Devuélvemela

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Apenas Joanne deslizó la llave por debajo de la puerta, Emma se separó con brusquedad de Rupert, respirando entrecortadamente.

-¿Qué ocurre?-Preguntó enfadado él.

-Jo... Ella... Se... Fue... Y... No... Nos... Despedimos... Nosotros...

Pero Rupert no se preocupó y se lanzó a sus labios nuevamente.

-Olvídala, ¿sí? Nos dejó solos a propósito. Incluso cerró con llave...

-Pero...

-Recuerda lo que me prometiste hace un rato...

Ella se quedó en silencio.

-Em...

-¿Sí?

-¿Te he dicho lo bien que te queda mi camisa?

-¿Lo crees así?

-¿Tú no?

-Mmm... No lo sé...

-De acuerdo, no te gusta.

-No es eso... Seguro que a ti te quedaría mejor.

-¿Tú crees?

-Tal vez...-Dijo ella con picardía.

Rupert vio su sonrisa y entendió a lo que ella se refería.

-Como digas.

Fingiendo estar ofendido, se paró y levantó a su novia, se la echó al hombro y comenzó a caminar hacia el cuarto.

-¡Hey! ¡Oye! ¡Suéltame! ¡RUPERT GRINT SUÉLTAME EN ESTE PRECISO INSTANTE!

-No lo haré.

Y siguió caminando tranquilamente, ignorando las patadas y maldiciones que ella le echaba.

Al llegar a la habitación, tiró a su novia sobre la cama y comenzó a desabotonar los botones de su camisa.

-¿Qué haces?-Preguntó Emma falsamente ofendida, impidiéndole continuar con su tarea.

-Si no te gusta cómo te queda mi camisa, debes devolvérmela.

-Pero tal vez sí me gusta.

-De todos modos debes devolvérmela. Quiero guardarla para que no se manche.

-No digas tonterías...

-¡Devuélvemela!

-No.

-Muy bien.

El chico se lanzó a sus labios. Las manos de la castaña dejaron su camisa y fueron detrás de la nuca del pelirrojo, para acercarlo más a ella.

Rupert sonrió y separó sus labios de los de Emma. Ella se sintió confundida hasta que sintió los labios de su novio en su cuello.

-Rupert...

-¿Me devolverás mi camisa?

-No.

-No me dejas opción.-Y siguió besando su cuello.

Cuando Emma ya había olvidado hasta su propio nombre, concentrada en su novio, Rupert aprovechó para desabrochar su propia camisa. Se la quitó y luego tocó el primer botón de la camisa de ella. Sus dedos la desabotonaron rápidamente, y, esta vez, Emma no opuso resistencia. Rupert volvió a sonreír y se dirigió a besar su vientre.

Un par de horas más tarde, cerca del mediodía, Emma dormía plácidamente sobre el pecho de su novio. Rupert nunca se había sentido tan feliz. De verdad la amaba.

La besó suavemente en los labios y él también se quedó dormido.

Junto al río Támesis (Emma Watson y Rupert Grint) [Grintson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora