¿Qué pensará la joven prima de Ciel, esa chica rubia que tanto adora al joven muchacho, de que su primo haya encontrado su felicidad? ¿Y de que esté enamorado? ¿Y de que sea de alguien más?
Elizabeth.
Sonríe con impotencia y aparta la mirada. Segundos después, vuelve la cabeza y no puede evitar aquello que es tan terriblemente doloroso y certero. Pero que de alguna manera le causa placer.
Quizá es masoca.
-¿Puedo ofrecerles algo más?- Pregunta el mayordomo desde la lejanía. Ella niega a la misma vez que Ciel.
-No, Sebas-chan, gracias.- Sonríe de nuevo, intentando aparentar que no se ha dado cuenta de nada, y baja la mirada cuando siente que su presencia sobra de nuevo.
¿Por qué la venda que la escondía de la realidad tenía que haber caído? ¿Por qué simplemente no había podido permanecer ahí, en sus ojos, cegándola de tal dolorosa realidad donde Ciel nunca podría ser suyo? ¿Por qué, el que el corazón de su primo jamás fuera suyo, le dolía de tal manera? ¿Por qué tenía que haber notado el brillo en los ojos del menor cuando miraba a Sebastian? ¿Por qué? ¿Qué necesidad tenía ella de haber notado como Sebastian siempre quería estar más cerca de Ciel, o como él siempre intentaba tocarlo, aunque fuese de manera sutil?
Ella quería volver a no ver la realidad. Ella prefería vivir en la felicidad de la ignorancia.
Ciel le habla, algo distante, como siempre, pero ella está tan perdida ahora mismo que no puede prestarle atención. Ha tragado varias veces, pero el nudo que oprime su garganta la sigue ahogando.
Y es que en realidad no es tan malo... no, porque su primo, de alguna manera, es feliz.
Lo nota por como brillan sus ojos. Lo nota por como ahora sonríe de forma algo más sincera y amplia, aunque solo un poco más. Lo sabe, lo sabe porque, aunque las señales son pequeñas, están ahí, visibles para todos.
Y de la nada, sin saber aún qué le ha dicho Ciel, lo abraza, porque aunque la tristeza es tan intensa que podría consumirla, y su corazón está tan roto justo en ese momento que podrías cortarte con alguno de los trozos esparcidos, su primo se lo merece. Más que nadie.
Y claro que es extraño. Es extraño que Ciel y Sebastian se miren de aquella manera. Claro que es inusual que se estén tocando en todo momento o que se lancen esas extrañas miradas a escondidas, cuando piensan que nadie lo nota, pero ella, dentro de su agonía, está feliz.
Feliz por ellos.
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Drabbles.
FanfictionHistorias cortas sin ninguna relación entre ellas que podrán ser de cualquier pareja. P.D: Se aceptan pedidos.