¿Lo entienden, cierto?

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Rupert entró a su cuarto. Emma lloraba con la cabeza en la almohada. Él se sentó a su lado. Le acarició el cabello cuidadosamente.

-Cielo...

-'Emma'. Me dijo 'Emma'. No me dijo 'mamá', como había comenzado a hacer. Me dijo 'Emma'. Mi nombre. Me llamó por mi nombre.

-Em...

-No quiere. Claro que no quiere. Tiene catorce años. Es grande. Es comprensible que no quiera. Pero yo creía que... Después de lo que hemos pasado juntos...

-Emma...

-Pero es evidente que me equivoqué. Ella no quiere. No me quiere. Me odia.¡No quiere! ¡Y yo que creí que...!

-¡Emma Watson escúchame inmediatamente!

-¿Qué?

Ella se dio vuelta para mirarlo.

-Emma, estás siendo ridícula. Y exagerada. Ella sí te quiere. No te odia. Vamos, tú lo sabes...

-Pero, Rupert, yo...

-Ella está confundida. Sólo eso. No te odia ni te detesta ni nada. Lo sabes. No te pongas así...

-Rupert, tú no me entiendes...

-Claro que sí. Temes que no te ame. Temes que no te quiera como madre. Temes que crea que eres mala madre. Temes no poder darle el amor que desee. Temes, temes, temes. Eso es lo que te pasa. Tienes miedo. Y es comprensible. Todo esto asusta un poco. Emma, yo te amo. Y te entiendo. No tienes por qué preocuparte. Nada saldrá mal. Lo prometo.

Emma volvió a sollozar.

-Está bien, sabes cómo me siento. Pero...

-¿Qué?

-Te amo.

Ella se acercó a él y lo besó.

-Lo siento. Me comporté como una tonta.

Rupert le secó las lágrimas con suavidad.

-No es cierto. Te comportaste como una madre que se preocupa por sus hijos. Y eso es muy tierno.

Ella le sonrió.

***---***---***---***---***

El día pasó lento. Muy, muy, muy lento. Rupert, Emma y Ryan fueron a tomar un helado. Helena no quiso ir. Se quedó en el apartamento.

Luego almorzaron. La adolescente apenas terminó su plato volvió a encerrarse en su cuarto. Su actitud no hizo más que afirmar las sospechas de Emma: Ella no quería que la adoptaran.

A la tarde, Rupert se puso a ver la televisión con Ryan. Helena no salía de su cuarto y Emma se fue a dormir la siesta. Estaba cansada.

Pero no pudo pegar un ojo, ya que estaba pensando en todo lo ocurrido. Cerca de las cinco, Rupert entró para ver si estaba dormida.

-Emma... No has pegado un ojo, ¿cierto?

-No, a decir verdad.

Él se puso serio.

-Emma, tienes que descansar. No es sano que duermas tan poco.

-Pero...

-Me acostaré contigo.-Emma puso una expresión extraña.-No es en ese sentido.-Corrigió él, ruborizado.-Sólo quiero que descanses un poco.

Rupert se puso su pijama y entró a la cama. Se acercó a Emma y la abrazó.

-Todo va a salir bien. Lo prometo. Tú quédate tranquila.

Junto al río Támesis (Emma Watson y Rupert Grint) [Grintson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora