Roma y Venecia

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Llamar 'cabaña' a la casita que habían alquilado a las afueras de Roma, la capital de Italia, era una falta de respeto total. Era mucho más pequeña que una cabaña; mucho más pintoresca y mucho más linda y cómoda.

Emma abrió los ojos muy confundida. Le dolía la cabeza y le parecía que había dormido sobre nubes y piedras. Era muy extraño.

-Buenos días, mi reina.

Ella sonrió al ver a Rupert a su lado.

-Hola.-Dijo estirándose para darle un beso.

-¿Cómo dormiste?

-Pésimo. Es decir, la cama es comodísima, pero dormir en el avión y en el aeropuerto... Además, como se retrasó el vuelo llegamos dos o tres horas más tarde.

Rupert sonrió.

-Hoy podemos quedarnos si no te sientes con ánimos de salir.

-¿Bromeas? Hoy tenemos que visitar Venecia. Toda mi vida quise ir. No me lo perdería por absolutamente nada. Menos si es un tonto dolor de cabeza. Me tomo algún remedio y listo.

Él rió.

-De acuerdo. Entonces tenemos que prepararnos.

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-Te dije que era a la izquierda.

-Perdón, perdón. Estas malditas calles no son rectas y me pierdo. Y el dichoso GPS no sería capaz de llevarnos a la otra cuadra sin hacer que nos perdamos.

Emma rió.

-Bien.-Dijo mirando la guía turística y pasando un par de páginas.-Entonces la siguiente a la derecha y se supone que llegamos a la ruta.

-Está bien.

Gracias a las indicaciones de Emma, y por una milagrosa casualidad, lograron no perderse y el auto alquilado condujo sin más inconvenientes hasta la ciudad más acuática del mundo, ya que Venecia tiene canales de agua en lugar de calles.

Tal y como Emma había supuesto, los paparazzis no molestaron mucho. Tal vez se debiera a que 'accidentalmente' había dicho que la luna de miel sería en las costas de México. Ups. Pequeño detalle. Pero el día que pasaron fue maravilloso y no tuvieron mayores problemas.

Cuando estaban almorzando, Emma envió un texto a Helena para avisarle dónde estaban y qué habían hecho.

-No va a responder. Envíale el texto a Julie.-Dijo Rupert con la boca llena de pasta.

-Rupert, por favor, tus modales. Ahora, ¿Por qué no va a responder?

-Oh, no lo sé.-Dijo él irónicamente.-Tal vez porque está con su novio a miles de millas de aquí y jamás usa el celular si no es para hablar con él. Hazme caso y envíale el texto a Julie o a Mark.

Emma dudó. Pero le hizo caso. Tal como Rupert le había dicho, Helena no respondió. Ni siquiera leyó el mensaje. Sí lo hizo Julie, que les aseguró que todos estaban bien y que nada malo había ocurrido desde que se habían marchado.

Emma sonreía al leerle el texto a Rupert.

-¿Lo ves? Están bien. Ahora, ¿Podemos olvidarnos de ellos y concentrarnos en nosotros? Estamos aquí por nuestra luna de miel...

Emma sonrió y le tomó la mano que él tenía apoyada sobre la mesa. Lo miró con ternura y dijo:

-Claro que sí. Ahora tenemos que ir a ver los puentes. Dime a cuál te gustaría ir primero.

-Buena pregunta...

Ambos terminaron de comer, pagaron y salieron. Pasearon de la mano por las estrechísimas veredas de la ciudad. Hicieron una visita de los puentes más importantes, dieron paseos en barco y visitaron otras atracciones más.

Junto al río Támesis (Emma Watson y Rupert Grint) [Grintson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora