Intentos

1K 71 4
                                    

Cuando llegó Rupert a su casa, era entrada la noche.

A pesar de que todo había salido bien y que los dos recién nacidos eran sanos y no tenían ningún problema, los Weasley habían salido del hospital muy tarde.

Sophie Gleeson, la hija de Clémence y Domhnall, era rubia y tenía los ojos del color de los de su padre.

Thomas Phelps era un pelirrojo idéntico a su padre y a su tío (excepto por el cabello, que en ambos era marrón).

Ambos niños eran adorables y muy tiernos.

Pero volviendo al comienzo, cuando Rupert regresó a su casa ya era muy tarde. Era sábado por la noche, así que no dudaba que los hijos de Dan se habían quedado a dormir.

Cuando entró, todo estaba oscuro y en silencio.

Se asomó al cuarto de Ryan. El pelirrojo y Arthur dormían allí.

Luego miró en el otro cuarto. Daphne en una de las camas.

Subió las escaleras, dejando a su paso las llaves en la cocina.

En el cuarto de Helena estaban ella y Will, y, para satisfacción del pelirrojo, tenían toda la ropa puesta.

Siguió su camino hasta la puerta de su cuarto. Estaba cerrada. La abrió.

Emma dormía en la cama, cubierta por una sábana. Rupert sonrió: Su silueta marcada por la sábana era muy hermosa.

El pelirrojo se puso el pijama y se lavó los dientes. Cuando salió del baño, Emma estaba parada junto a la puerta mirándolo. Rupert tomó su rostro entre sus manos y la besó. Ella le correspondió y sonrió.

-Es muy tarde.

-Lo sé. Lo siento. Pero a Domhnall se le descompuso el coche y tuve que llevarlo a él y a su familia hasta su casa. Y al principio parecía que Thomas no iba a poder irse. Pero al final salió todo bien y pude volver.

Emma le acarició la mejilla.

-Estás cansado.

-Sí.

-No era una pregunta. Se nota mucho.

-Estoy bien. No tienes que preocuparte.

-De todas formas lo haré. Tienes veintiocho y ahora pareces de cuarenta.

Rupert sonrió.

-¿Tan mal me ves?

-Mmm... Creo que exageré un poco.

-¿Sólo un poco?

-Está bien. Exageré del todo.

Él la besó y le puso ambas manos en el vientre.

-Pues para tener veintisiete recién cumplidos y estar embarazada de mellizos, tú no estás nada mal. Y hablando de eso, ¿Cómo han estado mis dos pequeños?

-Bastante molestos. Se la han pasado dando patadas.

-Es injusto. Yo jamás los sentí patear, sólo lo hacen contigo.

Emma sonrió y le acarició las manos.

-Mira, voy a enseñarte.

Se acostó boca arriba e hizo que Rupert se sentara a su lado. Le tomó una mano con cariño y le apoyó la otra sobre su abultada panza.

-Vamos, saluden a papá. Lleva meses esperando verlos. Digan 'hola'.

Rupert esperó pero no sintió nada.

-Eres muy dulce, Em, pero no lo harán. Tengo que aceptarlo.

Se inclinó sobre ella, la besó y susurró:

Junto al río Támesis (Emma Watson y Rupert Grint) [Grintson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora