♥ Te he echado de menos. ♥ (Rubelangel)

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Tenerlo ahí de nuevo, aunque parecía lo más estúpido del mundo, me hacía sentir increíble. Ahí, a tan solo unos pocos centímetros de mí, su hombro tocando el mío. Su mirada fija en mí, una sonrisa tirando de sus comisuras. Su mera presencia.

Tenía ganas de pasar otro de nuestros días así, sin tener que estar pendiente del reloj porque él había quedado, o porque ella venía a verme. Lo había echado de menos a él, a sus miedos, a su risa escandalosa, a sus "pero ehto eh mu' peligroso", a su manera de cuidar de mí, indirecta o directamente. Lo había extrañado. Y lo notaba en cada parte de mí cuerpo. 

Hoy no teníamos nada que hacer, y a pesar de que había creado algo de tensión en el último tiempo, necesitábamos algo como esto. Yo lo necesitaba. 

Estar juntos, solos, sin más que nosotros dos, algún juego estúpido, risas y... todo lo que giraba a nuestro alrededor. Nuestras extrañas miradas, nuestras sonrisas de gilipollas, nuestros toques accidentales... Esto era lo único que me hacía falta. 

Porque sí. 

Echaba de menos aquello. 

Echaba de menos los viejos tiempos, donde solo éramos nosotros dos. 

Echaba de menos ser "su mundo" y que él "fuera el mío".

Echaba de menos nuestras tonterías. 

Echaba de menos como me miraba y, con sus mejillas sonrojadas pero con seguridad en su miraba, me decía que no sabía donde íbamos, o qué eramos, pero que estaría conmigo. 

Lo echaba de menos.

Mucho más de lo que algún día podría admitir. Más de lo que me permitía sentir. 

Y ahora lo tenía ahí, quizá por unas horas más o quizá todo el día, pero daba igual el tiempo, pues por ese instante, por muy largo o corto que fuese, lo tendía de nuevo conmigo. 

Como tanto había querido. 

  — Me hah echado de menoh y lo sabeh, Rubiuh.— Comentó, de la forma más banal posible. 

— ¿A ti? Que va, con lo bien que yo he estado...— Él solo me respondió como antes solía hacerlo. Con una sonrisa enorme y sus ojos llenos de burla que no hacía falta transmitir en palabras.— Bueno... un poco. Pero nada que importe.— Pero, ¿a quién pretendía engañar? Era lo que más necesitaba en la vida.  

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