La brisa de mitad de primavera era cálida y reconfortante. Por fin, después de tan extrañas temperaturas podía sentarse en el enorme balcón y estar tranquila y relajada por unos minutos, disfrutando del silencio, de un buen café y un agradable libro que la transportase a otro mundo.
O no...
-¡Mamá!- Un pequeño niño moreno, con ojos marrones, llegó agitado, con pequeñas lágrimas asomando por sus ojos y respirando agitadamente.
Ella soltó el libro en la mesa de madera que había al lado derecho de donde estaba sentada. Giró un poco y le hizo un gesto a Samuel para que se acercara. Algo preocupada preguntó.
-¿Qué pasa, cariño?.- Su hijo no era un chico que llorase poe nada. Solía estar en su mundo, perdido en él, o con Guillermo.
-Estoy embarazo.- En ese momento, tuvo tres reacciones a la vez, como si de personas distintas se tratara o por otra parte, de mundo alternativos. La primera, fue abrir la boca tanto que sintió su quijada en el suelo. La segunda, fue tener la sensación de que caía al suelo, perdiendo el equilibro por lo que acababa de decir. Y la última, y la más probable, reír hasta la saciedad. ¿Embarazado? ¿Samuel? ¿Un niño de cinco años? ¿Un hombre?
-Cariño, ¿qué dices?- Definitivamente jamás se imaginó ante una situación como esa.
-B-bueno...- Tartamudeó el pequeño.- Yo... Guillermo...- La estancia fue invadida por un sepulcral silencio durante unos minutos.- Había un niño que se estaba metiendo con Guillermo y yo...- De nuevo se pausó. Esta vez junto sus manitas, haciendo gestos nerviosos.- lo defendí. Y él me dio un besito en los labios.- Miró atentamente a su madre, esperando que le regañara o algo.
-¿Guillermo te dio un besito? ¿En los labios?- Repitió, algo divertida por la situación.
Las mejillas de Samuel se tornaron de un bonito rojo.
-Si... ¡pero prometo que le dije que podía quedar embarazado, pero a él le dio igual!.- Por un segundo, se preguntó de donde había sacado su hijo tal idea de que un beso podía dejar embarazado a alguien, sobretodo a un hombre.
-Tranquilo, Samu, que nadie está embarazado.- Tranquilizó, acariciando la mejilla de su pequeño y hermoso hijo.
"La dulce inocencia".
-...- Samuel miraba a su madre, debatiéndose entre si preguntar o no.
-¿Qué?- Cuestionó ella, al notar la atenta mirada del pequeño.
-Entonces... ¿puedo seguir besando a Guillermo?-Se quedó atónita ante esa pregunta, y no supo que contestar. No es que le importasen los claros gustos que a la corta edad de cinco años, su hijo ya presentaba, lo que la sorprendía era la emisión y felicidad con la que había formulado tal pregunta.
Bueno... mirando el lado bueno, Guillermo era un muy buen niño y se conocían desde siempre. Si. Le gustaba Guillermo.
Asintió, satisfecha al ver como a Samu le brillaban los ojos y mostraba una enorme sonrisa.
"Y es que no hay amor más sincero que el de los niños".
-Pero...mamá, ¿de donde vienen los bebés, si no es de un beso?
Suspiró ante esa pregunta.
-Cuando seas mayor hablaremos de eso, cariño. Mamá no está preparada para esa charla todavía.
--------------------
Oc, se me ha ido demasiado... pero no pude resistirme, la idea vino a mi.
Gracias a mi pequeño primo, por preguntarme que si besaba a una chica podía hacer que nariera un bebé.
*-* ¡¡Nos vemos!!
ESTÁS LEYENDO
Drabbles.
FanfictionHistorias cortas sin ninguna relación entre ellas que podrán ser de cualquier pareja. P.D: Se aceptan pedidos.