Un motivo para quedarme...

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Emma vio cómo Rupert, nervioso, se acercaba a ella. Se dio cuenta de lo que pretendía él y se ruborizó ligeramente. Pero no pudo más.

Lo había extrañado tanto, cada minuto pensaba en él, no podía escuchar nada que tuviera que ver con Harry Potter porque inevitablemente sentía su ausencia. No había vuelto a verlo, pero sí había oído que él decía que la quería como a una hermana. Eso rompió su corazón. Así que decidió decir lo mismo que él, sólo para evitar confesarse a sí misma que lo amaba. Pero ya no podía más. Había esperado suficiente tiempo, y era hora de dejar de sufrir.

Rupert, por su parte, no había podido dejar de pensar en ella y en ese breve beso desde hacía cinco años. Casi no había sabido nada de ella. Su madre, su hermana, sus amigos, todos querían conseguirle una novia, pero él sencillamente no podía amar a otra mujer que no fuera Emma. No sabía cuándo se había dado cuenta de lo que sentía por ella, pero desde que se habían separado, sentía que le faltaba algo. Habló con Daniel, que en la realidad también era su mejor amigo. Él le recomendó que la esperara, y que, mientras tanto, intentara verla como él mismo la veía, como una hermana. Por eso había dicho todas esas tonterías acerca de su único beso. No podía dejar de pensar en sus labios y el contacto de ellos con los suyos. Por eso cuando la vio, más hermosa que nunca, decidió que era una oportunidad que no podía dejar pasar. Y, tras decirle que quería ser el motivo por el cuál ella se quedara en Londres, se acercó, dispuesto a no volver a dejarla ir.

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Evanna Lynch salía del funeral del brazo de Matthew Lewis, lista para empacar y volver a Escocia a filmar la serie. Sin embargo, extrañaría mucho Londres y a sus amigos. 

Habló con Matthew y se pusieron de acuerdo.

Evanna se quedaría en su hotel, para hablar con el director de la filmación. Y él hablaría con su novia para preguntarle si podía conseguirle un apartamento cerca de su casa en Londres. Estaba decidido, tras mudarse, viviría con Evanna y podría visitar a Cecily más seguido. Sería divertido.

De modo que ambos caminaban felices, seguros de lo que querían en su futuro.

De pronto, Evanna vio algo. Tomó a Matthew del brazo y lo ocultó tras una columna, parándose en frente de él, impidiéndole salir de allí.

-Evanna, me halagas, pero tengo novia, y no creo que...

-Shhh, cállate, tonto. Pueden oírnos.

-¿Quiénes? Un segundo...-Dijo volteándose para intentar ver lo que Evanna había visto.-¿Me lo hace la vista o allí están Rupert Grint y Emma Watson besándose como si la vida se les fuera en ello?

-Demonios, dije que te calles, pueden oírnos.-Repitió ella, exasperada.

Sin embargo, la pareja estaba tan absorta en lo que hacía que ni siquiera notaron su presencia.

Evanna dudó, el camino más corto al hotel era siguiendo la costanera, pero... no, no los interrumpiría. Así que firmemente tomó a Matthew nuevamente del brazo y lo obligó a regresar por donde habían llegado.

Cuando estuvieron lejos de la feliz pareja, Evanna dijo:

-Maldición, eso estuvo cerca. Deberías aprender a callarte.

-Lo siento, no los había visto. Pero, ¿qué demonios sucede?

-¡Que se aman, eso sucede! Se han dado cuenta hoy.

-¿Tú sabías?

-¡Claro que no! Pero era obvio, ¿no?

-Sí, eso parece.

-Ahora tendremos que tomar otro camino, no queremos pasar por allí e interrumpirlos.

-Buen punto.

-De modo que hay que ir por otro lado, vamos.

Y ambos siguieron como si nada hubiera pasado, pensando lo mismo: ayudarían a Emma y Rupert, todo sería secreto si así lo deseaban ambos.

Junto al río Támesis (Emma Watson y Rupert Grint) [Grintson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora