– solo tenía curiosidad de saber cómo es la puta con la que te casaste, cariño.
Vale, hay que aclarar que el apodo que le ponga realmente no me interesa, lo que realmente me molesta es su insulto, tal vez pueda aguantarlo si viene de parte de personas que previamente conozco y me caen bien, como Adam, por ejemplo, que me lo diga una desconocida, que al parecer tiene algo con el idiota de Axel, puede..no, me molesta demasiado, tanto que me levanto de golpe, deslizando la silla hacia atrás, golpeo la mesa de mi escritorio con ambas manos asustándola un poco, lo sé por como retrocede escondiendo medio cuerpo detrás del de mi queridísimo (nótese el sarcasmo) esposo, os aseguro que de no haberse escondido detrás de él, ya tuviera mi puño enterrado en su torcida dentadura.
– si soy puta o Santa, eso a ti no te importa – por primera vez desde que pisó mi despacho, Axel clava su azulada mirada en mi, siento como si esa mirada traspasara mi piel por lo que me obligo a mí misma a concentrarme en esa pelirroja – cuida de tu vida que de mis nalgas me encargo yo.
Dicho eso pulso un botón rojo situado en la parte baja de mi escritorio, en menos de un segundo dos hombres de seguridad abren la puerta, con una mirada ordeno que se lleven a la intrusa, y así lo hacen, sin hacer preguntas, sin titubear, simplemente se acercan, le coge del codo arrebatándosela a Axel y se la llevan casi a rastras mientras ella lanza insultos hacia mi persona, diciendo cosas que no entiendo, algo como que no sé dónde me estoy metiendo, que los secretos acabaran conmigo o algo por el estilo, realmente no le tomo importancia, no es como si vaya a estar casada con él toda mi miserable existencia, realmente ni siquiera me imagino teniendo una pareja estable como para que ahora me replantee la idea de seguir casada con alguien a quien ni siquiera tolero.
– te dijo algo? – pregunta con voz dura.
Creo que prefiero al otro Axel, al que siempre tiene una sonrisa en el rostro, al que le gusta molestarme constantemente, si, lo prefiero a él antes que a este, parece una persona completamente distinta, su mirada se ha vuelto más oscura, más peligrosa, sus labios apretados en una fina línea.
– te dijo algo?
Repite esta vez parado frente a mi, a unos pocos centímetros, no me di cuenta cuando fue que se acercó tanto.
– no, no le dio tiempo a decir nada – murmuro posando ambas manos sobre su pecho – ahora aléjate .
Empujo hacia atrás con intención de recuperar mi espacio personal, pero no se mueve un solo milímetro, al contrario, pone una mano en mi cintura y tira de mi pegándome a su cuerpo, ya no tiene ese semblante serio y escalofriante, poco a poco una media sonrisa se plasma en sus carnosos labios, intento dar un paso hacia atrás pero me tiene bien sujeta, empieza a caminar obligándome a retroceder con el, mi corazón empieza a palpitar con fuerza cuando mi espalda choca con el cristal del gran ventanal de mi despacho, rezo mentalmente para que mi secretaria aparezca, pero es inútil siquiera intentarlo, o intentar escapar, me tiene acorralada.
– he querido hacer esto desde el día en que te conocí, pajarito.
Acerca su rostro al mío, su nariz choca con la mía, mis manos se aferran con fuerza al saco de su traje, mi corazón empieza a latir con fuerza, frustrado por no poder moverlo, por no poder alejar ese adictivo olor de mi, entre abro los labios con intención de inventar alguna excusa para que se aleje, pero Axel ladea la cabeza y pega sus labios a los míos, suaves, húmedos y carnosos, blandos con un toque dulce en ellos, con su lengua moja mi labio inferior, después el superior.
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Verdades Ocultas
RomanceLa Vegas, el inicio de una serie de malas tomas de decisiones, Sam no era diferente a esas miles de personas que tras un larga noche de borrachera, despertó en cama de otro (lo cual no es una novedad), con un anillo en su dedo anular, no cualquier a...