"Hoy solo quería escribirte para preguntarte algo que mi mente no ha dejado ir todavía Samuel. Y es "¿y?". ¿Por qué? ¿Qué importaba?
La gente hablaba, pero ¿y? ¿Acaso eran ellos los que te amaban? ¿Acaso eran ellos los que vivían contigo? ¿Acaso ellos te besaban? ¿Ellos eran los que te decían "te amo"? ¿Ellos, en algún momento, Samuel, se entregaron a ti?
Entonces, ¿y qué si hablaban? ¿qué, si decían que lo nuestro estaba mal? ¿qué mas daba?
Pero siempre importaba. Importaba aún cuando tú cerrabas los ojos, forzabas una sonrisa y decías "está bien, lo importante es que estoy contigo, chiqui". ¡Mentiroso!
Porque cuando los comentarios empezaron a hacerse cotidianos, corriste. Huiste. Te alejaste. Como un maldito cobarde, porque al final, eso es lo que ha quedado de ti. Cobardía.
Pero ahora, ¿sabes qué?
¿Y qué? Ya no me importa.
Porque aunque te recuerde y te extrañe tanto que me parte en dos, ya no te amo. Amo a tu recuerdo, a lo que me hacías sentir, al que eras tú. Ya no. Ni siquiera reconozco a esa persona que está frente a la cámara.
Ya no.
¿Y sabes qué? Quizá alejarme de ti fue la mejor decisión de mi vida, porque si no, me hubiese ahogando en mentiras.
Adiós, Samuel.
Guillermo."
Y ese fue el último e-mail que Guillermo escribió, sin enviarlo, por supuesto. Tal y como había, exactamente, ciento siete más, en la carpeta de borradores. Cada uno por cada vez que pensaba en Samuel en el último año, donde ellos -Guillermo- habían roto, y tomaron caminos separados.
Porque no todos los cuentos acaban con finales felices, y porque aunque Guillermo lo sienta, los príncipes azules no existen. Y si existen, Samuel no era el suyo.
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Drabbles.
FanfictionHistorias cortas sin ninguna relación entre ellas que podrán ser de cualquier pareja. P.D: Se aceptan pedidos.