Junto al río Támesis (Emma Watson y Rupert Grint) [Grintson]

Táctica y Estrategia

Bonnie le contó su plan a Dan.

-Conque esa es tu táctica. No es mala, pero le falta estrategia.

-¿Acaso tienes un mejor plan?

-Buen punto. Haremos eso entonces.

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Rupert y Emma, totalmente ajenos a lo ocurrido con los demás, estaban ocupados besándose en la habitación tras la sala de estar.

Eran las siete y media. Bonnie había avisado a Emma que pasarían por ellos a las ocho.

Las cosas se estaban calentando, Rupert había colocado las piernas de Emma alrededor de su cintura y estaba llevándola a la cama, mientras que desabotonaba la blusa que tenía puesta. Pero Emma aún no había perdido del todo el control, y al ver las intenciones de él puso ambas piernas en el suelo y suavemente se separó del pelirrojo. Sin mirarlo, se abotonó la blusa.

-¿Por qué has hecho eso?-Preguntó desilusionado Rupert.

-Porque Bonnie y Daniel pasarán por nosotros y creo que es mala idea que nos encuentren aquí.

Rupert se acercó a ella peligrosamente y le susurró:

-¿Por qué no cancelamos?

-No podemos... Bonnie dijo que llevan semanas planeando la cena. Lo siento, pero no podemos...

-Em... Por favor... Tengo que estar contigo...

-Luego de la cena podremos estar juntos. Pero tenemos que ir a cenar con ellos. Rupert...-Dijo al sentir sus labios en su cuello.-Por favor... No podemos... Rupert...-Él la había alzado y la había dejado sobre la cama.

-Vamos, Em...

-Lo siento. No.

-Em...-Dijo besándola en el cuello.

Emma tuvo una idea.

-Si ahora vamos a cenar con Bonnie y Dan, cuando regresemos seré tuya el tiempo que me pidas...-Le susurró al oído.

Rupert estaba desabotonándole la blusa, pero al oírla volvió a abrochar los botones.

-Recuerda que será el tiempo que te lo pida...

Emma sonrió. Había funcionado.

-El tiempo que quieras...

Sonó el timbre.

Rupert colocó a Emma alrededor de su cintura nuevamente mientras la besaba.

-Rupert... Tenemos un trato...

-Pero si ya abro.

Sin sacársela de encima ni dejar de besarla, Rupert salió de la habitación. Pasó por la puerta oculta, la cerró y salió a la cocina-comedor. Tomó la llave y la giró dos veces en la cerradura. Emma se bajó de Rupert y separó sus labios de los de él.

La puerta se abrió, mostrando a Bonnie y a Daniel vestidos con... ¿Bolsas de basura?

-¿Qué tienen puesto?

-Es una sorpresa. No pueden ver nuestros trajes. Ni los de ustedes.-Dijo Bonnie.

-¿Tienen trajes para nosotros?

-Así es.

-Pues estás loca si piensas que me voy a poner una bolsa de basura y salir a cenar así.

-No, ustedes no se van a poner las bolsas. Pero sí estos.-Bonnie sacó dos pañuelos blancos de su bolso.-Así todo será sorpresa.

Emma miró a Rupert, que parecía tan sorprendido como ella.

-Está bien. Pasen.

Daniel y Bonnie entraron. Se saludaron y Emma entró con Bonnie al cuarto de Rupert. Daniel llevó a Rupert a uno de los cuartos tras la sala de estar.

-Bonnie, ¿Por qué tanto misterio?

-Ya lo verán...

Bonnie estaba ayudando a Emma a ponerse lo que había traído, porque ella tenía los ojos vendados.

-Emma, no puedes sacarte la venda ni intentar engañarme para que te diga lo que tienes puesto, ¿de acuerdo?

Emma rió.

-Está bien.

Bonnie se quitó la bolsa de basura, dejando al descubierto su atuendo.

-Y ahora tengo que peinarte.

-¿Peinarme? ¿Por qué?

-Luego entenderás todo.

-Está bien. Confío en ti.

En el otro cuarto, la conversación era otra:

-Daniel Radcliffe, si cuando me miro descubro que me pusiste un ridículo disfraz de frasco de mayonesa o algo por el estilo, considérate hombre muerto.

Dan rió.

-No. Es algo bastante común. Pero no puedo decirte qué es o Bonnie va a matarme.

-¿Qué tan cerca estás de salir con ella?

-Aún no lo sé. Y... Estás listo.

Igual que Bonnie, Dan le dijo:

-No puedes sacarte la venda o aprovecharte de nuestra amistad para que te diga qué es tu atuendo.

-Está bien.

Daniel se quitó la bolsa, que dejó al descubierto su increíble disfraz y ayudó a Rupert a llegar a la cocina-comedor y sentarse en una silla. Pasados unos minutos, las chicas aparecieron.

Rupert se paró y se acercó a ambas. Olió el aire atentamente y se acercó a Emma. La besó suavemente y le dijo:

-No puedo verte, pero seguro te ves hermosa, como siempre.

-Y seguro que tú estás muy guapo.

-Oigan, pueden decir zalamerías después. Tenemos que irnos.

Bonnie y Daniel ayudaron a Rupert y a Emma a bajar las escaleras (eso fue un poco complicado) y a subir al coche.

Hicieron un par de cuadras antes de doblar por primera vez. A partir de ahí, Emma ya no supo dónde se encontraban.

Cuando Dan llevaba una buena cantidad de minutos conduciendo, Rupert frunció la nariz y preguntó:

-¿No nos estarán llevando a una conferencia de prensa, un lugar para que nos ridiculicen o algo así, ¿cierto?

-No estuviste ni cerca.

Tras otros minutos, Daniel detuvo el coche. Él y Bonnie ayudaron a Rupert y a Emma a bajarse. Abrieron una puerta y entraron a un lugar que, por supuesto, ninguno de los dos novios podía ver.

Rupert y Emma, de la mano, no sabían dónde estaban. Todo era absoluto silencio. Escucharon un ruido metálico y luego la voz de su amigo amplificada gracias a un micrófono:

-Ya han llegado. Quítenles las vendas.

-¡SORPRESA!

Y los pañuelos blancos cayeron.