La noticia

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Lyn estaba muy feliz. Por fin se había casado con Miles. Aún no lo creía. Parecía todo un sueño...

Ally la había ayudado a arreglarse. Su padre la había conducido hasta el altar, donde la esperaba Miles. Él había sonreído. Desde allí Lyn había dejado de prestar atención al discurso del párroco y sólo había tenido ojos para su prometido. Cuando ambos dieron el sí y se besaron, Lynda supo que aquello era un verdadero "para siempre".

Los invitados a la boda eran muchos. Lynda y Miles tenían muchos amigos, aunque pocos familiares. De los Weasley se hallaban Dan, Bonnie, Peter, Paul, Samuel, Will, Helena, Arthur, Ally, Ryan y Daphne. Los demás habían sido invitados pero habían rechazado la invitación gentilmente. Preferían dejar su lugar a personas que realmente conocieran a la pareja y que se merecieran estar allí.

Helena y Will habían sido de los mejores padrinos de la historia, muy responsables y muy atentos a todo. Lyn y Miles les estaban muy agradecidos por ello.

Ahora los cuatro estaban sentados a la mesa comiendo mientras los demás invitados, en las otras mesas, acababan sus platos y charlaban entre sí.

Ally estaba siendo presentada oficialmente a sus suegros. Dan, que llevaba días sin dormir bien y comiendo mal por una deuda gigantesca que tenía la película que estaba dirigiendo, y que había tenido que hacerse cargo de los tres niños por tres días porque Bonnie se había enfermado, se limitaba a mirar a Arthur y Ally de vez en cuando mientras comía todo lo que tenía a su alcance. Moría de hambre, pobre hombre.

Arthur se sentía orgulloso de poder presentar a Ally a sus padres, pero temía que Bonnie metiera la nariz donde no debía y lo echara todo a perder. Ally temía lo mismo que él.

Bonnie, por su parte, sonreía con profunda y verdadera alegría y estaba decidida a no preguntar nada y dejar que la pareja hablara. No quería entrometerse. Ally le parecía una buena chica y la ideal para Arthur. Además, era gracioso ver que ambos esperaban que ella dijese algo... Lo único que Bonnie temía era que Arthur decidiera mudarse a Edimburgo, finalmente. Pero un comentario de Ally la tranquilizó. Si ella trabajaba en Londres era poco probable que Arthur decidiera dejarla. Además, era obvio que se habían acostado.

Ally se puso de pie, pidió disculpas y fue a hablar con su madre, que estaba haciéndole una seña.

Bonnie no levantó la vista de su plato para decir:

-¿Cuándo te acostaste con ella, Arthur?

Dan reprimió una carcajada mientras Arthur enrojecía.

-Yo no... Nosotros no...

-Oh, vamos, Arthur. Te conozco, es evidente.-Dijo Bonnie calmadamente.

Arthur se sonrojó aún más.

-Yo... Yo no... ¿Es tan obvio?-Preguntó dándose por vencido.

-Para nosotros que te conocemos bien. Pero no creo que nadie más lo note.-Dijo Dan encogiéndose de hombros.

Arthur miró a su madre.

-Mamá... Puedo explicarlo...

Bonnie soltó una carcajada.

-Tranquilo. Ya eres mayor. Puedes tomar tus propias decisiones. Es tu vida.

-¿Lo dices en serio?

-¡Claro que lo digo en serio! Tienes diecinueve y ya eres maduro como para decidir por ti mismo. Si quieres acostarte con Ally, allá tú. Pero eso sí.-Lo amenazó.-No cometas ninguna estupidez.

-No lo haré.

-Lo único que te pido es que si vas a mudarte me lo digas.-Dijo amargamente.

Arthur se acercó a su madre y la abrazó.

Junto al río Támesis (Emma Watson y Rupert Grint) [Grintson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora