No sabía cómo habían llegado hasta allí, encerrados en aquel pequeño y estrecho baño, de una discoteca en el centro de Barcelona, donde habían llegado con Rubén, Mangel, Frank, Alex Leonardo y otras muchas más personas. Pero allí estaban, uno encima de otro, con su ceño fruncido, pero aún así, con una gran sonrisa en su rostro.
— Odio como siempre llamas la atención.— Susurró Guillermo, para luego besar a su mejor amigo. Él solo rió, para luego querer objetar ante sus palabras, él no llamaba la atención... simplemente la gente era demasiado sociable; pero no pudo decir nada, pues el menor lo estaba besando de nuevo.
— Odio cuando estás con sonríes y tus mejillas se sonrojan a la vez que tus ojos se cierran, porque me hacen desear besarte todo el maldito tiempo, chiqui.— Después de una carcajada vergonzosa, de una cariñosa caricia en la mejilla, lo volvió a besar, suave y lento. Es verdad, Samuel tenía una verdadera obsesión con las mejillas de Willy.
— Odio cuando se te acerca alguien, te pide salir y no poder gritarle que eres mío...— Ambos sabían eso, sabían que llevar su relación en secreto no era nada bueno, pero tenían que hacerlo, porque aún no estaban preparados para decirle a todo el mundo que habían pasado de ser 'mejores amigos' a mucho, mucho más. Aunque, la mayoría de personas cercanas a ellos siempre les decían que parecían más pareja que amigos. Guillermo volvió a besar el mayor, mordiendo ahora su cuello.
— Odio cuando haces un berrinche porque no consigues lo que quieres.— Era verdad. Samuel odiaba esa faceta de Willy, pero a la misma vez también se le hacía tan tierna que no podía evitar querer cumplirle todos aquellos caprichos que el pelinegro tenía.
— Odio cuando te entusiasmas con algo y hablas, hablas y hablas sin parar sobre eso.— Como aquella vez que se 'enamoró' de un videojuego, y de todo lo que sabía hablar era de eso, ignorando total o parcialmente, según el día, la existencia del menor.
— Yo odio cuando dices que quieres vivir lejos de España, porque siento que te quieres alejar de mí.— Guillermo se quedó anonadado ante eso, pues era la primera vez que lo escuchaba. ¿Cómo iba a querer alejarse de él, si desde que lo conoció era la persona que más quería?
— Nunca, nunca, querría alejarme de ti, Samuel. Jamás. Y cuando digo que quiero irme a vivir fuera de España, quiero decir 'nos iremos', porque quiero que estés conmigo en todo momento. Aunque solo si tú quieres...— Y como respuesta, solo recibió otro beso, esta vez más profundo y apasionado.— Oh, y odio mucho, mucho cuando me besas de esta manera, porque mis piernas tiemblan y apenas pueden sostenerme, además de que mi mente se nubla.— En parte era cierto, le molestaba que le besase de esa manera, porque sentía que su cuerpo pertenecía por completo a Samuel y eso lo asustaba más de lo que podría admitir; pero por otra parte adoraba esa sensación porque Samuel también era suyo.
— Odio como no crees en ti mismo, como no confías en mí cuando te digo que eres hermoso, que eres cariñoso y una de las personas más fuertes e inteligentes que conozco.— Guillermo sentía sus mejillas más y más sonrojadas, pero solo esperó a recibir el beso de Samuel.
— Odio como la mayoría de las mañanas me despierta tu... "Hey, muy buenas a todos..."— Ambos rieron, intentando no hacer mucho ruido pues aún seguían en aquel estrecho cubículo. Otro beso después, se quedaron en silencio.
— No hay más cosas que odie de ti... Bueno, sí, pero no querría que las cambiaras.— Guillermo sonrió pues él también pensaba eso, el menor solo se entusiasmaba por la parte de los besos.
— ¿Entonces, nosotros no cumplimos las reglas y no podremos ser una mejor pareja?— Guillermo se mordió el labio con fuerza, aguantando la risa. Habían escuchado decir que si decías las 7 cosas que odiabas de tu pareja, mientras después se besaban, su intimidad sería aún mayor y podrían llegar a ser una mejor pareja.
— Willy, creo que tú y yo ya somos la mejor pareja. Nos entendemos más de lo que puedo llegar a imaginar, nos reímos juntos, nos coordinamos...— Su novio lo interrumpió.
— Nos entendemos solo con una mirada, siempre tenemos de qué hablar, y... cada minuto que paso junto a ti es el mejor tiempo del mundo.— Samuel se quedó sorprendido por las palabras del menor, y no pudo hacer nada más que volver a besarlo.
— Te quiero.
— Y yo. Te quiero muchísimo, Samu.
Y volvieron a besarse, de esa forma que querrían repetir por años y años, para luego salir del baño.
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Drabbles.
FanfictionHistorias cortas sin ninguna relación entre ellas que podrán ser de cualquier pareja. P.D: Se aceptan pedidos.