corazón de Twyla dio un vuelco. ¿T/N la había notado? ¿Realmente la había visto entre las sombras? Sintiendo el calor subiendo a sus mejillas, asintió torpemente.


—S-Sí... yo... —Su voz se quebró, y bajó la mirada, jugueteando con las mangas de su camisa—Solo quería verte entrenar.


T/N pareció sorprendida por la respuesta, pero no de una manera desagradable. Más bien, sus ojos brillaron con una mezcla de sorpresa y alegría.


—¿De verdad? —Preguntó, dando un paso más cerca—Eso es genial. No sabía que alguien se interesara en el equipo de vuelo.


Twyla negó rápidamente con la cabeza, sintiéndose torpe y vulnerable bajo su mirada.


—No... no es el equipo. Es... tú.


El silencio que siguió pareció eterno. Twyla deseó poder desvanecerse en las sombras en ese mismo momento, pero entonces escuchó una suave risa. Levantó la mirada, encontrando los ojos brillantes de T/N, que la miraban con calidez.


—Eso es muy dulce —Dijo T/N con una sonrisa que hizo que Twyla sintiera un poco menos de miedo—Nunca pensé que alguien tan callada como tú se fijara en mí. Pero me alegra que lo hicieras. Siempre me has parecido... fascinante.


Twyla parpadeó, sorprendida por la respuesta—¿De verdad? —Preguntó, su voz apenas un susurro.

T/N asintió con entusiasmo—Claro. Siempre te mueves como si fueras parte de las sombras. Es... elegante. Y tus colores, esa mezcla de verde pastel y azul, son increíbles.


Un rubor profundo se extendió por las mejillas de Twyla, pero esta vez, no se sintió tan incómoda. Por primera vez en mucho tiempo, se atrevió a mantener la mirada de alguien más, y en esos ojos llenos de luz, encontró algo inesperado: aceptación.


—Gracias... —Murmuró, su voz un poco más segura—Siempre pensé que eras demasiado brillante para fijarte en alguien como yo.


T/N rio suavemente y extendió una mano hacia ella.

—Las sombras y las estrellas no están tan lejos, Twyla. Ambas necesitan la noche para brillar. ¿Quieres dar un paseo? Creo que el aire fresco nos vendría bien.


Twyla dudó por un momento, pero luego asintió. Al caminar juntas bajo el cielo nocturno, con las estrellas brillando sobre ellas y las sombras envolviéndolas suavemente, Twyla sintió algo nuevo: esperanza. Por primera vez, no se sintió como una figura perdida en las sombras, sino como alguien que había encontrado su lugar junto a una estrella que brillaba con luz propia.

Monster High - One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora